A favor de defender la Revolución desde todos los frentes, pero sobre todo desde la cultura, su principal trinchera, se manifestaron los miembros de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) de la filial de Santiago de Cuba en su asamblea de balance, que tuvo lugar el pasado miércoles y que presidieron Lázaro Expósito, primer secretario del Partido en la provincia, y Yuniasky Crespo Baquero, primera secretaria del Comité Nacional de la UJC.
Se constató, por ejemplo, en la intervención que hiciera el promotor Eloy Díaz, de la célula de Songo la Maya, quien señaló que «las instituciones culturales deberían pensar y asumir el arte joven como una gran oportunidad en el contexto actual, porque son en verdad los noveles creadores los que están alimentando el alma de la gente en las comunidades más alejadas. Proyectos como Cable a tierra y la Cruzada artística se vuelcan hacia todas partes con propuestas de calidad, para que la gente reconozca la diferencia que representa la AHS, que no ha dejado de mantener un trabajo muy serio y sostenido».
Ernesto Andrés de la Fe, poeta, coordinador de la célula de Contramaestre, también se refirió a la importancia que tiene en aquel territorio, que se halla a 50 km de la cabecera provincial, un espacio vital para la organización, la Casa del Joven Creador (CJC), «que a pesar de no contar con buenas condiciones trabaja de martes a domingo, proponiendo acciones de todo tipo.
«Cierto que en todo momento nos apoyan la UJC y el Partido, sin embargo, no sucede igual con el Gobierno, aunque nos «atienden». Precisó que en la Cuba de hoy no podemos darnos el lujo de ser morosos en las soluciones a los problemas, ni debe suceder que por irresponsabilidades y malas decisiones no podamos llevar el arte a zonas en las que pocos se preocupan por presentarse, mientras dejamos que otras manifestaciones pseudoculturales se apoderen de los espacios».
Fueron estas reflexiones las que llevaron al reconocido poeta Eduard Encina, también de Contramaestre, a abordar dos temas medulares: la política cultural y las dificultades que existen en su aplicación, y el consumo cultural. Por eso se preguntaba si todas las instituciones culturales marchan a tono con las realidades de los cubanos, y si los jóvenes se identifican con ellas.
«A las instituciones culturales les corresponde potenciar el buen gusto, ir al rescate de lo más genuino de lo cubano, hacer un socialismo con swing, pero al parecer somos incapaces de conseguirlo. Empezando porque poseen una obsolescencia tecnológica que les impide competir con algo, menos con esas carpas particulares que han encontrado un estilo muy peculiar de llenar los espacios públicos: pantallas y un «loco» animando. Pero ¿quién dirige a ese “loco”, quién vela por lo que se dice o hace, quién permanece atento a si violan los principios que establece la política cultural? No podemos temer que nos tilden de conflictivos. Hay que entrarle con fuerza a ese asunto, duélale a quien le duela».
Encina puso de ejemplo en la plenaria, en la que se eligió a la músico Martha Acevedo Ferrer como presidenta de la AHS en Santiago, otro modo de cómo esta organización en Contramaestre se empeña en serle útil al país en todo momento. «Nos hemos adueñado de Remanganagua, por ejemplo, la comunidad donde ocurrió el primer enterramiento de nuestro Héroe Nacional y que nos reclama a gritos. ¿Cómo vamos a dejar solo ese lugar simbólico que nos recuerda todo el tiempo a Martí? No, eso no lo haremos jamás, porque nosotros somos veladores profundos de la Patria. Ahora, de hecho, estamos enfrascados en rescatar la ruta funeraria del Apóstol, pero necesitamos ayuda, sensibilidad...
«La política cultural no debe interesarse únicamente por la creación de bienes artísticos, sino también por el enriquecimiento espiritual de la gente, por hacerla soñar, por construir belleza, para que entonces se enamore de su historia, y le crezca hasta el infinito el orgullo de haber nacido en esta tierra.
«De ahí la importancia de idear apropiados modelos de éxito para los jóvenes, por eso se deben visibilizar los procesos artísticos y creativos que más aporten. ¿Cómo es posible que todos quieran cerrar la Casa del Joven Creador (CJC), atendiendo a sus condiciones actuales, cuando es de los pocos espacios con una programación de calidad? La AHS aquí es un foco de resistencia cultural, una organización que trata de rediseñar los métodos de trabajo e intenta situarse como paradigma para que las instituciones se vean en ella y se tornen más flexibles y efectivas».
