SANTIAGO DE CUBA.— Desfilan Los orishas, Orumila y Ikú, Ochún, agüeni y araoko, Oba-lú-ayé… entra en escena La Tumba Francesa, Petró y el Bembé, se encienden Los Pregones y el espacio se hace a la Oda al Tambor, El cafetal, las estampas del carnaval y las campesinas; la rumba…
Así respira en gestos y movimientos, desde hace 55 años, el alma africana y caribeña defendida por el repertorio del Ballet Folclórico de Oriente, de las primeras agrupaciones creadas por la Revolución en este lado cubano y que, con talento y constancia, no ha cejado en el empeño de defender y prolongar nuestras más hondas tradiciones danzarias populares.
Nacido de un mismo tronco, semejantes anhelos animan al Ballet Folclórico Cutumba, compañía que desde su fundación se ha entregado a la investigación, desarrollo y promoción de las manifestaciones afrohaitianas y cubanas localizadas en el oriente del país, especialmente en Santiago de Cuba.
Por ser portadores de ese mensaje de cubanía, ambas agrupaciones, exponentes del llamado movimiento danzario popular, recibieron la víspera el reconocimiento del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro, en sendas misivas entregadas aquí por el ministro de Cultura, Julián González Toledo.
La génesis del Ballet Folclórico está en las raíces más profundas de la cultura popular santiaguera, y sigue imponiéndose en el empeño de preservar las raíces danzarias de la cultura popular de esta región a través de variedades artísticas derivadas del acerbo congo, yoruba, carabalí, lucumí, bantú y otras, también mezcladas con manifestaciones de otras culturas.
Transmitir a las nuevas generaciones una representación escénica de los bailes, cantos y toques de origen africano, haitiano y auténticamente criollos, es premisa de este colectivo artístico, que pretende hacer de cada puesta un espectáculo teatral sobre el hecho folclórico, estéticamente bello, pero sin suplantar el espacio de los grupos portadores, como lo ha explicado Milagros Ramírez, quien dirigiera el conjunto en 1996; y lo ratifica Ernesto Arminán, coreógrafo, director artístico y general de la compañía, continuador de la obra fundada por sus hermanos.
Por su parte, Cutumba recrea los elementos de nuestra identidad cultural, dando un toque de frescura que hace al público involucrarse en su vorágine festiva y, al mismo tiempo, reconocer un respeto absoluto al sustrato folclórico recreado, al decir de Idalberto Bandera, director general de la agrupación.