Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

En Estonia, un oficial de policía casi se llevó las manos a la cabeza al detener a un automovilista que conducía en estado de embriaguez y para colmo... ¡era ciego! Ver para creer. Kristjan Gradolf, de 20 años, manejaba bajo las divertidas indicaciones de un amigo, cuando fue parado y sometido a un test de alcoholemia, que a la postre reveló que había bebido dos veces y media el máximo permitido. Ambos amigos deberán pagar una multa. No obstante, y pese a ser tachado de «peligro público», Gradolf declaró que «más allá de ser ciego, manejar es una actividad que disfruto. ¡Y soy muy bueno!». Sabor de enjundia

Aunt Bessie es una compañía de alimentos que se vanagloria de haberle cambiado el rostro al helado y también el sabor, al presentar una nueva variedad hecha de puré, chícharos, salchicha, salsa de carne y nada de azúcar. Para los niños tiene la ventaja de ser «ultranutritivo». Para los padres supone el inconveniente de que sus hijos les arrojen por la cabeza tan cuestionable sorbete. Hay que remarcar lo horripilante de contradecir una presunción centenaria: Si tomas un barquillo con algo cremoso arriba, debe ser dulce. Nada, que si no es de chocolate, ¡me paso!

Que la cerveza emborracha, ya se sabía. Aunque ese criterio no lo comparte Iancu Boroi, un rumano de 35 años, que presentó una demanda formal a la Oficina de Protección al Consumidor tras beberse una lata de la espumosa bebida que terminó descocándolo. Y es que Iancu estaba tan borracho después de ingerir el trago que casi se desmaya. No en balde, ha protestado airadamente explicando que «soy más que capaz de beber y es ridículo que una latita me emborrachara de ese modo». Según el beodo, la cervecita estaba en malas condiciones. «Tiene que haber tenido algo malo y por eso estoy exigiendo una compensación», agregó. ¡Hum, y eso que no ha probado la de los carnavales!