Gleibys Peralta Bello y Luis Javier García Rodríguez, dos jóvenes artistas comprometidos con la cultura cubana. Autor: Cortesía de los entrevistados Publicado: 13/04/2024 | 08:49 pm
SANCTI SPÍRITUS.— Las cuerdas de la guitarra fueron testigo de las primeras miradas, las risas cómplices, los besos furtivos… y se convirtieron en sostén de un amor joven que se refugia en la música de concierto.
Él, Luis Javier García Rodríguez, natural de La Sierpe, el municipio más joven de Cuba. Ella, Gleibys Peralta Bello, hija de una comunidad rural de Abreus, en Cienfuegos. Ambos egresados de la especialidad de guitarra en el Centro provincial para la enseñanza artística de Villa Clara, donde comenzó su historia, aunque poco antes ambos descubrieron su respectiva pasión por el instrumento.
«Mis primeros pasos fueron en el canto, como aficionado en la casa de cultura Argelio García Rodríguez, de mi municipio de origen. Luego, matriculé en la escuela de arte Ernesto Lecuona, de Sancti Spíritus, donde aprendí a expresar mis sentimientos a través de la guitarra».
Por su parte, la delgada muchacha de ojos expresivos recuerda que en los inicios tropezó con algunas opiniones encontradas por intentar dominar las seis cuerdas.
«Soy del campo y allí predomina aun la idea de que la guitarra es para los hombres. Incluso, en una ocasión mi primer maestro del instrumento, Michael Rodríguez, me llegó a decir que yo «tocaba como un hombre».
«Para mí fue impactante. Aunque sé que para él fue una manera de elogiar mi forma de interpretación, me duele que todavía existan esos criterios. Nuestro instrumento lo puede tocar cualquier ser humano siempre que lo haga con amor. Ahí es donde está la diferencia».
Y aunque cada día refuerza esa opinión, no niega que al egresar de la enseñanza artística llegó a Cienfuegos con muchos temores relacionados con ese estereotipo del imaginario colectivo. Entre quienes le ayudaron a desmontar ese legado de la ideología patriarcal estuvo la maestra Ariadna Cuéllar: «Una de mis referentes», aclara.
«Integré la orquesta de guitarras Ensemble, donde compartí con todos mis maestros, grandes de la guitarra de Cienfuegos, y viví la rica vida cultural de esa provincia».
Mientras, García Rodríguez regresó a Sancti Spíritus para impartir clases en la única escuela de la enseñanza artística de esa provincia, con mucha necesidad de profesores en las especialidades de música.
«Retornar a donde te formaste sin duda es algo maravilloso. Sigo aprendiendo mucho de mis maestros incluso ahora, al convivir junto a ellos como docente. He descubierto que me encanta enseñar. No solo imparto guitarra, también asignaturas teóricas.
«Intento en mis clases transmitir mucho amor, porque no pueden creer que solo están ahí para aprender a interpretar el instrumento o conocer sobre música y aprobar. Apuesto porque entiendan que si no aplican amor a su arte no podrán ser músicos en el futuro».
Resulta imposible no contagiarse con esa filosofía de vida, dibujada constantemente sobre su rostro en una risa sincera.
Pero este joven no solo dedica sus horas a acompañar a sus estudiantes. «Como le dije, antes me inicié en el canto, y al llegar aquí me contactó mi maestro, Sander Morgado, para proponerme formar parte del coro vocal Imago, que él dirige magistralmente. Para mí fue una gran alegría porque creo que el artista debe ser integral. De esa forma cumplo mi sueño de ser cantor».
Con solo 20 años guarda con recelo otros muchos anhelos. Uno de los ya materializados cuelga de la fecha del 21 de diciembre de 2023, cuando en la peña de música de concierto que tiene lugar cada mes en la biblioteca provincial Rubén Martínez Villena, de Sancti Spíritus, frente a oídos aguzados, presentó un quinteto que reúne a amigos de casi toda la vida y defiende ese género musical.
«Desde pequeños coincidimos en el amor por las cuerdas. Todos somos egresados del sistema de enseñanza artística, en el que se nos formó como guitarristas concertistas. Decidimos unirnos bajo el nombre de Cuerdas del alma, casi sin mirar mucho al futuro. Hoy, a la vuelta de pocos meses, hemos logrado dar unos cuantos pasos».
