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Paralelismo indiscutible

Tacones lejanos constituye un melodrama clásico que contiene las principales claves del género. Sin duda, es «el primer melodrama propiamente dicho de Almodóvar»

Autor:

Beliza Ramos Fernández

Los personajes complejos y los temas controvertidos son los matices identificadores del dramaturgo norteamericano Tennessee Williams. Los protagonistas de sus obras reflejan su mundo interior, como mostró en su primer éxito El zoo de cristal (1944), donde ya aparecían el padre ausente, la madre protectora, la hija frágil y el hijo independiente. Del mismo modo, la película de Pedro Almodóvar Tacones lejanos (1991) —entre varias de sus obras— mantiene la estructura del melodrama clásico americano en el que se basan las películas de Williams, así como también presenta unos personajes que responden al esquema planteado por el escritor sureño.

En este sentido, en la obra del cineasta Pedro Almodóvar, quien «ha transformado en arte propio la imitación, el reciclaje y la subversión del melodrama hollywoodiano», aparecen rasgos propios del citado autor norteamericano y del melodrama clásico de Hollywood. Así se comprueba en su primera película Pepi, Lucy, Boom y otras chicas del montón (1980) y se ha mantenido hasta la actualidad en algunas de las más recientes como La piel que habito (2011).

Almodóvar es un director muy versátil, pues no se limita a copiar aquellos títulos del cine clásico de Hollywood que admira y que le han servido de inspiración, sino que los cita en sus películas, los revisa y actualiza, los nutre de otros elementos de carácter cultural que, en definitiva, dan personalidad a su filmografía. Esto posibilita que su obra sea fácilmente reconocible por sus numerosas referencias intertextuales.

Tacones lejanos constituye un melodrama clásico que contiene las principales claves del género. Sin duda, es «el primer melodrama propiamente dicho de Almodóvar», aunque en otros de sus filmes anteriores aparecían ya rasgos determinantes como el amor llevado a sus últimas consecuencias, la música como testigo de las emociones de los personajes, y la muerte como salida a la pasión.

No solo tuvieron en él una notable influencia como admirador de las actrices protagonistas las versiones fílmicas de Williams y otros melodramas hollywoodienses contemporáneos, sino que ocuparon un importante papel cultural y, sobre todo, educativo, en su formación. Así lo declaró el propio cineasta a Strauss (2001) años después: «Me gusta creer que mi educación como espectador la recibí de adaptaciones cinematográficas de las obras de Tennessee Williams, sobre todo de Un tranvía llamado deseo».

La película de Pedro Almodóvar se enmarca dentro del melodrama clásico de Hollywood por los temas que aborda, el esquema de personajes que presenta, y el papel de la música como elemento narrativo que influye en el desarrollo dramático. Así, mantiene una estrecha relación con la obra cinematográfica de Tennessee Williams en lo que respecta a los seres de ficción, y con otros títulos fundamentales del género, como Alma en suplicio e Imitación a la vida.

Personajes en común

Tacones lejanos se sustenta en unos personajes principales que parecen sacados de la pluma de Tennessee Williams: aparecen el padre existente pero ausente, una madre carismática y dominante, y una hija ensombrecida y dominada. Esencialmente se narra la compleja relación entre madre e hija, un binomio que «sufre un conflicto extensible más allá de lo generacional que se remonta a las etapas de la niñez y adolescencia». Así, se produce un paralelismo entre las protagonistas del filme de Almodóvar, pues es en la infancia de Rebeca cuando aparece su admiración hacia Becky y, a la vez, un complejo de inferioridad hacia ella.

Marisa Paredes interpreta la famosa cantante de boleros Becky del Páramo, quien tiene como objetivo principal triunfar en el mundo de la canción y no es hasta que lo consigue cuando se da cuenta de que no ha dedicado tiempo a su hija. Su origen humilde ha determinado su espíritu de lucha y esto explica que abandonara a Rebeca para irse a trabajar a México y, sobre todo, que pasara 15 años separada de ella.

