Educar a las nuevas generaciones en los principios científicos sobre las razas y la genética debe ser una premisa de la enseñanza en Cuba, pues, aunque existe una herencia cultural que puede llevar a otras tendencias discriminatorias, este conocimiento es esencial para el pueblo y puede ayudar a salvar el proyecto social que defendemos.
Con esas ideas concluyó el espacio Cultura y Nación: el misterio de Cuba, organizado por la Sociedad Cultural José Martí cada primer jueves de todos los meses, que en esta ocasión invitó a la Doctora Beatriz Marcheco Teruel, presidenta de la Asociación Cubana de Genética Humana, para dialogar sobre los genes, raíces e identidad de la Isla.
La investigadora confirmó que —aunque se iniciaron con fines de determinar la predisposición genética hacia algunas enfermedades— en el país se han realizado estudios que demuestran que la relación entre composición genética y color de la piel no son tan evidentes como se había pensado hasta ahora. Por ello, reconoció, en los estudiados hay una mezcla de factores étnicos y ninguno pertenece puramente a una etnia.
Asimismo, informó que se avanza en conformar un árbol filogenético de la población cubana, aunque se requiere una muestra mayor de la que se ha abarcado hasta ahora. No obstante, afirmó, ha sido posible construir un mapa con los orígenes de los sujetos participantes.
En la cita se reconocieron las ideas humanistas de pensadores revolucionarios como José Martí y Carlos Manuel de Céspedes, capaces de adelantarse a su época al vencer prejuicios raciales. Leticia Isabel Ferro Alvares —distinguida como Estudiante Universitaria más Integral de Cuba— comentó el libro El engaño de las razas, del investigador y pensador cubano Fernando Ortiz, y lo consideró una fuente esencial para despojarse de estereotipos raciales y enseñar a construir un pensamiento propio en esta materia.
La raza es una construcción social e histórica, y hay que estar contra esta desde la ciencia y desde nuestras ideas humanistas, comentó la Doctora Berta Álvarez, de la Fundación Fernando Ortiz. El Doctor Jorge Lozano, asesor de la Oficina del Programa Martiano, alertó sobre la pertinencia de hermanar ciencia y filosofía por el camino del bien, para que el racismo no prolifere en Cuba.
En su disertación, Marcheco Teruel incitó a conocer los buenos textos escritos sobre estos temas y sugirió además que se incluyeran en los programas cubanos de estudio. Al respecto, Miriam Egea, directora de Marxismo-Leninismo e Historia del Ministerio de Educación, invitó a la especialista en Genética Humana a sumarse, con sus valiosas ideas, al perfeccionamiento que se realiza de la educación cubana.