Compañía Danza Fragmentada. Autor: Cortesía de la compañía Publicado: 21/09/2017 | 05:39 pm
Se cuenta que de niño, a Ladislao Navarro Tomasén, director general de la compañía Danza Fragmentada, le atraían la música, las artes plásticas y la danza, pero fue esta última la que definitivamente le robó el corazón, aunque entregarse por completo a ella no le quitó, en lo absoluto, el gusto por las demás. Y es que para el fundador de un colectivo que pronto cumplirá su aniversario 20, mientras él arriba a 35 años de vida artística, llevar adelante su obra le exige realizar «un estudio de relación de cada una de las manifestaciones con lo que estoy creando, para buscar coherencia, organicidad, lo cual, hasta ahora, me ha resultado muy eficaz».
De cualquier manera, la danza siempre le resultó más cercana, más propicia para expresarse, según confesó a JR. Eso, unido al hecho de que «en aquel momento había, por suerte, mayores oportunidades para estudiarla en relación con otras manifestaciones, por las capacidades que brindaban las escuelas», acabaron por decidirlo.
—¿Te resultó difícil clasificar, desde Guantánamo, para el Instituto Superior de Arte?
—¡No, para nada! Tuve la oportunidad de que mis profesores de nivel medio me habían hecho un seguimiento riguroso, con mucha exigencia y vigor, lo cual me preparó muy bien para mi examen de ingreso. Hoy lo agradezco.
«En lo personal, me aportó verdaderamente formar parte de los primeros grupos que cursaron estudios en el ISA, donde tuve como profesores a personalidades como Ramiro Guerra, el padre de la danza en Cuba; Lourdes Ulacia, Perla Rodríguez, Isidro Rolando, entre otros grandes maestros, a la vez que pude compartir con la vanguardia de la danza en el país de entonces, como las compañías Danza Contemporánea de Cuba, Retazos, Danza Abierta, Ballet Teatro de la Habana, Danza Narciso Medina... Las exigencias de la carrera me llevaron a nutrirme de los métodos y formas de estas agrupaciones, lo cual me resultó muy útil más adelante, en mi trabajo con mi propia agrupación».
—¿Qué te condujo a crear Danza Fragmentada?
—Justamente las asignaturas de Investigación y Metodología de la Danza Contemporánea me hicieron pensar en la búsqueda de nuevos modos, un método diferente que me permitiera aportar algo a la danza contemporánea a partir de lo que se hace hoy en Cuba. Date cuenta que empecé con jóvenes sin formación académica, personas que contaban solo con sus condiciones físicas y su grandísimo interés en bailar, su gusto por la danza, y debía conseguir, en un corto plazo, que mostraran capacidades técnicas e interpretativas que validaran el proyecto.
—¿Qué ha significado para Guantánamo contar con una compañía de danza contemporánea?
—Sé que el aporte ha sido bueno, puesto que el público ha asumido, paulatinamente a través de estos años, una manera diferente de ver la danza, no solamente la folclórica y popular, sino que ha tomado conciencia de que el universo danzario es mucho más amplio. En esto ha tenido gran incidencia nuestro trabajo comunitario, pues la vanguardia artística ha extendido su arte a las montañas y zonas rurales en general, a comunidades periféricas, a todos los rincones del país.
—¿Cómo pudo salir adelante una compañía como la tuya en tiempos de período especial y en el interior de la Isla?
—Con enorme empeño, mucha voluntad, y aunque parezca cursi, gracias a un tremendo amor de todas las personas con quienes trabajo y otras que desde las instituciones o a título personal me apoyaron sin reservas en las primeras etapas. Hacia todos ellos mantengo un eterno agradecimiento —porque en verdad fueron momentos duros, muy difíciles— especialmente para mi esposa y mi familia, pero también para el público que, en medio de sus carencias, asistía a las funciones; un público que nos supo comprender, tolerar, asumir, y gracias al cual estamos llegando a 20 años de existencia.
—¿Cuál es el método que emplea Ladislao en la preparación de sus bailarines? ¿Por qué una academia infantil?
—El método de trabajo empleado se nutrió de elementos muy diversos, lo mismo las técnicas del ballet, que las de la danza moderna y contemporánea, sin olvidar la composición coreográfica, elementos del folclor, actuación y expresión corporal. La clave está en utilizar todo esto para elaborar una metodología coherente, orgánica, que me permitiera, valiéndome de las herramientas de la pedagogía, la psicología, la didáctica, desarrollar, de manera más o menos acelerada, la formación de los muchachos que también pusieron mucho de sí, sin dejar de mencionar, por supuesto, la inestimable contribución de los demás profesores de la compañía.
«En cuanto a la academia infantil, ¿para qué aprendemos si no para enseñar? Todo lo que investigo, lo que me han dado los años de práctica en intercambio con otros, trato de llevarlo a mis alumnos, que además son la cantera, los continuadores de la obra por la que cada día nos entregamos con tanta dedicación. Y conste que no pienso solo en futuros bailarines, pues no todos los estudiantes de la academia pueden llegar a serlo, sino en la formación de un público cada vez más amplio y mejor adiestrado para apreciar esta manifestación en cualesquiera de sus variantes».
—En un principio fuiste incomprendido y criticado...
