En los debates se habló de la insuficiente inserción de los jóvenes representantes del teatro en el sistema de eventos y giras nacionales. Autor: Roberto Suárez Publicado: 21/09/2017 | 05:40 pm
La espiritualidad de la nación descansa también en su cultura, la cual se atempera a los retos actuales y se transforma, respetando sus esencias y visibilizando el brillo de sus más auténticos valores.
Valiosas alternativas para preservar el patrimonio cultural surgieron al calor de los debates de las comisiones de trabajo de la segunda jornada del Congreso de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), que tuvo lugar en varias instituciones culturales de la capital.
Debate de vanguardia
«Uno no deja de asombrarse de la profundidad de pensamiento, y de la inteligencia, la responsabilidad y el compromiso con que los jóvenes de la Asociación Hermanos Saíz emiten sus criterios con el fin de que la cultura cubana sea todavía más poderosa».
Con esas palabras, Miguel Díaz-Canel, primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, se dirigió a los delegados del II Congreso que formaban parte de la Comisión de Audiovisual y Promoción cultural, después de escuchar varios criterios vinculados con los problemas que aún subsisten en nuestros medios. Por eso enfatizó:
«En estos debates todas las opiniones son valiosas, todas las inquietudes y sugerencias. Aquí nada se puede desechar. Aquí todo aporta, todo ayuda, todo nos implica, pues nos ofrecen una idea más clara de hacia dónde hay que moverse para entre todos construir ese espacio audiovisual cubano más creativo, más aportador que necesita la Revolución en los momentos actuales.
«Todos los asuntos planteados aquí son de vital importancia. Todos nos damos cuenta de que nos estamos refiriendo a un tema estratégico. Si somos capaces en determinado momento de tener diálogos como este, alentados por un congreso o una reunión, entonces nos está claro que no hay que esperar a esas circunstancias para trabajar en función de que todo marche en nuestra sociedad como debe ser. Por el bien de la Revolución estos diálogos hay que mantenerlos, seguirlos alimentando, pero con soluciones a los problemas, a los que hay que darles seguimiento de modo permanente.
«Decía que hoy necesitamos un espacio audiovisual cubano más creativo, más aportador, porque vivimos en tiempos en que se ha globalizado la banalidad, la vulgaridad, la seudocultura; un momento que el enemigo está aprovechando para subvertirnos, para cambiar nuestra forma de pensar, para desideologizarnos.
«Aquí se ha hablado de carencias espirituales, cognoscitivas, de apreciación de las artes por una parte del público y, en particular, de los jóvenes, lo cual también tiene que ver con los problemas que hemos tenido en los últimos años con la enseñanza, donde estamos haciendo acciones de perfeccionamiento.
«Todo lo anterior pasa también por un fenómeno que no podemos desconocer: el desarrollo de las tecnologías, de la informática y las comunicaciones, que, entre otras cosas, cambió los códigos de comunicación. Y hoy los principales códigos que mueven a la juventud son los audiovisuales, por eso es tan importante que ustedes reflexionen constantemente sobre la manera en que debemos trabajar.
«Este análisis nos lleva a una convicción: todos los que estamos involucrados en la formación de las nuevas generaciones: instituciones, centros, organizaciones..., necesitamos dar propuestas más inteligentes, desde el arte, desde la cultura, desde la historia, desde nuestros principios y convicciones.
«Hay que buscar una mayor relación entre lo que decimos y lo que hacemos. Contamos con un alto nivel de diagnóstico, tenemos bien planteadas cuáles son las insatisfacciones, las proyecciones y, sin embargo, ¿por qué si es tan evidente, si entre todos compartimos estas ideas, y nos parece que es lo que hay que hacer para mejorar las cosas, no terminamos de resolverlo?.
«Y es que no actuamos como decimos ni como pensamos. De lo contrario: ¿por qué seguimos siendo tolerantes ante el mal gusto, la banalidad, la vulgaridad? ¿Por qué dejamos que proliferen esas cosas que criticamos? Es la hora de actuar de una vez», enfatizó el también miembro del Buró Político del PCC, quien demostró su satisfacción con este encuentro con los jóvenes, asegurándoles que el debate que había acabado de tener lugar era «un debate de vanguardia».
