Fotograma de Océanos, el documental más caro de la historia. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 05:10 pm
Murió con cuatro tiros en la cabeza. Ocurrió el 2 de septiembre de 2009, mientras se movía por la calle que conduce a Tonacatepeque, en El Salvador. Todo parece indicar que el móvil del asesinato fue La vida loca. Los balazos debieron tomar por sorpresa a su realizador, el fotoperiodista hispano francés Christian Poveda, cuyo enternecedor documental será presentado en Cuba, como parte de la 14 edición del esperado Festival de Cine Francés, que inicia este jueves.
La base argumental de La vida loca son las temidas maras, que siembran el terror en el país centroamericano. Para este excelente documental, Christian Poveda se centró, fundamentalmente, en la peligrosa existencia de los muchachos y muchachas que integran la Mara 18, surgida en los 80 y cuyo campo de acción estaba en la Calle 18 de Los Ángeles.
Durante 16 meses Poveda le dio seguimiento, en la comunidad de La Campanera, a los miembros de esta pandilla (se alimenta sobre todo de refugiados e inmigrantes ilegales deportados de Estados Unidos, hacia donde partieron huyendo de la guerra civil), protagonista de una guerra sin cuartel contra su eterna rival, la Mara Salvatrucha. De modo que La vida loca refleja la desesperación que invade a estos jóvenes acorralados, quienes no encuentran otra vía de escape que optar por la violencia, los desórdenes sociales y la muerte.
Con el apoyo de Sonja Wolf, investigadora del Centro de Estudios y Programas Interamericanos, Poveda conformó La vida loca a partir del material fílmico que obtuvo después de convivir con la 18. «No me interesé en el pandillero asesino y ladrón, sino en la persona, en el ser humano», llegó a explicar el destacado documentalista durante la primera presentación de su obra. «No te integras a una pandilla como a un partido de fútbol: le estás ofreciendo tu vida a la pandilla».
Vinculada también con inmigrantes está Welcome. Solo que esta vez el lente del cineasta galo Philippe Lioret se centra en los jóvenes afganos que habitan en el Norte de Francia. De la historia de Bilal, un joven de 17 años procedente del kurdistán iraní (interpretado por el debutante Firat Ayverdi), que quiere cruzar a nado el Canal de la Mancha para reunirse con su novia, y recibe el apoyo de Simon, su entrenador de natación (Vincent Lindon), sobre quien deberá caer la ley que condena a quienes ayuden o protejan a los inmigrantes ilegales, nace una película intimista, con la cual su realizador recibe el Premio Lux de cine del Parlamento Europeo y el lauro al Mejor Guión en Gijón.
«Me hice más ciudadano después de dirigir Welcome», asegura Lioret, también director de filmes como El extraño y El desliz. Al ser interrogado sobre las motivaciones para rodar esta, su sexta película que tanto bebe del cine de Ken Loach, Philippe responde que la razón está en que «todavía queremos creer en los sentimientos y en la inteligencia antes que en el cinismo y el propio interés».
Para los de casa, La Venus negra tiene el incentivo adicional de que su protagonista, Yahima Torres, nació en la Isla, y con esta película realizada por del francotunecino Abdellatif Kechiche (Grano del cuscús), se alzó con el premio Lumière a la Mejor Actriz Promesa del año, tras representar en la pantalla la vida verdadera de la sudafricana Saartjie Barman, quien soñaba convertirse en una bailarina famosa, pero terminó vendida y expuesta como un animal de feria, por sus extraños genitales.
Del consagrado François Ozon nos llega el largometraje con el cual obtuviera el Premio Especial del Jurado en el Festival de San Sebastián 2009, El refugio,que cuenta con Isabelle Carré, Louis-Ronan Choisy y Claire Vernet, en los roles principales. El refugio narra las vivencias de una atractiva joven, adicta a las drogas, que se salva milagrosamente de una sobredosis y descubre que está embarazada.
En la muestra de este 2011 también aparece un filme muy significativo como Océanos, una coproducción entre Francia, España y Suiza, estrenada hace dos años, y dirigida por Jacques Perrin y Jacques Cluzaud. Al igual que La vida loca, los espectadores se enfrentarán a otro documental, ahora escrito no solo por sus directores sino, además, por François Sarano (estará en La Habana), quien participó, asimismo en su filmación como consejero científico y buzo.
Durante 103 minutos, Océanos convida a sumergirse en las profundidades de todos los mares del planeta, pero con la intención de mostrar la cara más desconocida de la Tierra. Y ello nos llevará a descubrir, en ocasiones, a sorprendentes criaturas, cuya existencia ni siquiera imaginamos. En Océanos, que tomó cinco años de rodaje, se suceden unas tras otras imágenes verdaderamente hermosas, espectaculares, y no solo porque estemos ante —según se afirma— el documental más caro de la historia con su presupuesto de más de 50 millones de euros, sino también porque es muy vasta la experiencia de Perrin y Cluzaud en estas lides. Lo demuestran trabajos suyos anteriores como Nómadas del viento (2001), obra que sigue las aves migratorias y con la cual consiguieron una nominación al Oscar.
Puro cine es Océanos, que nos incitará a preguntarnos todo el tiempo cómo estos realizadores fueron capaces de filmar tantos detalles de la vida bajo el mar, y regalárnoslos con la belleza que también aporta la banda sonora de Bruno Coulais, el mismo autor de la música de Los chicos del coro. Esta es una película que Juventud Rebelde invita a no dejar de ver, esfuerzo que asimismo habrá que hacer con (con la que Leïla Bekhti ganó el Cesar a la mejor actriz revelación), de Hervé Mimran y Géraldine Nakache; y la multigalardonada De hombres y de dioses, de Xavier Beauvois, basada en la vida de los monjes cistercienses del Tibhirine, en Argelia, desde el año 1993 hasta su secuestro en 1996. Eso, por solo mencionar otros dos títulos imprescindibles.