Imaday Núñez siente añoranza por competir. Fotos: Franklin Reyes
BARQUISIMETO, Venezuela.— Imaday Núnez siente añoranza por competir. Ahora solo tiene el consuelo de ver nadar a sus antiguos compañeros y le reconforta apreciar cómo la natación cubana trata de desbrozar caminos.
La máxima ganadora de medallas en los I Juegos del ALBA asiste como invitada a la segunda versión, en esta Ciudad de los Crepúsculos.
«Un año después de aquel porrazo que recibí, cuando supe que por razones de salud debía acogerme al retiro como nadadora, todavía lo llevo clavado en el alma. Nunca me acostumbraré a verlo todo desde afuera», me dijo esta bella joven vecina de Alamar, en La Habana del Este.
Tras la ausencia de Imaday, la jovencita Heysi Villareal parece la mejor exponente de la natación cubana. Imaday recuerda que desde el primer minuto quedó atrapada por una mezcla de tristeza e impotencia. Se sintió tan atormentada, que en la soledad de su cuarto le molestaba el «ruido» del silencio.
«El mundo se me vino abajo. Sufrí y sufro, pero me resigno a una vida diferente; debo acostumbrarme y luchar por salir airosa frente a los designios del destino», comenta.
Reconoce haber tenido amigos «en las buenas y en las malas», incluso algunos que no conoce, pero que la quieren y la apoyan, unas veces mediante la reconfortante palmada en el hombro; otras, cuando alguien le regala una flor.