Fortalecer las raíces del arte joven
En la Comisión 1, enfocada a las artes escénicas y que se desarrolló en el Centro Cultural Bertolt Brecht, los principales temas debatidos fueron la profesionalización y evaluación, la superación de los más jóvenes artistas del teatro y la danza, la carencia de espacios de ensayo y presentación y la necesidad de que se pongan en práctica nuevos modelos de gestión y producción.
En el informe presentado se recogieron otras inquietudes como la insuficiente inserción de los jóvenes en el sistema de eventos y giras nacionales, el limitado impacto de las estrategias de promoción del sistema de las artes escénicas y el insuficiente apoyo al movimiento de aficionados.
Léster Escalona, de Granma, se refirió a la emigración del talento de su territorio a otras ciudades y provincias, a causa de la escasez de posibilidades y espacios. «El ejemplo claro es que en Manzanillo existe solo una agrupación de teatro», señaló. El artista expuso sus experiencias en cuanto a los obstáculos que existen para conformar novedosas iniciativas escénicas.
Freddys Núñez Estenoz, director de Teatro del Viento, dialogó acerca de la carencia de iniciativas de promoción; mientras que al divorcio que mucha veces ocurre entre las personas encargadas de gestionar la política cultural en los territorios y los pensamientos de la vanguardia creadora, aludió Leonel López, actor del teatro Guiñol y vicepresidente de la AHS en Guantánamo.
Trascendieron en los planteamientos expuestos temas como la crítica a los modelos de gestión y el poco apoyo del sistema de instituciones de las artes escénicas a los grupos teatrales, la desconexión entre dirigentes y creadores, así como la escasez de divulgación de las propuestas de los territorios en los medios de comunicación nacionales.
Marta María Borrás, teatróloga, aludió a las nuevas prácticas y caminos estéticos que demandan un quehacer más actualizado y abogó por la creación de plataformas de trabajo que permitan nuevas formas de producción y de comercialización del teatro cubano.
Otras ideas se manifestaron en relación con la rigidez a la hora de experimentar nuevas fórmulas creativas, debido a la tendencia al acomodamiento y al facilismo.
Los cambios en las estructuras de trabajo y de pensamiento, así como la necesidad de empoderar el trabajo de la organización que agrupa a la vanguardia artística en los territorios fue motivo de análisis de Jaime Gómez Triana, vicepresidente de la AHS.
Gómez Triana llamó a no perder de vista las jerarquías culturales, para evitar que se distorsionen las realidades y se desvirtúen los valores y el verdadero talento. Asimismo, destacó que se debe rescatar el rol de los artistas aficionados, como una manera efectiva de preservar la identidad cultural.
De la crítica y otros asuntos cardinales
¿Qué podría decirse de la crítica literaria en Cuba? Desde la inteligencia, el conocimiento y la pasión, los delegados e invitados al cónclave sumaron diversas aristas a un análisis que tuvo como escenario al Centro Cultural Dulce María Loynaz, y que formó parte de un grupo de temas planteados en la Comisión 4 de Literatura, crítica e investigación.
Una primera voz abrió la jornada de pensamiento para asegurar que la crítica literaria en la Isla no debe valorarse de buena per se, porque entre otras deficiencias resulta muy esporádica y escasa. Se percibe la ausencia de un ambiente polémico y académico, dijo un joven creador, quien además calificó de insuficiente el espacio disponible para la crítica en las revistas especializadas, habló del poco rigor teórico de quienes la ejercen, y de la pobre remuneración de quien emprende ese camino o el del ensayo como género literario.
Más adelante se sumó a las reflexiones el concepto de la falta de «dignidad literaria» para que fluya la crítica, así como la carencia de la disposición que permita crear ambientes propicios para cualquier tipo de evaluación profunda y honesta. Lo que suele pasar, se afirmó en la comisión, es que a muchos no les agrada que hablen mal de su obra; lo asumen como una agresión, al tiempo de no haber suficiente valentía y rigor para enjuiciar determinadas creaciones.
