Aroldis Chapman necesita dar más strikes para convertirse en un coloso. Foto: Ángel Yu Wilber Pérez tiene un enemigo confeso: su control. Foto: Calixto N. Llanes Como en Nueva Gerona todavía no se puede jugar de noche, fue el zurdo Wilber Pérez quien lanzó las primeras pelotas en la XLVIII Serie Nacional de Béisbol después del Clásico Mundial. El mentor de los pineros, Armando Johnson, lo colocó frente a Metropolitanos, acaso porque los guerreros de la capital pasan sus apuros ante los lanzadores de la llamada mano equivocada (les bateaban 265 y 307 a los derechos).
El siniestro de La Isla archiva 52 éxitos y 46 fracasos en nueve temporadas (8-4 en la presente campaña, después de caer este viernes), pero tiene un enemigo confeso: su control. Tanto, que es el puntero en bases por bolas del campeonato (52) y ello probablemente le costó no integrar el equipo Cuba para el II Clásico Mundial.
Hace seis años, en la Serie XLII, Wilber concedió 74 boletos, un récord todavía vigente para su equipo. Se trata de un mal de fondo en nuestra pelota, pues entre los diez punteros en este departamento durante la actual campaña aparecen otros cuatro zurdos.
Uno de ellos es el supersónico holguinero Aroldis Chapman (42), quien si mejora este aspecto pudiera convertirse en un verdadero coloso. Otros dos pertenecen a Industriales —Ian Rendón (42) y Rigoberto Arrebato (38)—, y el último viste la franela de Metros: Joan Socarrás (40).
En todos los casos se trata de jóvenes con mucho talento, lo cual pone en jaque a sus entrenadores. Para superar esta laguna la única receta es el trabajo constante. Piense en el impresionante pitcheo zurdo que Corea del Sur presentó en el Clásico, y saque usted sus propias conclusiones.