Asimismo, la investigadora Ana Lescay González, quien siente que ya se debe comenzar a historiografiar el arte joven para entender su evolución y detectar sus valores, opinó sobre lo estratégico de fortalecer la política cultural, «lo que solo se logrará con mayor éxito en la medida en que seamos conscientes de los caminos que se deben seguir, de qué nos toca hacer y defender a cada uno de nosotros; de cuáles son los valores que queremos salvaguardar como jóvenes y como cubanos. Esa es la clave».
Para Lescay González resulta vital que las secciones de la AHS no anden por separado, ni que olviden «el sentido de una organización como la nuestra de trabajar juntos, todos asociados, de crear consenso. Se trata de aliarnos y no funcionar como sectas, pensar en proyectos más transdisciplinarios».
Le inquieta, además, «la postura elitista que a veces asumimos, porque creemos que la gente no entiende lo que significa el verdadero arte, y porque no entendemos que la mayoría posee cánones estéticos con los que hay que coexistir. Entretanto, no encontramos los mecanismos para conquistar un lugar dentro de su preferencia, de modo que el público, cuando elija qué quiere disfrutar, nos tome en consideración».
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Otro poeta, Rogelio Ramos, enfatizó en que para continuar tejiendo el espíritu de la nación también hay que contar con recursos y así enfrentar esa invasión pseudocultural que se nos viene encima. Ello se hace más difícil cuando una tierra como Songo la Maya, que acogió a trovadores de la talla de Sindo Garay y Pepe Sánchez, solo le ha dado la bienvenida en todos estos años a dos cantautores: William Vivanco y Raúl Torres; sin embargo, siempre aparece presupuesto para convocar a otros, que representan lo pseudocultural, afirmó. «Mal estamos si no comprendemos que será mejor el país que cuente con mejores personas, lo cual se materializa ofreciéndoles buena cultura, respaldando desde las instituciones los proyectos más valiosos, cerrándole el paso a la ostentación y a la banalidad».
Al periodista Enrique Pérez Fumero le preocupa el consumo cultural de los jóvenes en la actualidad, máxime cuando indagaciones realizadas por entidades como el Instituto de Investigaciones Culturales Juan Marinello arrojan que estos conocen más de la existencia de una Casa de Cultura que de la AHS, «es decir, que a pesar de lo que hacemos aún no es suficiente para que se identifiquen con nuestra organización. Es evidente que debemos participar con una militancia aun más comprometida».
Como Fumero, Rolando Leyva Caballero, de Crítica e investigación, tiene el criterio de que la AHS debe seguir abogando porque los decisores en el campo de la cultura muevan sus estructuras mentales; una situación que hay que cambiar con urgencia en momentos en que se han establecido relaciones diplomáticas con el enemigo histórico de la Revolución. «Estaremos en total peligro mientras la cultura no sea un organismo vivo y genere riquezas de todo tipo desde sí misma; mientras no haya jerarquías y se rinda culto a lo feo y lo chapucero, mientras existan jóvenes entre 17 y 35 años que no vean su futuro en la Isla, y no se acuda a las investigaciones científicas a la hora de tomar decisiones», manifestó.
Por su parte, el destacado radialista Eric Caraballoso, presidente del Comité Organizador del Concurso y Taller Nacional de la Radio Joven Antonio Lloga In Memóriam, que este septiembre arribará a su edición 25, está convencido de que «las organizaciones e instituciones no son, en definitiva, los cuadros que las dirigen, sino quiénes las integran. Por eso no nos podemos cansarnos, ni perder el sentido de compromiso, ni el deseo y la voluntad de hacer y transformar. Es nuestro papel echar para alante, ganarnos todos los espacios, acercarnos al público y en especial a los jóvenes; hacer algo que sea realmente productivo y enriquecedor, pero también atractivo; que tenga onda y contenido. En resumen: que la AHS no deje de ser la vanguardia.
En este intercambio con los asociados de Santiago de Cuba, Abel Acosta, viceministro de Cultura, recordó que la verdadera cultura, la real, la auténtica, ha pasado a ser de la resistencia, porque poco a poco la vulgaridad y la bazofia cultural se han ido imponiendo. Por ello no podemos dejar de presionar a las instituciones estatales. La única manera de enfrentar esta etapa compleja, en términos ideológicos, es desde la creación, desde el arte mismo, concluyó.