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El León de los cubanos en Beijing 2008

Uno de los voluntarios chinos que apoyó a la delegación olímpica cubana habla de trabajo y amistad

Autor:

Juventud Rebelde

La labor de Zhao Cheng fue vital para la delegación olímpica cubana. BEIJING.— Zhao Cheng —León es su nombre en español— es uno de los voluntarios que trabajó con la delegación cubana en los recién finalizados Juegos Olímpicos de Beijing 2008. A sus 22 años le sobran asombros y ganas, así que la intensa lluvia no pudo evitar que nos encontráramos para conversar con los lectores de JR sobre sus experiencias de trabajo durante el último mes. Para él ha sido una gran oportunidad trabajar con los cubanos y su modestia no le permite decir que su apoyo ha sido esencial para el éxito de la participación de nuestros atletas en esta cita estival.

Estudiante de tercer año de la especialidad de Español en la Universidad No. 2 de Lenguas Extranjeras de Beijing, León, estuvo desde el primer día con los nuestros. Recuerda cuando arribaron a la capital china los miembros de nuestra delegación deportiva el 21 de julio pasado.

«Llegaron realmente muy cansados después del largo viaje, pero tras el merecido descanso, se mostraron tal cual son, alegres, muy amables y apasionados», apunta, quien fue el traductor de parte de la directiva del INDER, que se encargó de la logística.

«Principalmente apoyé a la dirección de la delegación en los distintos trámites. Coordiné el transporte e hice todo tipo de gestiones. Nada, mi tarea fundamental fue resolver los problemas», dice con orgullo y una carcajada infantil, antesala de varias de sus respuestas.

Según cuenta, esos desconocidos a medida que pasaron los días se hicieron muy cercanos, y está seguro de que los echará de menos. Con todos, y especialmente con los que trabajó más estrechamente, no solo practicó su español, sino que aprendió palabras y frases nuevas.

—Cuéntame qué has aprendido.

—Bueno, por ejemplo, el saludo: ¡¿Qué bolá?!, se ríe.

Ahora sé lo que es una guagua, antes para mí ese transporte se llamaba autobús o camión. ¡Imaginas lo que he tenido que usar esa palabra! Me han dicho miles de veces: «León necesitamos una guagua para esta hora», «avisa al chofer de la guagua que salimos en diez minutos para una competencia», recuerda.

—La primera vez que oí la palabra «carro», me quedé en blanco y tuve que preguntar... ¡ah, un coche!, dije, cuando supe. Por suerte, los cubanos siempre están dispuestos a explicar.

León degusta un café caliente. Está un poco mojado y tal vez por eso recuerda uno de esos días difíciles en que casi un incidente lo sobrepasa, pero finalmente pudo salvar la situación y se sintió pleno.

«No dejaban entrar a la Villa a un deportista cubano que había perdido su credencial. Llovía mucho ese día y tuve que salir hasta la puerta a buscarlo. Realmente la vida de un voluntario es muy dura. Llegué empapado y el deportista también lo estaba, sin embargo, mostraba una sonrisa. Fue muy bueno haber estado ahí para que todo se solucionara, porque su agradecimiento fue el mejor premio, comenta.

«Otro momento muy importante para mí fue cuando le pedí una firma a Dayron Robles. Pensé que era muy difícil tener la atención de una persona tan famosa en China, pero él aceptó con mucha sencillez y cariño. Para mí fue emocionante.

«Al principio fue difícil adaptarme a traducir, pero con el paso de las intensas jornadas fui mejorando. Mi vocabulario se ha ampliado, dice.

«Me gustó trabajar con la delegación cubana y creo que fue una buena oportunidad para mí. He practicado mucho el español. ¡Ha sido una fortuna para mí, he trabajado para hacer lo mejor posible!

«Lo mejor de todo es la amistad que hemos construido en Beijing 2008. Voy a extrañarlos», concluye León.

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