Los bateadores cienfuegueros han propinado dos nocauts consecutivos. Así también los juegos terminan más temprano, ¿no? Autor: Juan Moreno Publicado: 21/09/2017 | 04:52 pm
Este martes hablamos un poco sobre los juegos más rápidos en series nacionales y dejé la ventana abierta para recibir el criterio de otros especialistas y algunos lectores «enciclopédicos» que se las saben todas.
Pues bien, enseguida nos respondió el profesor Osvaldo Rojas Garay, periodista del periódico Vanguardia y la emisora CMHW de Santa Clara. En su archivo estaban los apuntes sobre aquel juego relámpago que recordábamos vagamente, entre los equipos de Ciego de Ávila y Holguín.
El partido se celebró en Antillas, el domingo 8 de diciembre de 1996, y duró solo una hora y 42 minutos. Pero el «profe» Rojas piensa que debe haber algún otro de menor duración.
Ese día ganaron los avileños dos carreras por cero, apoyados en un cuadrangular de Franklin López y en la excelente labor desde el montículo de Juan Bárbaro Cruz, quien realizó apenas 74 lanzamientos en las nueve entradas completas. Perdió Alfredo Sánchez.
«Con relación a los lanzamientos —explica Rojas—, recuerdo que en ocasión de la sexta Serie Selectiva, el 9 de abril de 1980, el estelar lanzador pinareño Jesús Guerra (padre) empleó 76 envíos (55 strikes y 21 bolas) para pintar de blanco a Las Villas, una carrera por cero.
«Los villareños eran el conjunto más bateador de aquella serie. Recordemos su alineación: Pedro Jova (ss), Osvaldo Oliva (lf), Antonio Muñoz (1b), Pedro José Rodríguez (3b), Alejo OReilly (bd), Víctor Mesa (cf), Miguel Rojas (2b), Alberto Martínez (c) y José Raúl Delgado (rf). También tuvieron actuación en ese desafío, realizado en el estadio Capitán San Luis, Héctor Olivera, Sixto Hernández y Lázaro Pérez Hernández.
«Al igual que Juan Bárbaro Cruz y Guerra, el villaclareño Arael Sánchez trabajó en una oportunidad con tremenda economía frente a Camagüey, selección ante la cual hizo 72 lanzamientos en nueve entradas. Sin embargo, el juego se fue a extrainning y Arael concluyó su labor con 83 envíos.
«De todas formas, todos ellos se quedaron chiquitos ante la eficiencia del zurdo habanero Pablo Chávez, quien apenas tuvo balance de dos éxitos y siete fracasos en series nacionales. Pero su día fue el domingo 2 de diciembre de 1984, cuando empleó solo 70 envíos en su lechada de 7-0 contra Guantánamo.
«Ese fue el segundo choque de un doble programa, efectuado en el estadio Manuel Fuentes, de Baracoa. Así consta en una nota publicada en el periódico espirituano Escambray, el 7 de diciembre de 1984, donde se señala que 47 lanzamientos de Chávez fueron strikes y 23 resultaron bolas.
«Finalmente, les cuento otra curiosidad, más allá de nuestros torneos beisboleros: Rogelio Limonar Martínez utilizó 63 lanzamientos en un choque contra Canadá, durante el campeonato mundial de 1943. Es lo que se dice en la página 34 de la revista Bohemia, correspondiente al 19 de noviembre de 1971».
Ya ven ustedes cuánta información nos dio Rojas de un plumazo. Por cierto, a propósito del tema escribió también Máximo García, ginecólogo del Policlínico 1ro. de Enero, en el municipio de Playa, Ciudad de La Habana.
Refiere Máximo que en las primeras series nacionales se celebró un juego de solo una hora y 20 minutos en el estadio Latinoamericano. «Si mal no recuerdo —confiesa—, terminó dos carreras por cero a favor de Industriales frente a los Azucareros. Los vencedores contaron con Manuel Hurtado en el montículo, cuando este realizaba su famoso doble wind up. No recuerdo en qué serie fue, pero aquello constituyó algo fenomenal».
Bueno, ahí tenemos otra pista. No obstante, anoche llamó a nuestra redacción Luis Valdés Machado, quien fungió como árbitro en Series Nacionales desde 1970 hasta 1984. Él cuenta que trabajó detrás de home en un choque entre Isla de la Juventud y Orientales (o Santiago de Cuba), celebrado en el estadio Cristóbal Labra, el cual duró una hora y 28 minutos.
Según Valdés Machado, José Luis Alemán completó el juego por los ganadores. Ese día también impartieron justicia Luis Felipe Casañas y Manuel «el chino» Hernández.
En fin, gracias a todos los lectores que se aventuraron a la polémica, en especial a Onel Acanda, el primero en escribir, aunque no aclara bien su centro laboral.
Dejé para el final un breve comentario sobre mi gazapo. El martes escribí: «Imagínense si apretaron matanceros y yumurinos…», pero debí referirme a «pineros y yumurinos», porque hablaba sobre el citado choque entre Matanzas y La Isla.
¿Qué les puedo decir? Se me fue una bola por debajo del guante. No debe pasar, pero eso también está en el juego.