Bien lo saben Roxana Pérez Fariña, Karen Marie Dorta Pérez, René Catalá González y Gleibys Peralta Bello, quienes aceptaron sin dudar el reto de dar vida a un proyecto diferente en el pentagrama espirituano. Cuántas horas de ensayo ha exigido el montaje de un repertorio diverso, que los hace ver mucho más maduros sobre el escenario.
«Interpretamos música brasileña, mexicana, española, africana, cubana… Y quizá muchos se pregunten por qué no defender melodías que arrastren más públicos. Creemos que la música de concierto contribuye a la formación de una mejor y más integral sociedad. Cuando salimos de la escuela nos dijimos: ¿qué hacemos ahora con la guitarra y con nuestra formación? Seguir otro camino significaría empezar de cero… Esas ideas nos hicieron apostar por la estética de Cuerdas del alma».
Cuerdas del alma es uno de los proyectos musicales adscritos a la filial espirituana de la AHS. Fotos: Cortesía de los Entrevistados
Fue ese el empuje final para que Peralta Bello decidiera dejarse arropar definitivamente por los brazos de la urbe del Yayabo.
«Con cada experiencia cienfueguera pensaba en Sancti Spíritus, sentía cuánto necesitaba que los jóvenes le aportáramos arte, y decidí venir.
«Con toda sinceridad, te confieso que, para mí, tanto en lo profesional como en lo personal, ha sido muy bueno estar aquí. Primero, porque puedo impartir clases en la Lecuona, mientras en la escuela cienfueguera la plantilla estaba completa, y yo no hacía falta.
Además, ingresé en el coro vocal Imago, otra escuela… Y parir Cuerdas del alma ha sido difícil, pero a la vez reconfortante, porque a diferencia de Ensemble, aquí somos uno por cuerda, y es muy complicado interpretar una sola voz. La clave para lograr esa coordinación ha sido sin dudas el amor y entrega a lo que hacemos».
Los sintió a la distancia de un clic el maestro Reynier Mariño. Los descubrió en una publicación de Instagram y, sin dudarlo, sumó al quinteto en sus presentaciones durante el periplo que ofreció por varios escenarios de la provincia de Sancti Spíritus.
«Luego nos invitó a ir a La Habana y allá protagonizamos un programa de presentaciones muy bueno. Lo acompañamos en el bar Tempo Habana, en la casa natal de José Martí, y para nosotros fue sin dudas un honor estar allí, porque el Apóstol siempre fomentó el gusto por la buena música, y sus palabras al respecto están plasmadas en el informe que presentamos al Instituto Cubano de la Música para ser reconocidos como profesionales. Y si no bastara con esa alegría compartimos la experiencia de dialogar con estudiantes del conservatorio Amadeo Roldán».
Esas alegrías se suman a la reciente noticia de que los cinco guitarristas son miembros oficiales de la Asociación Hermanos Saíz (AHS). Justamente en la Casa del joven creador de Sancti Spíritus plantarán bandera una vez al mes para regalar sus melodías y hacerse acompañar de invitados, también defensores de la música de concierto.
«Desde niña, siempre veía la AHS como algo grande, inalcanzable, porque ahí estaban muchos de mis referentes. Aposté cuando creí tener una buena muestra para presentar y la alegría de todos por ser aprobados ha sido inmensa. Similar me sucedió cuando hice las pruebas para ingresar en el Instituto Superior de Arte (ISA). Luis Javier me estimuló mucho para hacerlo y ambos matricularemos en el próximo curso escolar», alega ella, sin dejar de encontrarse con su pareja en una mirada cómplice que delata los estrechos vínculos entre ambos.
«Para el desarrollo de la cultura resulta necesario contar con más graduados universitarios en las especialidades artísticas. Esa culminación de estudios contribuye a una mayor intelectualidad del creador e incide en una mejor expresión de su arte. Así podremos contribuir mucho más a conservar nuestra identidad y defender nuestros verdaderos valores», asevera él, con la misma pasión con que corre los dedos por la curva que hace cimbrar a las seis cuerdas que entrelazan su amor.