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Premios Casa 2020: apalabrando realidades y visibilizando universos

El Premio Casa de las Américas no abandona su vocación integradora y a la vez reveladora de la más reciente creación de jóvenes autores y de aquellos de obra más reconocida a nivel continental

Autor:

Cortesía de Casa de las Américas

El Premio Casa de las Américas no abandona su vocación integradora y a la vez reveladora de la más reciente creación de jóvenes autores y de aquellos de obra más reconocida a nivel continental, la misma con que nació hace sesenta y dos años, y que lo ha ido convirtiendo en un barómetro literario y cultural del área latinoamericana y caribeña.

De ello dan buena cuenta los libros premiados en 2020: desde el que ahora es el segundo volumen de cuentos publicado por el mexicano José Manuel Ríos Guerra hasta el volumen ensayístico de la reconocida profesora, investigadora y escritora puertorriqueña Áurea María Sotomayor, por mencionar dos puntas posibles de esta cuerda. Entre ellos se colocarían, en otro orden posible, el libro de teatro del cubano Abel González Melo, el ensayo sobre poéticas mayas del guatemalteco Emil’ Keme, las memorias antropológicas de la brasileña Aparecida Vilaça y la novela de la escritora francesa de origen martiniqueño Fabienne Kanor. No pueden obviarse en esta primera mención, esos libros que la Casa quiere reconocer como hitos de la literatura contemporánea en nuestra área: los premios de carácter honorífico que se entregan a obras de autores latinoamericanos y caribeños publicadas en los dos años anteriores a la convocatoria del Premio.

Aunque José Manuel Ríos ya había obtenido otros premios de narrativa en su país, es con este volumen de trece cuentos que logra su primer libro publicado con un alcance internacional. La literatura es cosa seria se sumerge en el México de hoy con desenfado y naturalidad, desde un lenguaje coloquial que acelera la cercanía del lector a historias que desde lo común o lo extraño nos hablan de los conflictos del ser humano ante sus circunstancias, de sus sueños, aspiraciones y frustraciones, y de sus puntos de vista marcados por su género o su estatus social.

Con un espíritu lúdicro y manejando recursos como el humor o lo fantástico en una aparente contraposición al título, este volumen demuestra cómo la literatura puede devolvernos los detalles más nimios o cotidianos amplificados por una lupa que nos enfrenta a las consecuencias de nuestros actos, las contradicciones de la vida social, los conflictos humanos en las diferentes esferas de las interacciones entre los individuos, para confirmar que, definitivamente, la literatura es una cosa bien seria.

Por su parte, el cubano Abel González Melo vuelve a entregarnos una pieza teatral multisemántica que, desde la vida y la obra de una mujer, poeta extraordinaria de fines del siglo xix y principios del xx, nos hace reflexionar sobre temas afines a la Cuba de hoy, temas que se encuentran en el centro de las discusiones socioculturales.

Y lo hace con un excelente dominio de su narrativa teatral, pues junto a la bayamesa María Luisa Milanés hacemos múltiples viajes temporales de ida y vuelta, nos deleitamos con su poesía y padecemos las inconformidades y dolores que la condujeron al suicidio. Sin embargo, nunca abandonamos nuestra conciencia del presente porque la obra misma se encarga de establecer esa ruptura de manera congruente. Bayamesa. Réquiem por María Luisa Milanés es un homenaje, un reconocimiento y una disección, otra, de zonas de necesaria discusión en la Cuba de hoy.

Desde una perspectiva diferente nos llega la historia de otra mujer escritora en la magnífica novela No soy un hombre que llora, de Fabienne Kanor: una mujer negra, emigrante y recién divorciada. Una mujer que, en la plenitud de sus cuarenta y dos años y ante el evidente fracaso matrimonial, extiende una mirada sobre sí misma en una permanente anamnesis y análisis de su presente. Y es esa mirada impúdica y taladradora la que nos ofrece la autora en este libro.

