Bárbara Sánchez Novoa. Autor: Cortesía de la entrevistada Publicado: 21/09/2017 | 05:26 pm
«Termina tu carrera universitaria, pero no te alejes de la radio, porque puedes lograr muchas cosas». El consejo que Bárbara (Baby) Sánchez Novoa ha seguido al pie de la letra, se lo ofreció en su tierra natal Francisco Rivero, premio nacional de la Radio, locutor camagüeyano que era el alma de Radio Cadena Agramonte. «Sus enseñanzas me acompañan, aunque ya no esté. El sembró la semilla adecuada, y la regó con sabiduría y amor».
Y al igual que le sucede con el inolvidable Francisco Rivero, Baby también se quita el sombrero con Consuelo Vidal y Laritza Ulloa. «Ellos han sido referentes a los cuales siempre acudo, como también constituyen paradigmas para mí Rosalía Arnáez e Irela Bravo, así como José Antonio Nápoles, un comunicador de excelencia».
Es curioso, porque la vocación de esta bella joven no apareció en su infancia, como generalmente ocurre. En la etapa del preuniversitario, ella solo pensaba en carreras de Humanidades como Comunicación social, Periodismo, Historia del arte... «En ese período ni siquiera me acerqué a la radiobase de la escuela. Fue en la Universidad donde conocí de un curso para aficionados a la radio. Decidí presentarme, para ocuparme durante mi tiempo libre».
—¿Qué estudiabas?
—Licenciatura en Socioculturales. Aprobé Historia del arte, pero me entraron muchos temores porque debía trasladarme hacia Santiago de Cuba. Hija y nieta única, comenzaron los conflictos sentimentales y pudo más el temor.
«En tercer año apareció el mencionado curso y empecé a llevar, paralelamente, mi Universidad y mi trabajo en la emisora, como aficionada. Solo que ese hobby se fue tornando poco a poco en algo muy serio. Cuando me gradué ya estaba bien establecida tanto en el telecentro (conducía El guiño del escaramujo) como en Radio Cadena Agramonte, con un espacio que se llamaba Radio avances. Y cada vez que hacía falta hacer una suplencia, ahí estaba yo como anfitriona de programas como Ambiente juvenil y Familiarmente tuyo, que contaban con un alto nivel de audencia. Mientras más me convocaban mayor era mi compromiso. Luego llegó la emisora municipal, Radio Camagüey, que me llamó a colaborar con El día posible, una revista de orientación y facilitación muy escuchada».
—Te gradúas y decides trasladarte a La Habana, ¿no?
—¿Qué sucedió? Maykel Herrera y yo llevábamos un año de noviazgo y me hizo la propuesta de matrimonio formal, «a la camagüeyana». No pude rechazarla (y me ofrece una sonrisa que la descubre locamente enamorada del reconocido pintor). Ya en la capital, llegué al ICRT para cumplir mi servicio social. Empecé como asesora en Propaganda y publicidad, con Carlos Rojas al frente de ese departamento. Claro, por la misma labor que desempeñaba conocí a directores, locutores..., personas a las que admiraba y a quienes les confesaba mis deseos de continuar con lo que había iniciado.
«Un buen día faltaron los locutores que graban en off la voz que sale en los spots, y como había la necesidad imperiosa de realizar las promociones, me atreví: “Mira, yo puedo”, les aseguré. Gustó mi trabajo y a partir de ese momento cuando se presentaba una oportunidad me llamaban».
—¿Y cuándo comenzaste a salir en cámara?
—Para una cápsula informativa dedicada a los CDR por su aniversario. Se hizo una convocatoria y allí estuve. Para entonces ya estaba dentro de Radio Rebelde, en el boletín informativo de los sábados en la noche y en la revista Así, diciendo los leads culturales, al lado del maestro Franco Carbón. Luego me enteré de las pruebas de evaluación que efectuaban en el Sistema Informativo, y me presenté con mi carpetita debajo del brazo.
«Tuve la dicha de que la comisión, integrada por Laritza Ulloa y Nápoles, me aceptó. Así aparecí en Buenos días, donde por primera vez me encontré con el teleprompter, con guiones del NTV... Esa revista constituye una especie de importante laboratorio de formación para jóvenes.
«Después estuve por breve tiempo en la emisión estelar del NTV, y luego pasé a la tercera emisión, hasta que me convertí en parte de ese equipo de realización tan profesional, dirigido por Gloria Ugás. Sí, sale muy tarde en la noche, pero se transmite en vivo, lo que le confiere un rigor muy grande. Allí aprendo todos los días.
«Esa ha sido una oportunidad a la que he tratado de sacarle el máximo provecho. La asumo con total responsabilidad y seriedad, como corresponde a un espacio de tanta significación, algo que me recuerdan esos grandes profesionales que están a mi alrededor. Sentarse en esa silla del Noticiero del cierre lleva hasta su ritual, y sabes que tienes que poner todo tu empeño en que tu trabajo se distinga por la calidad, por el respeto a los espectadores».
—Sin dudas, el reconocimiento popular te lo ha brindado Mediodía en TV...
—Tienes razón. Es un programa superfresco con un alto nivel de teleaudiencia, porque se transmite en el horario en que casi todos están disfrutando de la pausa del mediodía. Gracias a Mediodía en TV las personas interactúan conmigo constantemente, me reconocen. Por él se ha iniciado un romance muy lindo entre el público y yo. Ha sido como un gran regalo.
—Sin embargo, en el multipremiado Sitio del arte te mueves en otra cuerda...
—Efectivamente. Por la confianza que su directora, Julia Mirabal, ha depositado en mí, he podido adentrarme en el mundo del periodismo. Ello ha significado una exigencia aún mayor para mí. Porque se trata de concebir y pensar los cuestionarios, de prepararme a cabalidad para dialogar con especialistas muy reconocidos en los temas que atienden. En él he conseguido poner en práctica los conocimientos que he adquirido en los diferentes diplomados que he cursado en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí... Ojalá y permanezca por mucho tiempo dentro de Sitio del arte, una de mis cartas de presentación para ingresar en la Uneac.
—¿Te consideras una joven con suerte?
—Creo que mi presencia en diferentes espacios tiene que ver con momentos, pero no temo a que cambien. Al principio se me criticó, pues se pensaba que debía encontrar un único camino. Pero yo tenía tantos deseos de hacer... spots, publicidad, locución, presentación de espectáculos y eventos, doblaje, poner voz en documentales... Todo me gustaba y nada competía. Siempre he sentido que si se el trabajo se enfrenta con cordura y coherencia no hay problemas. Y de cualquier manera todos esos procesos han definido a Baby. Yo, si me preguntas, no cambiaría nada si pudiera repetirlo.
«A pesar de que me he entregado en cuerpo y alma, no niego que pudo haber sido un poco de suerte, en el sentido de que las oportunidades se me dieron. Es cierto que hay muchas personas con enorme talento, a quienes no les aparecen las oportunidades...».
—Se dice que también pintas...
—Es un hobby, no quisiera que se viera como un intrusismo profesional. Con la pintura descargo la energía y la buena vibra que quiero compartir con los amigos.
—¿Sueños?
—Muchos. Por suerte, nunca terminan los sueños. Me encantaría, por ejemplo, ser anfitriona de una revista cultural, donde pudiera entrevistar a figuras de la cultura cubana, y claro, dentro de los informativos me gustaría llegar a la emisión estelar del Noticiero, porque significaría que definitivamente he crecido como profesional de la palabra.