Foto: Cortesía de César López El más reciente disco del saxofonista cubano César López y su banda Habana Ensemble es un reto desde todo punto de vista. Asumido por la multipremiada casa discográfica Bis Music y titulado Clásicos de Cuba, el mismo fue grabado en vivo en marzo de 2007 en el Teatro Amadeo Roldán, en un recordado concierto que sirvió para homenajear a la banda en su décimo aniversario, ocasión en la que estuvo invitada la Orquesta de Cámara de La Habana, dirigida por el maestro Iván del Prado.
Habana Ensemble fue fundada a fines de 1997 por un grupo de inquietos jóvenes músicos liderados por César, quienes fusionaron la música popular bailable, el jazz, la timba y diversos géneros ya antológicos como el mambo, el chachachá y el danzón; explosiva mezcla que posibilitó una versión tan certera como Vereda tropical (Gonzalo Curiel), interpretada por Leo Vera, vocalista fundador del grupo, y que fue una de las mejores hechas por la agrupación en aquellos años.
En esta nueva entrega fonográfica, la casa Bis Music apuesta por un disco de nuevo concepto, tal como lo fue Andante, el trabajo anterior de César que se llevara el premio en Cubadisco 2006 en la categoría de Jazz. Entonces la portada estuvo a cargo del artista Reinerio Tamayo, responsable otra vez del éxito visual en Clásicos..., con una sugerente obra que continúa la línea de la meticulosidad y el detalle, con un César emanando de un saxofón y vestido con una guayabera, símbolo de cubanía por excelencia.
Aparecen en Clásicos de Cuba temas emblemáticos de la canción cubana, firmados por diversos compositores que en algunos casos coinciden generacionalmente, como Ángel Díaz, José A. Méndez, Portillo de la Luz y Marta Valdés, figuras cimeras dentro del filin y de la nueva concepción armónica del bolero cubano conocido hasta este momento, dotando a la canción de otros timbres.
Pablo Milanés, Sindo Garay y Tania Castellanos, fueron escogidos también por César para hilvanar, de forma coherente, una labor que sobresale por su equilibrio sonoro, sus buenas orquestaciones y, sobre todo, por el trabajo de conjunto con una orquesta de cámara que en ningún momento se comporta como pasiva observadora, sino que se convierte en total protagonista del hecho musical.
Trataron los productores y directores musicales que la Orquesta de Cámara de La Habana tuviera un sonido peculiar en el disco, de modo que no fuese un «relleno» orquestal, de ahí que los pasajes de cuerdas llevaran consigo un mensaje conceptual bien ligado al espíritu del grupo y, más que todo, a esa entrañable fusión con el jazz. Es evidente que todo esto se logró en buena medida, gracias al dominio morfológico que de la música popular tiene su director, el maestro Iván del Prado, y al trabajo de mesa y a los ensayos que precedieron el concierto de marzo de 2007.
Por su parte, César López, como buen jazzista, decidió que la improvisación fuera primordial en un álbum donde sobresale el virtuosismo de sus ejecutantes, sobre todo en las versiones instrumentales, como sucede en una pieza como Scherezada, todo un himno de ese binomio autoral de la música cubana que fueron Piloto y Vera.
Además de la faena de Alexis Bosch como coproductor del disco, destaca en este, asimismo, la acertada interpretación y la voz de Joaquín Moré en Tú no sospechas; track que acaba por darle a este fonograma un toque especial, y que contribuye a que Clásicos de Cuba sea un regalo hasta para los más exigentes oídos.