Nicolás Guillén. Autor: Portal del Ciudadano de La Habana Publicado: 23/01/2025 | 08:13 pm
Retomo la publicación de Palante para recordar y homenajear a alguien muy conocido y querido por los cubanos, pero que quizá muchos no sepan que, además de su poesía inmensa, también hizo periodismo y escribió algunos textos de fino humor.
Nicolás Guillén, nuestro Poeta Nacional, fue de los primeros nombres en integrar la nómina del equipo de redacción del semanario Palante y Palante, en sus primeras ediciones.
Por supuesto que poco tendré que decir del invitado de hoy, quizá algunos breves apuntes para que, como siempre digo, se anime usted, querido lector, a buscar más información y engrose su cultura general con información sobre quienes han engrandecido con su obra nuestro patrimonio e identidad.
Nicolás Cristóbal Guillén Batista nació en Camagüey, el 10 de julio de 1902. Comentando dicho suceso salió una nota en el diario Las Dos Repúblicas, que dirigía su padre, Nicolás Guillén Urra.
Desde muy temprano escribe artículos periodísticos en su ciudad natal y poemas que se dieron a conocer después.
En un breve currículo destacado en las redes apunta que entre sus poemarios principales se destacan Motivos de son (1930), Sóngoro Cosongo (1931), West Indies, Ltd. (1934), España. Poema en cuatro angustias y una esperanza (1937), Cantos para soldados y sones para turistas (1937), El son entero (1947), La paloma de vuelo popular (1958), Tengo (1964), Poemas de amor (1964), El gran zoo (1967), La rueda dentada (1972) y El diario que a diario (1972).
Los textos de Guillén fueron recogidos en Prosa de prisa, cuatro volúmenes organizados por Ángel Augier, el último de los cuales apareció en 2006.
Su participación política desde las filas del Partido Socialista Popular le valió el exilio durante la dictadura de Fulgencio Batista (1952-1958).
Fue fundador de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (1961) de la que sería presidente hasta su muerte, ocurrida en 1989. Su obra ha sido traducida a más de 20 idiomas y es estudiada en Universidades de diversos países de los cinco continentes.
Fue sin dudas un hombre de profundo pensamiento, estudioso e investigador por esencia. El texto que proponemos en nuestra página de hoy es una muestra de su fino sentido del humor y de su obra enmarcada en los procesos de mestizaje y transculturación, los cuales denominó como el color cubano.
El son improvisado
Era un grupo de negros del «son». Temían que esa música llegara a constituir una deshonra para la «raza», y decidieron celebrar una asamblea, a fin de adoptar orientaciones salvadoras frente al problema.
El día de la junta, el presidente explicó a los reunidos cuál era el motivo de aquel acto.
—Señores —dijo con voz punteada por la emoción—, para nadie es un secreto que el «son» está tomando demasiado incremento entre nosotros; y aunque sé que una gran parte repudia esa manifestación de atraso, es nuestro deber interesarnos por los infelices entregados a tal desenfreno y a tal ignorancia. ¡Abajo el «son» y mueran sus bailadores!
Aquella exclamación produjo el efecto deseado. Un «muera» seco, apretado, fuerte, coreó las últimas palabras del presidente, que exclamó enseguida:
—Muy bien; así me gusta. ¡Ahora mismo voy a redactar un manifiesto al país, explicándole nuestra actitud!
Sin embargo, un espíritu previsor que había entre los reunidos, entendió que era preciso comprobar por modo efectivo si todos estaban de acuerdo en que el «son» desapareciera, por lo que pidió, tímidamente, que se efectuara una votación nominal. Accedió la junta y el presidente llevó a cabo el escrutinio. A cada uno le fue preguntando si deseaba la supresión del baile maldito:
—¿Usted está conforme?
—Sí, señor.
—¿Usted está conforme?
—Sí, señor.
—¿Usted está conforme?
—Sí, señor…
Así fue desenvolviéndose la votación, pero cuando la cosa llegó al último negro, los demás habían «levantado» un «son» formidable, un coro unánime y caliente:
¿Uté ta conforme?
Sí señó;
¿Uté ta conforme?
Sí señó…
Nicolás Guillén
Cuentos cubanos de Humor.
Editorial Letras Cubanas, 1979
Selección Samuel Feijóo