Una mirada despiadada de sí misma y por extensión de todo lo que la rodea, una mirada severa y, hasta donde es posible “objetiva”, de sus diferentes realidades: como mujer y escritora; como emigrante hija de una familia martiniquesa tradicionalista; como mujer fuera de su sitio y negra… entre otras tantas variantes.

El lenguaje preciso y la concisión narrativa con oraciones cortas, sentenciosas en párrafos compactos ayuda a dar esa intensidad en las reflexiones de la protagonista, la rapidez de su pensamiento y las tensiones de sus variados sentimientos. Gracias a una cuidada y excelente traducción del francés (©Lattes, 2016), realizada por el también poeta, narrador y crítico Jesús David Curbelo, llega a nosotros esta novela que podrá complacer a exigentes lectores y críticos.

Una mirada también desprejuiciada y desde un profundo sentido de pertenencia es la que lanza el migrante maya k’iche’ Emil’ Keme sobre diez escritores contemporáneos integrantes de cinco comunidades lingüísticas: k’iche’, kaqchikel, q’eqchi’, q’anjob’al y pop’ti en Le Maya q’atzij / Nuestra palabra maya. Poéticas de resistencia y emancipación en Iximulew / Guatemala.

Con las herramientas adquiridas de su formación como profesor e investigador, Emil’ Keme parte de la historia de la creación del Popol Wuj, libro sagrado maya, “porque, cientos de años después de que fuese narrada y escrita, la experiencia de escritores mayas que resisten el colonialismo muestra increíbles semejanzas”, para adentrarse en las obras de Francisco Morales Santos, Luis de Lión, Humberto Ak’abal, Gaspar Pedro González, Víctor Montejo, Pablo García, Sabino Esteban Francisco, Rosa Chávez, Maya Cu Choc y Manuel Tzoc.

Esta inmersión en vidas y obras diversas de escritores relevantes que han sentado pautas en la historia cultural y política de un país como Guatemala, desde la propia visión de un académico y activista maya k’iche’, es uno de los valores de este libro. Emil’ Keme no sólo se enfoca en esos autores sino que establece importantes conexiones, ilustra con certeros fragmentos y los contextualiza de forma enriquecedora. Le Maya q’atzij es una obra de obligada lectura para el conocimiento de la creación maya contemporánea.  

Hacia otra zona del mundo indígena viajó la antropóloga brasileña Aparecida Vilaça en busca de iniciar sus investigaciones de campo con el estudio de un grupo indígena de la poco conocida área del Amazonas: los Wari’. Sin embargo, nunca sospecharía que esa elección juvenil le cambiaría la vida. Paletó y yo, Memorias de mi padre indígena hace estallar los límites que impone cualquier clasificación literaria académica o científica.

Más allá de un informe antropológico, más allá de un diario de viajes, más allá de una biografía o un testimonio, Paletó y yo es una conmovedora, impactante y cautivante historia de la conversión de una mujer blanca, bióloga devenida en antropóloga, ciudadana de la gran urbe de Rio de Janeiro, en la querida hija de un jefe Wari’ y, por lo tanto, en integrante de esa gran familia.

El paso de una condición a otra, el descubrimiento y el entendimiento de la cosmovisión Wari’ y la entrega incondicional a ella es lo que narra este libro en tono novelesco. Tal identificación, inevitablemente, establece la contaminación inversa, la del mundo citadino en el territorio Wari’, a partir de la brillante y simpática “lectura” de la gran ciudad por los protagonistas indígenas tras sus reiteradas visitas a Rio de Janeiro. Traducido del portugués (Ed. Todavia, 2018) con meticulosidad y exquisitez por la profesora Ingrid Brioso Rieumont e ilustrado con fotos tomadas por su autora (incluida la versión que ilustra la cubierta del libro), entre otras rescatadas de la memoria historiográfica, Paletó y yo ofrece una oportunidad única de aprender, deleitarnos y reconocernos.

