Marilyn Solaya. Autor: Tomada del sitio sites.allegheny.edu Publicado: 21/09/2017 | 06:00 pm
Hasta no hace mucho, la actriz, guionista y realizadora Marilyn Solaya traía entre manos un proyecto que le quitaba el sueño: dar el salto al largometraje de ficción con Vestido de novia, que escribió «estando en casa, y entre hijo e hijo», y que acaba de obtener el Premio de la Popularidad del 36 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Pero esta mujer, que parecía que después del rotundo éxito de Fresa y chocolate regresaría al plató una y otra vez, no es de las que se deja vencer con facilidad.
Y ciertamente se involucró en algunos rodajes, aunque no lo hizo con la frecuencia que pensábamos: tras trabajar bajo las órdenes de Gutiérrez Alea y Tabío, fue llamada por Eliseo Subiela para Despabílate amor. Luego estaría en el elenco de Omertá, de Pável Giroud, y de la película canadiense La ley del silencio, lo cual no le impidió terminar sus estudios de Dirección para coronar su gran anhelo: convertirse en cineasta y así filmar su primer corto de ficción y varios documentales, que la fueron preparando hasta conseguir materializar su largo de debut.
Todo empezó el pasado 18 de marzo de 2013 en La Habana, según hizo saber desde su muro en Facebook, donde informó que se trataba de una producción conjunta entre el Icaic y Bitart New Media, S.L Bilbao, España, y que contó con el apoyo del Programa Ibermedia, en su más cercana convocatoria.
Allí también nos enteró de que había trabajado con actores laureadas como Laura de la Uz, Luis Alberto García, Jorge Perugorría, Isabel Santos y Mario Guerra, los protagonistas de su historia, quienes fueron escoltados por Manuel Porto, Waldo Franco, Omar Franco, Yipsia Torres, Alina Rodríguez, Andros Perugorría y Luis Carreres, entre otros.
«La música original está a cargo de X Alfonso, con la participación especial de la Camerata Vocale Sine Nomine», escribió. «Tengo el privilegio de contar tanto con asesores como con un equipo artístico y técnico maravilloso: Eliseo Altunaga (mi asesor de guion), Míriam Talavera (la editora), Javier Figueroa (Banda Sonora), Julito Simonou (en cámara), El Ruso, Oscarito y sus muchachos de luces; Marcel y Velia (Sonido Directo), Nanette (Dirección de Arte), Juan Carlos y Elio (Peluquería), Magdalena (Maquillaje), Margarita, Lourdes y Rafael Solís (Dirección de Fotografía)...
«Con la mayoría de estos profesionales he coincidido en todos mis trabajos desde mis inicios en el cine como actriz, y posteriormente en la realización de mis cortos de ficción y documentales. El maestro Raúl Pérez Ureta, mi amigo querido, quien ha sido parte de este sueño desde que solo era una cuartilla, no pudo continuar en el proyecto por problemas de salud, pero me siguió acompañando con su buena energía, su ejemplo y, sobre todo, su confianza en que sí puedo hacerlo y hacerlo bien».
Asimismo, la Solaya contó con la complicidad del productor Carlos de la Huerta, a quien considera el padre de todos sus hijos cinematográficos; y del Dr. Julio César González Pagés, coordinador de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades, asesor del tema que aborda la película.
Ya desde hacía un tiempo, Marilyn había dejado claro que su deseo de hacer realidad a Vestido de novia también tenía que ver «con un deseo y una necesidad de las féminas cineastas, aunque no se vea en la filmografía nacional, por razones cada vez más obvias.
«El guion fue premiado en el 2006 por Cinergia, Costa Rica, Fondo Centroamericano para el Desarrollo de Proyectos Cinematográficos. Luego fue seleccionado por Dreamago, en Suiza, una Fundación Internacional de Proyectos Cinematográficos, que busca guiones que marquen la diferencia por el tema que abordan. Allí tuve la oportunidad de participar en un taller de reescritura donde fui asesorada por personalidades de varios países.
«En 2008 Vestido de novia fue elegido para participar en el I Taller de Guiones Latinoamericanos, un nuevo espacio creado dentro del Sector Industria como parte del Festival de Cine de La Habana, pero estuvo hasta ahora detrás de presupuesto como los otros proyectos de cualquier realizador que quisiera hacer una película en estos días, aunque no junto a los otros, ni por la misma vía ni con las mismas oportunidades.
«Aprendí mucho construyendo un proyecto como Vestido de novia: por la profunda investigación que tuve que llevar a cabo, y por el reto de intentar hacer una película. Y es que ya no era suficiente con escribir un guion, había que hacerlo bien, por mí misma, y con total responsabilidad.
«Vestido... trata sobre la homofobia, sobre el drama que viven las personas transexuales. Es una película necesaria, muy a tono con los tiempos que vivimos, con esta nueva etapa cubana de buscar y poner en tela de juicio los prejuicios que tanto han obstaculizado las libertades esenciales de las personas, las ventajas de la diversidad».