Me gusta crear canciones, afirma Nelson Valdés. Autor: Juan Carlos Dorado Publicado: 21/09/2017 | 05:02 pm
CIENFUEGOS.— Él es un poeta cuya arcilla brota del lirismo de la cotidianidad. Nelson Valdés es de quienes esperan para ver abrirse una flor y hacen mapas de los sonidos de la tierra, al captar las pulsaciones del pueblo, los sitios, los andares e instantes de apariencia nimia pero en el fondo sublimes.
No quiere parecerse a Proust ni remedar las obras de Isabel Coixet; no más tiende a cartografiar esos retazos de verdad de sus/nuestros días, pasiones y sentimientos para calcarlos en canciones con sabor a vida y olores de fe.
El joven cantautor, al frente de la sección de Música de la Asociación Hermanos Saíz de Cienfuegos, acaba de terminar su primer disco en solitario: A la mitad del mundo, para el sello Bis Music.
Bajo la dirección general y producción musical de Wilfredo Naranjo y Dayron Ortega Guzmán, está conformado por temas propios, a excepción de Luna cienfueguera, el cual recreó junto a Eduardo Sosa, en calidad de invitado.
«Ha sido una oportunidad para mi carrera, por el tiempo que llevamos trabajando mi grupo y yo, cerca de tres años. Es un material compilatorio de varias obras de dicho período, junto a otras inéditas.
«Tuvimos la suerte y oportunidad de contar con dos productores magníficos de la agrupación de Pancho Amat y de la orquesta Revé, quienes hicieron un trabajo musical genial en los arreglos», comenta Valdés a JR.
Estoy muy contento —añade— en tanto el fonograma recoge una variedad notable de números. Contempla varios conocidos, sobre todo dentro de la ciudad, que ahora tendrán la proyección nacional. Unos son más divulgados, a la manera de A la mitad del mundo, Besitos de escalera… y algunos nuevos como Solo quiero verla o Canción pequeña.
«Constituye un disco elaborado desde la perspectiva de un joven trovador de provincia. Muchos amigos están bien entusiasmados con el trabajo, a pesar de ser mi primera producción. Las palabras de la placa fueron realizadas por Víctor Casaus y Joaquín Borges Triana, además del trovador Ariel Díaz», continúa el músico.
Al concluirlo —reflexiona—, me di cuenta de que quedaron muchas cosas por hacer, bastantes canciones en el camino a la hora de elegir, y pudieran ayudarme en cualquier futura selección.
Casi de forma paralela al fonograma de marras, saldrá otro: A guitarra limpia, por el Centro Pablo de la Torriente Brau, un concierto en vivo grabado al cantautor y su grupo, prácticamente listo, en fase de diseño de carátula y contraportada, en el cual no se repiten canciones de A la mitad del mundo.
Para la misma institución Nelson había editado ya Una canción para Miguel, material discográfico compilatorio coral, donde incorporó su versión de Rosario dinamitera, poema musicalizado según la pieza del intelectual revolucionario español Miguel Hernández.
Asimismo, por el Centro Pablo vio la luz otra obra colectiva, el disco Una canción para Frida y Diego, que incluye un texto suyo: Autorretrato de metal. Nelson nos revela que «dos números de mi autoría —Solo quiero verla y Canción pequeña— formarán parte de la banda sonora del nuevo filme del realizador Jorge Luis Sánchez, lo cual le agradezco mucho».
Avalado por la crítica musical, depositario del respeto y el cariño de miles de receptores a través del país —muchos de ellos jóvenes—, Nelson transita ahora uno de los momentos más prometedores de su carrera, la cual nos deparará muchas sorpresas, pues el creador está todavía a la mitad de lo mejor de sí.
«Hay que trabajar mucho y dedicarle bastante tiempo a lo que me gusta hacer, crear canciones. Mirar cada cosa, extraerle sentidos, sonidos e ideas a la existencia. Componer y cantar sin cesar, solo eso», traduce así el artista las máximas de su filosofía creativa. Lo tiene, pues, bien claro todo.