Otra condición que debilita el ejercicio de la crítica es que, según expresó un delegado, no pocas veces el género se queda en los espacios de publicaciones especializadas, con un lenguaje no asequible para muchos, cuando podrían ser mejor aprovechadas, en un acto de expansión creativa, zonas de los medios masivos de comunicación, las cuales están virtualmente desérticas en cuanto al género.
Nuevamente el tema de la necesaria comunicación entre las instituciones afloró en el debate. En el país existen, según se destacó, diversas revistas para el ejercicio de la crítica; lo que falta es una suerte de conexión entre todo lo que se hace. Es como si la crítica estuviera fragmentada, sin contar que no llega a posicionarse en los grandes medios. Se impone romper cierto aislamiento, y en tal sentido la Asociación tiene mucho que hacer.
Otros asuntos ocuparon las reflexiones de los participantes: se impone reevaluar y actualizar los planes de estudio a cada nivel docente, si de defender la cultura y la memoria histórica se trata; urge incluir a muchos de nuestros pensadores —especialmente los de las etapas más recientes de la nación—; y es cardinal estudiar y utilizar los archivos alusivos a las últimas décadas de la Revolución, para que otros no vengan a contarnos, a su modo, una historia que es nuestra.
Tal vez el espíritu que marcó todo cuanto se reflexionó en la Comisión 4 podría definirse en la necesidad de crear alianzas con otros espacios y entidades sociales, de modo que la AHS, con sus propósitos y su sello tan particular, también toque el corazón de un público diverso y ávido de buenas propuestas creativas, allí donde este se reconozca en su identidad y en su gran pelea por existir.
Cultura de resistencia contra lo pedestre
La Asociación no está sola en este largo y azaroso camino de salvaguarda de lo más genuino de la cultura. Es como una locomotora del arte que impulsa proyectos musicales que serán también parte del patrimonio sonoro del mañana.
Esa fue la esencia de la Comisión 5, dedicada a la música, que sesionó en los predios de la Agencia Cubana de Rock (ACR). Los delegados exigieron que a tono con los tiempos que corren, se deben gestar políticas que protejan a los noveles artistas y sus creaciones, como único modo de enfrentar los escollos de la seudocultura y de la promoción de propuestas pedestres.
Abogaron por la inserción de trabajos sólidos de esta joven vanguardia en los medios de comunicación, en las casas discográficas y en las programaciones regulares de las instituciones culturales. Porque si bien se ha logrado, como resaltaron, establecer ciertos avances en estos frentes, todavía es necesaria mayor presencia en los escenarios territoriales, donde también se hacen presentaciones de calidad y pasan inadvertidas para la multitudinaria audiencia cubana.
Ante un auditorio en el que figuraban personalidades como «Pachy» Naranjo (Premio Nacional de Música) y dirigentes políticos y sindicales, los participantes expresaron que la organización se tiene que preocupar con mayor ahínco por la promoción de su membresía. Varias alternativas para ello surgieron durante el debate en la ACR. Las iniciativas expuestas van desde la creación de un festival trovadoresco en la capital y el brindar más apoyo a eventos que promueven las diferentes manifestaciones musicales —entiéndase festivales de la trova Pepe Sánchez, Internacional de Coros, Corhabana, Cubademo...—, la inclusión en la estrategia anual de periplos por toda la Isla, el respeto a los espacios de actuación ya ganados por los asociados, hasta encomendar a los realizadores de programas de radio y televisión que integren sus proyectos.
La enseñanza de la sonoridad nacional en las academias, el sistema de pago a los noveles artistas en las empresas musicales, la defensa de las presentaciones en vivo en plazas públicas y la creación de un sello fonográfico para la AHS, devinieron demandas sumamente importantes en el diálogo.
No obstante, existen pasos positivos entre un congreso y otro. Orlando Vistel, presidente del Instituto Cubano de la Música (ICM), reconoció que se han vislumbrado avances en este campo en las instancias nacionales, no así en los territorios, una labor que necesita prender con mayor fuerza.
