Una joven brasileña fue secuestrada minutos antes de casarse, pero el mal no llegó a mayores. Mariele Correa se encontraba con velo y todo en la puerta de la iglesia, cuando unos asaltantes la tomaron por el brazo y la forzaron a montarse en el mismo coche en el que había llegado, sin que la familia se percatase. Veinte minutos después fue liberada por los cacos, solo que sin joyas ni auto, y a diez kilómetros de la capilla. No se explicó cómo, pero logró llegar antes que el novio pensara que lo había abandonado.