Meylin Consuegra (arriba) no tuvo «suerte» con el arbitraje. Foto: Ismael Francisco, enviado especial CARTAGENA DE INDIAS, Colombia.— «Algún día tenía que pasar, pero no queríamos que fuera de esa manera» fue la respuesta de Pedro Val, jefe de entrenadores de la lucha grecorromana cubana, que este lunes cedió por primera vez en la historia un cetro en Juegos Centroamericanos y del Caribe.
El inesperado suceso ocurrió en el coliseo Chico de Hierro, en esta ciudad, donde nuestra representación consiguió sus dos primeras coronas, y sufrió una controversial definición en la primera pelea del experimentado Luis Méndez en la división de 84 kilogramos.
Transcurría el tercer parcial del duelo de Méndez con el colombiano Cristian Mosquera, y después de repartirse el triunfo en los dos primeros parciales, el pleito pudo definirse cuando el anfitrión pisó fuera de los límites del colchón. Pero, contrario a lo decretado por los jueces actuantes, el presidente del jurado no aceptó las evidencias del video y desestimó la posible victoria del cubano.
Comenzó así una verdadera lucha contra rivales y jueces, de la que salió luego ileso, por calidad y maestría, el estelar Lázaro Rivas.
Para convertirse en dueño y señor de la categoría de 55 kilogramos, Rivas navegó con cierta tranquilidad hasta la pelea que definió su pase a la discusión del oro, pues le tocó enfrentar al peligroso venezolano Jorge Cardozo, a quien anteriormente había encontrado cuatro veces en su camino en torneos internacionales.
«Nos conocemos muy bien, y ya él me había ganado en una ocasión, por lo que me preparé para luchar muy fuerte y no darle libertades», nos contó Rivas momentos antes de recibir la medalla que lo acredita una vez más como monarca de la región centrocaribeña.
Su triunfo en los dos tiempos (3-2 y 3-1) no dejó dudas sobre su superioridad, y con menos oposición caminó luego la ruta hacia el trono, dejando en el camino al dominicano Jansel Ramírez.
Quien sí tuvo que sudar mucho para imponerse fue Meylin Consuegra en la división de 66 kilogramos, en la que otra vez la actuación de los árbitros dejó mucho que desear.
Con el duelo igualado, el cubano supo controlar el cansancio y una herida en una de sus cejas, y sobre todo el empuje del quisqueyano Ángelo Motta.
Muy tenso fueron los últimos momentos del definitivo pleito, pero finalmente el gladiador criollo, que por primera vez concursa en estas lides, respondió con un desbalance para imponerse 9-3.
Por lo visto hasta ahora, memorables batallas se vivirán sobre el colchón en la jornada de hoy, cuando otros tres cubanos —el subcampeón olímpico Roberto Monzón, Odelis Guerrero y Alaín Rivas— salgan en busca de nuevos lauros.
Definitivamente —y a pesar de las gestiones hechas por todos los delegados— el Comité Organizador no aceptó la inclusión de la división superpesada por no completarse el cupo establecido, lo que priva a nuestra delegación del esperado triunfo de Mijaín López.
«El panorama no va a cambiar, y además de sufrir con los jueces, tendremos muy buena rivalidad porque el nivel en el área ha crecido bastante. Ya los dominicanos estuvieron en las tres finales, y los venezolanos empiezan a dar dolores de cabeza», fueron algunas de las previsiones de Val, refiriéndose a los nuevos retos que les esperan.
Ojalá que no haya más equivocaciones.