Se trata de una madre desnaturalizada cuya vida se ha desarrollado totalmente alejada de la de su hija y que cuando se rencuentra con ella tiene que enfrentarse a su pasado. Sin duda, desea llevar una buena relación con su hija pero lleva tanto tiempo dedicada a su carrera que ya no recuerda cómo interpretaba el papel de madre. Por ello, encarna «el formidable egoísmo de la artista y el arrepentimiento progresivo de la madre desnaturalizada».

Muchos de los matices que identificamos en el melodrama clásico están presentes en Tacones lejanos: el conflicto entre madre e hija, el abandono y el regreso de la madre, la confrontación, una enfermedad secreta, la confesión y la reconciliación final.

Victoria Abril interpreta a Rebeca, quien ha crecido alejada de su madre pero intentando mantener vivo su recuerdo, como demuestra al evocar algunos momentos de su infancia mientras la espera en el aeropuerto luego de 15 años sin verla. Desde niña ha sentido que podía perder a su madre pues tras divorciarse de su padre tuvo diversas parejas.

Rebeca siempre pensó que la llevaría con ella, pero al final decidió dejarla en España para irse a México a trabajar. Nunca superó este trauma, pero en lugar de odiarla le profesa un amor que decae en la obsesión. Por este motivo, intenta superar su pérdida casándose con Manuel, uno de sus antiguos amantes, y frecuentando la sala de fiestas Villa Rosa para ver actuar a Femme Letal, el travesti interpretado por Miguel Bosé que imita a Becky.

Por su parte, la música acentúa e intensifica los sentimientos de los personajes y tiene su momento más culminante cuando Becky interpreta la canción Piensa en mí —el famoso bolero de Agustín Lara—, en el Teatro María Guerrero en su regreso a los escenarios en España, precisamente, la primera noche que su hija pasa en la cárcel, como anuncia al público antes de comenzar la actuación. Es este, junto al enfrentamiento entre madre e hija en la sala del juzgado, el momento más emotivo de la película, pues Rebeca desde prisión escucha la dedicatoria de su madre por la radio.

No dejes de saber

Después de dos éxitos consecutivos con Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988), candidata a Mejor película de habla no inglesa en los Óscar, y Átame (1989), este melodrama confirmó a Almodóvar como un cineasta único, según palabras del crítico cinematográfico Javier Ocaña en Historia de nuestro cine. Era su novena película hasta la fecha.

El largometraje mezcla diferentes elementos del melodrama con otros característicos de la comedia musical. «Hay música, canciones, crímenes y castigos, hay risas y lágrimas… hay un poco de todo como en el melodrama y como en la vida misma», dijo el director en 1991.

Las canciones son muy importantes en todas las películas de Almodóvar y en esta, tal como apunta el crítico de cine, encajan perfectamente. Los dos temas principales de Tacones lejanos son Piensa en mí y Un año de amor, cantados por Luz Casal y representados por los personajes que interpretan Marisa Paredes y Miguel Bosé en el filme. 

En los créditos de la película aparece el compositor japonés Ryūichi Sakamoto como responsable de la banda sonora. Sin embargo, no aparece su música. El músico había triunfado con dos bandas sonoras de El último emperador (1987) y El cielo protector (1990), dirigidas por Bernardo Bertolucci, y había ganado un Óscar a Mejor música con la primera. Ante este éxito, Pedro Almodóvar decidió contratar a Sakamoto para componer la música de Tacones lejanos pero, según explica Ocaña, cuando el cineasta escuchó los temas no le gustaron y «la utilizó muy poquito, como a cuentagotas», y usó dos temas de Miles Davis: Soleá y Saeta

Con dos millones de espectadores en España, la película se convirtió en uno de los mayores éxitos de Almodóvar. Sin embargo, en los premios Goya no obtuvo nominaciones ni para el director ni para las dos actrices protagonistas. Tampoco consiguió ninguno de los cinco premios a los que era candidata. Eso sí, obtuvo el galardón francés César como Mejor película extranjera. El filme era una coproducción entre España y Francia, aunque el reparto era prácticamente español, había presencia francesa en el departamento de sonido y en el de diseño de producción.

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