Vistel destacó los cambios estructurales que tienen lugar en el ICM y su sistema de instituciones para atemperar su trabajo a los tiempos que corren y realizar una labor más eficaz. Igualmente aseguró que se están diversificando nuevas formas de relación entre el Instituto y los artistas, y anunció que entre las fórmulas que se desarrollan para preservar lo más auténtico de nuestra música, está el grupo de trabajo creado entre el ICM y el ICRT, a la vez que invitó a la AHS a sostener eventuales encuentros con la institución que dirige, para evaluar temas de interés mutuo.
Por su parte, Abel Acosta, viceministro de Cultura, insistió en que la Asociación está junto al Ministerio de Cultura en la pelea por preservar el arte y los convocó a continuar en estrecha alianza para ofrecer una alternativa de resistencia frente al mal gusto.
La ocasión fue propicia para que la ACR distinguiera a la organización que agrupa a la vanguardia del arte novel con un Reconocimiento Especial por su «trayectoria en la cultura cubana y su apoyo al talento joven».
Los artistas no se inventan
Uno de los problemas de la cultura cubana de hoy es la cantidad de productos de baja factura que se venden y son muy populares. Los artistas no se inventan. La población tiene derecho a acceder a las mejores realizaciones. La misión de nosotros es promover lo bueno. Tenemos que apostar por la calidad. Lo anterior fue expresado por Fernando Rojas, viceministro de Cultura, luego de un sustancial debate en torno a las dinámicas de las artes visuales cubanas y las principales preocupaciones de los creadores jóvenes, acontecido en el Museo Nacional de Bellas Artes, donde sesionó la Comisión 2 de Artes Plásticas.
Fernando Rojas se refirió a la pérdida de referentes en el proceso de enseñanza y a la necesidad de que se abran talleres vocacionales en las escuelas. Una de las mayores preocupaciones de los delegados, y a la que igualmente dio respuesta el Viceministro, giró en torno a los mecanismos de promoción.
«La AHS tiene mucha razón en reclamar atención porque artistas jóvenes destacados no están en la mira de las instituciones, lo que indica defectos en la promoción y seguimiento», dijo, y más adelante agregó: «En Holguín, La Habana, Matanzas y Trinidad se está buscando la vía de abrir una galería comercial para vender la obra de los jóvenes».
Rojas elogió la idea de estimular el intercambio de experiencias entre creadores, propuesta nacida de los participantes, quienes pidieron retomar el Salón Nacional de Artes Plásticas, así como la creación de espacios en los cuales se reflexione sobre los procesos artísticos de la contemporaneidad.
«La plástica cubana no está solo en La Habana», expresó por su parte el artista villaclareño Antonio Gómez, quien instó a revisar las políticas a nivel nacional relacionadas con esta manifestación, de modo que los que residen en el interior del país no se vean en la necesidad de migrar a la capital.
En cuanto al apoyo a la creación, Samuel Hernández, jefe de la sección de Crítica e Investigación habanera, subrayó la necesidad de encontrar mecanismos legales que permitan aportar financiamiento a los creadores, para la realización de obras no convencionales, que no suelen estar avaladas por las dinámicas de comercialización.
Al estado en que se encuentran las galerías cubanas se refirieron igualmente los delegados, quienes denunciaron que muchas de las adscritas a las instituciones no cumplen con los requerimientos mínimos de tecnología, montaje e iluminación, imprescindibles para alcanzar calidad en la presentación de las muestras.
Del mismo modo resaltaron la urgencia de retomar el desaparecido nivel elemental en la enseñanza especializada de las artes visuales, para evitar lagunas técnico- estéticas en las generaciones más jóvenes; e insistieron en elevar la calidad de los salones provinciales, los cuales muchas veces parecen el resultado de una tarea y no la evidencia de lo mejor del quehacer del territorio.
Con una sesión plenaria matutina, una reunión a inicios de la tarde del Consejo Nacional de la AHS y de los candidatos a su Dirección Nacional, y luego la clausura, finalizará este sábado el II Congreso de la AHS. Estos serán momentos cruciales para el debate del quehacer de los jóvenes artistas.