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Ballet Nacional de Cuba deslumbra con un programa de grandes clásicos (Fotos)

Bajo la dirección general de Viengsay Valdés, la compañía ofreció una función que reafirmó su excelencia técnica y sumergió al público en una experiencia inolvidable

 

Autor:

Juventud Rebelde

Este 9 de marzo, la magia del ballet clásico inundó el Teatro Nacional, donde el Ballet Nacional de Cuba (BNC) presentó una velada única con algunas de las piezas más emblemáticas del repertorio internacional. Bajo la dirección general de Viengsay Valdés, la compañía ofreció una función que no solo reafirmó su excelencia técnica, sino que también sumergió al público en una experiencia inolvidable.

El programa, que formaba parte de una serie de presentaciones realizadas entre el 7 y el 9 de marzo, dio inicio con Después del Diluvio (Grand Pas), una obra del coreógrafo Alberto Méndez. Inspirada en El Carnaval de los Animales de Camille Saint-Saëns, la pieza cautivó con su dinamismo y humor sutil, transportando a los asistentes a un mundo lleno de color y movimiento. El cuerpo de baile jugó un papel fundamental, llevando a la audiencia a través de una danza vibrante, donde la creatividad y el virtuosismo brillaron.

Luego, el Pas de Deux de Esmeralda trajo una dosis de elegancia y técnica refinada. Basado en la versión de Nicolás Beriosov y en la obra Nuestra Señora de París de Víctor Hugo, este fragmento deslumbró por la precisión y expresividad de los bailarines, arrancando ovaciones del público con cada salto y giro. La atmósfera del teatro se llenó de emoción, como si los bailarines estuvieran compartiendo sus almas en cada movimiento.

El siguiente momento fue de gran intensidad, con el Pas de Deux de Diana y Acteón, que fue recibido con entusiasmo por la audiencia. Esta pieza, basada en la versión de Alicia Alonso y con un gran trabajo de interpretación, llevó la tensión dramática al límite, mostrando la complejidad emocional de los personajes en un despliegue de destreza técnica que dejó a todos sin aliento.

Para cerrar el programa, el Grand Pas de Paquita, con la coreografía de Marius Petipa y la música de Ludwig Minkus y Edouard Deldevez, brindó un final grandioso. La destreza y coordinación de los bailarines se desplegaron en todo su esplendor, celebrando la riqueza de la danza clásica en un derroche de elegancia y precisión.

La función fue una celebración no solo de la técnica, sino del alma del ballet cubano, con la compañía demostrando, una vez más, por qué es un referente cultural mundial.

Después del Diluvio 

 

Esmeralda

Paquita

Fotos: Favio Vergara

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