Que un bebé nazca a las 36 semanas de gestación, no es noticia. Pero que vea la luz a bordo de un avión, ya tiene otros quilates. Eso fue lo que le ocurrió al primogénito de Cristina Penton, quien apenas despegó la nave rumbo a Dallas, sintió que el momento llegaba. El aparato se dispuso entonces a aterrizar en Nueva Orleans, pero cuando tocaron pista, el neonato ya estaba en brazos de su madre, auxiliada por un pediatra y una enfermera que iban como viajeros. La aerolínea Spirit premió al pequeño con un vuelo gratis de por vida, junto a un acompañante, cada día de su cumpleaños. Ahora solo falta que Christoph, como llamaron al niño, crezca como tantos otros, con miedo a los aviones.