Hace tres años, una empresa envió una botella de whisky a una Estación Espacial Internacional, y la misión ya está a punto de finalizar: el 12 de septiembre regresará a tierra firme. Pero no se trata solo de descorcharlo apenas llegue. Primero será estudiado por científicos y comparado con otra botella encorchada al mismo tiempo que la destinada al espacio exterior. Ambos fueron guardados con partículas de roble añejo y el plan es ver cómo interactuaron esas partículas para determinar las diferencias entre ambos. La destilería Ardbeg fue la primera en llevar la pasión terrestre por las bebidas alcohólicas más allá de las fronteras de este planeta. ¿A qué sabrá ese whisky pasado por el espacio?