Centenares de pequeños danzarines participaron en la obra. Autor: Raúl Pupo Publicado: 21/09/2017 | 05:10 pm
Ver danzar a cerca de 500 pequeños, que disfrutan al máximo mientras se «transforman» en los más diversos y coloridos personajes, es una manera perfecta de celebrar el Día Internacional de la Infancia, como se constató este miércoles con la puesta en escena de El camarón encantado, en el Complejo Cultural Karl Marx.
Nuevamente el Ballet Nacional de Cuba, bajo la dirección general de Alicia Alonso, llevó a la escena la coreografía de Eduardo Blanco inspirada en la versión que hizo para La Edad de Oro nuestro Héroe Nacional, y esta vez contó para tal encomienda con el apoyo de la Organización de Pioneros José Martí y del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Protagonizado por muy jóvenes bailarines de la reconocida compañía cubana como Yanet Abreu, Dayesi Torrientes, Josué Jústiz, Leticia Silva y Marlén Crespo, quienes asumen sus roles con una gracia y un virtuosismo impresionantes, El camarón encantado, sin embargo, tiene como principal atractivo constatar la contagiosa alegría de tantos infantes.
Ya lo decía en su mensaje José Juan Ortiz Brú, representante de UNICEF en nuestro país: la representación de El camarón... en el Karl Marx es también un reclamo para que los niños, niñas y adolescentes del mundo puedan disfrutar de sus derechos como lo hace la infancia cubana.
Complicado debió ser para los familiares que colmaron el coliseo de Miramar, poder discernir entre tantos ratones, murciélagos, mariposas, osos, ardillas, ninfas..., cuál era justamente la criatura a la que sus niños dieron vida. Mas la satisfacción mayor no la deben haber encontrado, seguramente, en ese ejercicio de reconocer a los suyos, sino en constatar que la participación de estos en los Talleres Vocacionales del BNC los convierte, sin dudas, en mejores y más felices seres humanos.