—Ser incomprendido, criticado, me favoreció mucho. Hoy me doy cuenta de eso porque me llevó a sacrificarme más en mis estudios e investigaciones. Hurgar sobre el terreno en torno a las manifestaciones populares de la danza en Cuba, los territorios donde predomina cada una, informarme sobre la materia en lo referente a otras latitudes, y a partir de las acogidas del público, aquilatar sus necesidades en aquellos primeros momentos, y en la medida en que este aceptaba mejor propuestas de calidad, sin hacer concesiones a lo banal, pude hacer que confiaran en mí.
—Me afirmabas que Danza Fragmentada se ha convertido en un gran proyecto comunitario...
—Danza Fragmentada no es ya un proyecto, debemos decir que hoy constituye una compañía-escuela, ya que a lo largo de 20 años ha formado tres generaciones de bailarines que en la actualidad actúan en diferentes escuelas y compañías, tanto de Cuba como fuera de la Isla, demostrando la solidez de su formación tanto de base como de transición.
—Por un momento en la compañía se representaban obras de tu autoría, sin embargo ahora (y cada vez con más frecuencia) se estrenan piezas de jóvenes coreógrafos...
—¡Sí!, si hablamos de una compañía-escuela lo más lógico es que se le den oportunidades a los jóvenes interesados en el camino de la creación, sobre todo porque en Cuba abundan muy buenos bailarines, pero menos los maestros y coreógrafos, y esos jóvenes representan el futuro, por tanto hay que dejarlos hacer, guiarlos en sus búsquedas e intentos. Recuerda que no somos eternos.
—¿Cómo la compañía celebrará estos 20 años de existencia?
—Siempre la concebimos, y así hemos tratado de que suceda a lo largo del año, como una celebración colectiva a la que se sume todo el que quiera, tanto público como artistas, y hasta ahora no podemos quejarnos, pues hemos tenido además un importante apoyo institucional. Déjame decirte que cuando Cuba supo que Danza Fragmentada cumplía 20 años todas las provincias nos invitaron a sus eventos danzarios para festejarlo juntos, así hemos participado en Fidanz, de Santiago de Cuba; La Andariega, en Camagüey; Danza en Paisajes Urbanos, en La Habana, las holguineras Romerías de Mayo, entre otras. En todas se rindió homenaje, de algún modo, a los 20 años de la compañía y a mis 35 años de vida artística, que también se cumplen este año.
«El Consejo Provincial de las Artes Escénicas, por otra parte, ha priorizado en la medida de lo posible nuestros proyectos de este 2013, en especial la temporada, que será (los próximos días 7 al 13 de octubre) el clímax de las celebraciones y donde contaremos con la participación de importantes agrupaciones danzarias del país como Codanza y Retazos, por solo mencionar dos.
«El Consejo Nacional, con el apoyo de las provincias, patrocina una gira que nos permitirá mostrar el trabajo actual de la compañía ante públicos que hace tiempo no confrontamos, incluyendo el habanero. Nos presentaremos además en Ciego y Sancti Spíritus, con la particularidad de que la mayoría de las obras serán estrenos de jóvenes coreógrafos (de la compañía e invitados), junto a algunas que ya clasifican como clásicos de nuestro repertorio. Nos acompañarán también personalidades y maestros de la danza que nos brindarán sus experiencias a través de talleres y clases magistrales, y en medio de esta fiesta, algunos de ellos (los maestros Perla Rodríguez, Silvina Fabars y Buenaventura Bell) efectuarán la evaluación de los nuevos bailarines. En cualquier caso, lo más importante para todos es el aporte humano, la sencillez, el arte por el que la compañía trabaja».
—En el 2012, se otorgó por primera vez el Premio Honorífico Elfriede Mahler, por la obra de la vida, que en este caso recayó en ti...
—Es un orgullo haber obtenido el premio honorífico Elfriede Mahler porque para mí fue una gran maestra. Con ella di los primeros pasos para el dominio de las diferentes metodologías de la técnica de la danza y la composición coreográfica, y supe en qué consistían los planes y programas de estudios para la formación de bailarines y profesores. Junto a otros maestros de la danza en Cuba, me enseñó en qué radica la dirección artística y unidos fundamos el proyecto de la actual Danza Libre. Cuando me independicé para tener mi propio proyecto ella me apoyó (y no solo moralmente), pues valoraba el trabajo que yo estaba realizando. Le estaré siempre agradecido.
—¿Cuáles son las principales insatisfacciones de Ladislao después de 35 años de carrera? ¿Algún sueño?
—La principal insatisfacción es que aún existan personas en el sistema institucional de la cultura, de quienes dependemos todavía los artistas en gran medida, que no conocen ni valoran verdaderamente el arte, que imponen trabas burocráticas a los procesos creativos sin reparar en que sus cargos y funciones solo existen porque existen y crean los artistas.
«Sueño que el arte tenga cada vez más alcance social, que se extienda cada vez más, nacional e internacionalmente; que cuando se realice una gira “nacional” no incluya solo dos provincias occidentales u orientales, por decirlo de algún modo; que se lleve a los municipios y provincias menos favorecidos para que todo el pueblo conozca lo bueno, a veces de excelencia, que se hace en cualquier parte del país».