Digna Guerra y Entrevoces ofrecen un disco excepcional. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 06:10 pm
Por estos días, en los espacios teóricos propiciados por Cubadisco 2015, se habla de la calidad musical de las entregas fonográficas criollas y de la necesidad imperiosa de encontrar un camino mucho más exitoso en el mercado internacional ante los retos que nos impone la era digital.
Sin pecar de absoluta, me permito afirmar que muchos de los álbumes laureados en el certamen tendrían un excelente auditorio en el público extranjero, y el secreto puede revelarse: sus creadores se llenan «el alma de toda la cubanía», como ha dicho Alexander Abreu en su exitoso Me dicen Cuba, y la reflejan en sus propuestas.
El tema, abordado por Joaquín Borges-Triana desde la arista de la imagen en su columna de hoy, puede mirarse también en la perspectiva de las creaciones discográficas presentadas al evento en su 19 edición. Y prefiero, para ilustrarlo, centrarme en dos volúmenes agasajados con el Gran Premio: Oh, yes! (Producciones Colibrí), de Digna Guerra y el coro Entrevoces; y La vuelta al mundo (Sello Unicornio), de Alexander Abreu y Havana D’ Primera.
Havana D’ Primera, un grupo que se consolida. Foto: Roberto Ruiz.
Antecedido por Pasaporte, CD de referencia para Havana D’ Primera junto con Haciendo historia, La vuelta al mundo consolida a una agrupación que en los últimos años ha enriquecido el panorama de la música popular y dibuja con sus piezas la intensidad de un archipiélago precisamente singular por su musicalidad.
Se palpa en el más reciente CD del grupo que lidera Alexander Abreu un respeto por esa herencia sonora de grandes renovadores del son contemporáneo, como lo son Juan Formell y José Luis Cortés. Pero hay más, si escuchan atentamente, encontrarán también conexiones con la vertiente más tradicional de nuestra música.
La vuelta... trasciende, ya que en una docena de canciones se sintetiza esa cubanía definida magistralmente en el texto, con la genialidad armónica que gusta más allá de nuestras fronteras marítimas. Allí igualmente se revisitan géneros como el merengue (La mitad), la conga y la música afrocubana —apreciado en El palo más duro, donde invitaron a Mayito Rivera—; así como la salsa internacional.
Con la mirada a un cautivador género de la sonoridad norteamericana, Entrevoces muestra en 11 temas cómo desde la insularidad puede interpretarse de una manera genial el black spiritual (negro espiritual), y ello también responde a los resultados de la enseñanza artística nacional.
Esperado por sus seguidores, el Oh, yes! de la agrupación que dirige la maestra Digna Guerra, logra un empaste perfecto de voces para piezas de una alta complejidad y no deja de la mano la correcta pronunciación de los textos, respetando así con exactitud el idioma en el que fueron creadas.
Es Swing low, sweet Chariot una verdadera joya dentro de los tracks del compacto. La composición de Wallace Willis se enriquece con esa maestría de la maestra Digna y su grupo, quienes le imprimen una exquisita interpretación. Así sucede también con My lord what a morning, Thank you Jesús y otras obras en las que Entrevoces vuelve a mostrar su calidad interpretativa, avalada no solo en la discografía, sino también en concursos internacionales y en sus conciertos.
La placa demuestra la voluntad de Producciones Colibrí de registrar la música coral, la cual cuenta con un movimiento altamente calificado en la Isla. Ello es resultado de uno de los programas desarrollados por el Instituto Cubano de la Música.
Oh, yes! y La vuelta al mundo son discos excepcionales que los melómanos del patio y los foráneos deben escuchar atentamente. En ellos hay una dosis fuerte de esa peculiaridad que nos hace únicos en el mundo y de la que no escapa nuestra sonoridad.