Apalabrarse en la desposesión. Literatura, arte y multitud en el Caribe insular es el compendio de ensayos que la poeta, ensayista y profesora Áurea María Sotomayor dedica a varias obras literarias y de las artes visuales del archipiélago caribeño. Tomando como punto de partida la noción de “opacidad” enunciada por Glissant en su Poética de la relación, la ensayista busca “compartir los gestos a distancia que emergen entre los personajes enigmáticos de varios textos” para “establecer relaciones entre las masacres y el expolio marítimo y territorial efectuado contra las poblaciones y los territorios caribeños.

Ese recuento va acompañado de los mecanismos y las tácticas usadas por esta misma población para mantenerse de pie creativamente, para continuar viviendo en medio del exterminio”. Y le interesa particularmente “el momento en que las poblaciones sometidas se ponen de pie y enfrentan a quienes las oprimen, algo que un gran sector de la población puertorriqueña realizó con éxito en el verano de 2019”.

Es por ello que son sujetos de análisis en estas páginas esclavos, zombis, presos, múltiples figuras preteridas y marginalizadas, desposeídas, en un contexto histórico convulso, complejo y fascinante, aparecidos en las páginas de Marlene Nourbese Philip, Jacques Stéphen Alexis, René Philoctète, Freddy Prestol Castillo, Edwidge Danticat, Virgilio Piñera, Eduardo Lalo, entre otros significativos escritores caribeños, así como también en el arte de los pintores Elizam Escobar, Carlos Irizarry y del fotógrafo Adal Maldonado, entre otros reconocidos artistas puertorriqueños, tanto clásicos como contemporáneos, especialmente en los ensayos finales. El tránsito de la literatura y el arte hacia el espacio público en el cierre del libro, con la integración de una lectura de las multitudinarias manifestaciones de 2019 en Puerto Rico, desde los presupuestos teóricos expuestos a lo largo del volumen, lo dota de una indiscutible carga de actualidad, a la vez que ofrece una muestra palpable del apalabramiento en resistencia. Con Apalabrarse en la desposesión Áurea María Sotomayor demuestra una vez más su capacidad innovadora y nos lega un volumen imprescindible para los estudios socioculturales caribeños.

Y como si no bastaran estos cientos de páginas disímiles y contrastantes, valiosos en sentidos diversos, proponemos a los lectores otros tres magníficos libros: la novela Sumar, de la escritora chilena Diamela Eltit, Premio de narrativa José María Arguedas, y con quien tendremos la posibilidad de dialogar directamente en diciembre cuando visite nuestro país para presentar este y otros libros en proceso editorial. El poemario Ojos de la palabra, Premio de poesía José Lezama Lima que recoge, en versos escritos a lo largo de cuarenta años, lo mejor de la creación poética del argentino Jorge Boccanera, uno de los más notables escritores hispanoamericanos de las últimas décadas. Y la serie de trece ensayos escogidos junto a una entrevista del narrador, poeta, ensayista y crítico cultural brasileño Silviano Santiago, Una literatura en los trópicos, Premio de ensayo Ezequiel Martínez Estrada, con impecables selección, traducción y prólogo de los profesores y editores chilenos Mary Luz Estupiñán y raúl rodríguez freire, quienes afirman que es este volumen “una crítica desencializadora de la literatura y la cultura comparadas” y con él queda confirmada la relevancia de su autor para el pensamiento contemporáneo.

Agradezcamos al Premio Casa de las Américas su permanencia y la posibilidad del encuentro con estos libros, ilustrados con obras de la colección Arte de Nuestra de América Haydee Santamaría y fotos originales de Gabriel Caparó, así como a aquellos involucrados en su edición, diseño e impresión: el equipo del Fondo Editorial Casa de las Américas junto a los diseñadores Ricardo Rafael Villares y Lyly Díaz, y la UEB Gráfica de Villa Clara.

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