Con motivo del medio siglo de la Revolución Cubana, el Instituto Cubano del Libro sacará a la luz textos que reflejan la grandiosidad de esa obra social inmortal
Alejo Carpentier, sin duda uno de los escritores cubanos más sobresalientes de todos los tiempos, jamás vaciló en afirmar que la Revolución Cubana le había dado un sentido a su existencia, «como hombre, como intelectual, como escritor. Trataré, en mi obra inmediata de reflejar un proceso histórico que me llevó a tomar conciencia de mí mismo y a saber que realizando mi labor no solo trabajo para mí, sino que trabajo para los demás... Y creo que la toma de conciencia de sí mismo en función de un contexto colectivo es el más alto propósito que pueda fijarse el hombre en cualquier momento de su existencia».
Pero la grandeza de la gesta que comenzó en 1868 y culminó en 1959 no solo marcó a quien fuera director de la Imprenta Nacional de Cuba —la misma que publicara después del triunfo, más de 100 000 ejemplares de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha— sino también a cientos de escritores, que desde entonces se inspiraron en una Revolución que durante estas cinco décadas se ha convertido en musa estimulante.
Como hace 50 años, del mismo modo que la Imprenta Nacional puso a disposición del pueblo títulos de valía universal, el Instituto Cubano del Libro sacará a la luz, con motivo del medio siglo de la Revolución, textos que de una u otra manera reflejarán la grandiosidad de esa obra inmortal, de aquellos que la forjaron y de quienes cayeron por lograr este ideal de Patria; responsables todos, al decir del autor de El siglo de las luces, de hacernos sentir el orgullo de ser cubanos.
Así, dentro de la colección 50 aniversario de la Revolución, junto a libros ya imprescindibles como La historia me absolverá —esta vez con una edición anotada—, de Fidel Castro, de quien se recopilan 25 trascendentales discursos (Hoy habla Fidel), regresan a nuestras librerías El juicio del Moncada, de Marta Rojas, y Por siempre Vilma, el cual llega de la mano de la Editorial de la Mujer, y se acerca a la vida y pensamiento de la eterna Presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas, no solo desde la perspectiva de la destacada guerrillera del Ejército Rebelde sino también, de quien siempre se afanó por generar los cambios más revolucionarios en el terreno de los derechos femeninos y de la niñez en Cuba.
Por Ciencias Sociales aparece en tres tomos (1959, 1960 y 1961) Documentos de la Revolución cubana, de José Bell Lara, Tania Caram y Delia L. López (aquí están recogidas alocuciones del Comandante en Jefe como Revolución, sí, golpe militar, no y Esta vez los mambises entrarán a Santiago de Cuba —ambas transmitidas por Radio Rebelde).
El Centro de Estudios Martianos, por su parte, hizo posible que José Cantón Navarro nos entregara por fin Una revolución martiana y marxista que, según el propio Premio Nacional de Historia, es un libro donde pretende demostrar «que no hay contradicciones al afirmar que nuestra Revolución es marxista y a la vez martiana».
Completan la colección: Crónicas y fotos de 50 momentos de la Revolución, una recopilación de instantáneas y artículos sobre sucesos cruciales para la historia de nuestro país, tanto políticos, como culturales y sociales. Esta es una de las dos propuestas de Arte y Literatura, editorial responsable también de Los años 50, de Oscar Pino Santos, Premio Nacional de Ciencias Sociales 2001.
Para los amantes de nuestro deporte nacional —muchísimos, por cierto— Historia del béisbol revolucionario, de Félix Julio Alonso, deberá convertirse en un libro de cabecera. Lo mismo sucederá con los seguidores de la música del patio, quienes se darán gusto con Te doy una canción, de Silvio Rodríguez; y con 50 canciones en años de Revolución, ideado por Radamés Giro, quien se encargó de elegir temas emblemáticos como La Lupe, Sábanas blancas, Para Bárbara, Créeme, Lo feo, Romance de la niña mala, Lo material; Girón, la victoria, Yolanda...
Para quienes disfrutan de la narrativa, la Antología de cuentos escrita después de la Revolución, preparada por Alberto Garrandés, reúne textos que van desde Alejo Carpentier, Eliseo Diego, Cintio Vitier y Virgilio Piñera, pasando por Humberto Arenal, César López, Antón Arrufat y Reynaldo González, hasta María Elena Llanas, Reinaldo Montero, Aida Bahr, Ana Lidia Vega, Jorge Enrique Lage y Alberto Guerra, para completar una nómina de 68 escritores.
En total son tres las antologías editadas por Letras Cubanas, pues a la de cuentos se unen la de ciencia ficción y la de narrativa femenina, creada por Marilyn Bobes. A ellas se adiciona Se cuenta que..., concebida por Omar Felipe Mauri para Gente Nueva (a la cual pertenece también Los días cruciales de la victoria), en cuyas páginas el público juvenil podrá vivir los atropellos, la ignorancia, el oscurantismo tremendo que angustiaban al campesinado antes de 1959, y las transformaciones que en lo material y espiritual se produjeron en los años siguientes hasta la actualidad, gracias a joyas literarias de autores imprescindibles de la primera mitad del siglo XX (Samuel Feijóo, José Manuel Carballido Rey, Ernesto García Arzola, Onelio Jorge Cardoso, Dora Alonso), así como a los cuentos de Senel Paz, Enrique Pérez Díaz, Magaly Sánchez Ochoa y Olga Marta Pérez, y aquellos escritos por destacados representantes de las generaciones más recientes.
Por su parte, el periodista Pedro de la Hoz prefirió que en Como el primer día, sus entrevistados: Miguel Barnet, Roberto Fernández Retamar, César López, Reynaldo González, Chucho Valdés, Silvio Rodríguez, Alicia Alonso, Juan Padrón..., fueran quienes, al referirse a sus enjundiosas obras, hablaran (es inevitable) sobre el modo como, desde los inicios, la Revolución abrazó la cultura cubana.
Ya sabe el amigo lector que tanto los títulos mencionados, como otros que completan la colección: Tomasevich, un héroe de Cuba revolucionaria; Revolución cubana, hechos más que palabras; Un día de abril de 1958, Memorias del Capitán Pineo y Batista. Últimos días en el poder —recomiendo este libro de Luis A. Betancourt y José L. Padrón—, estarán próximamente a su alcance —incluso en la XVIII Feria Internacional del Libro— al igual que otros que engrosarán una colección evidentemente variada y atractiva.