Behmaras visto por Virgilio. Autor: JAPE Publicado: 18/01/2024 | 09:16 pm
No intentaré en unas pocas líneas abarcar la breve, pero pródiga vida del dramaturgo, escritor, guionista y humorista cubano Marcos Isaac Behmaras. Sería injusto…, mejor dicho: imposible. Además, mi intención principal es incentivar en usted el deseo de conocer más de este genuino matancero, nacido en Jovellanos, en 1926, y que se sienta atrapado por su increíble obra y peculiar modo de asumir el humor.
Lo llamo mi personaje inolvidable, tal como él tituló una de sus narraciones más conocidas, porque fue de los primeros escritores humorísticos que descubrí en mi juventud y cuyos textos quedaron grabados en mi mente y en mi preferencia por el sarcasmo, la ironía, el doble sentido «ingenuo», como lenguaje de comunicación directa y filosa crítica social.
Desde joven llevó una intensa vida artística y política que hacían un todo en su obra. Fríos datos en las redes pudieran resumir que estudió contabilidad en La Habana, donde se convirtió en un escritor autodidacta que escribía programas radiales y después para la televisión, siempre con genialidad y excelente humor, aunque también escribió obras de teatro, policiacos y programas dramatizados.
Durante varios años escribió para la publicación Mella, medio gráfico de la Juventud Socialista, donde en 1955 crea la tira Pucho y sus perrerías. El guion era suyo y los dibujos de Virgilio Martínez Gaínza. Dúo creativo que firmaban con el seudónimo Laura. Pucho era un simpático perrito que orinaba las injusticias cometidas por la dictadura.
Fue director de Radio Progreso, de Radio Habana Cuba y del semanario humorístico El Sable, del diario Juventud Rebelde, con importante presencia de la literatura, la gráfica y el humor.
Mucho más rica y valiosa, yo diría inmensa, fue la impronta de este genio en el humor cubano y que aún perdura en la memoria. A la prematura edad de 40 años muere en un fatal accidente el 16 de noviembre de 1966, en un viaje de trabajo por la región oriental. Les invito a que busquen y conozcan mucho más de nuestro Marcos Behmaras. Por lo pronto les propongo un texto de su incalculable quehacer literario.
El incombustible
Nunca llovió que no escampara.
Noé
Nuestra Galería trae hoy la esfinge de un pirófobo, refractario: Cucurbitáceo Pérez, el que no quiere quemarse…
Por la mañana tempranito, Cucurbitáceo (Cucú, para sus amigo) se lee el periódico, de cabo a rabo, a ver si el ministro de su ramo declaró algo, o si el viceministro hizo algún comentario, o si el director de la empresa expresó alguna opinión.
Su gran preocupación es «quemarse», por lo cual trata de cumplir fielmente todas las órdenes:
—Pero, compañero, si se está mirando que es un error. Ahí lo que dice es «3 000 cajas».
—No, no… Ahí dice «3 000 cojos», así que ahora mismo salga usted y empiece a recolectarme cojos, hasta que reúna los 3 000 que pide la empresa.
Sí, por casualidad, en una conversación cualquiera, la secretaria del ministro hace un comentario, eso basta para que el pobre Cucú se preocupe durante un mes.
—Pero duérmete…
—No, no… Cachita dijo claramente que el boniatillo le daba acidez… ¡Eso es que el ministro ha hecho algún comentario sobre la fábrica de boniatillo que yo administro! ¡Ya me quemé!
Y el gran lío es cuando lo citan a una reunión donde el director de la empresa sostiene un criterio, y el viceministro otro.
—¿Y usted que opina, compañero Pérez? ¿Envasamos el boniatillo en cajitas, como hasta ahora, o lo embotellamos?
—Bueno…, yo… ¿por qué no lo metemos en unas botellitas con formas de cajas?
Y esa actitud la mantiene, incluso, cuando la gente se da cuenta de que no sirve para nada y lo quitan.
—¿Y tú que dijiste cuando te comunicaron tu sustitución?
—¿Yo? Yo dije que era una gran idea, que yo no servía para nada y que el compañero director de la empresa había demostrado, como siempre, su profunda sabiduría…
El Sable, 15 de agosto de 1966
Behmaras fue el primer guionista de Detrás de la fachada, programa que alcanzó gran popularidad. Por primera vez se utilizaba la narración en escena realizada magistralmente por la inolvidable actriz y conductora Consuelito Vidal.
El Regañón de la Havana (1800-1811) fue el primer periódico de estilo costumbrista nacido en La Habana. Fundado por el periodista e intelectual cubano Buenaventura Pascual Ferrer, quien fue su propietario y único redactor.
El Regañón… reflejaba la nacionalidad cubana en formación, pues resume la esencia del servicio público de la profesión periodística expuestas por su fundador, estimado el primer maestro del periodismo en Cuba. Sus normas técnicas están consideradas entre las más importantes de todos los tiempos para la prensa cubana.
Años después, José Martí nos legaría otra máxima: «La prensa no es aprobación bondadosa o ira insultante; es proposición, estudio, examen y consejo».
Juventud Rebelde propone Los regañones, en merecido homenaje a aquellos grandes costumbristas que marcaron pauta en la prensa y nuestro acervo cultural.
Espacio que dará vida a nuestro archivo del dedeté, que este año celebra su aniversario 55 de fundado, e incluirá parte del antológico humor gráfico cubano que ha corrido igual suerte que el periodismo costumbrista. Ambos van de la mano en esta lucha por rescatar lo más auténtico del humor en nuestra prensa.
También procura esta página, parafraseando a la periodista y poeta Aleida Lliraldi Rodríguez, en su prólogo del volumen Salaciones del Reader’s Indigest y otros relatos, que compendia textos de nuestro primer invitado literario, Marcos Behmaras: «Pretendemos dar a conocer a los más jóvenes, y hacer disfrutar a los mayores, del fino humor y la prodigiosa fuerza imaginativa de estos grandes autores cubanos y, también, para que ello sirva de estudio y estímulo a los que emprenden o emprenderán el difícil e importante camino del humor».