Joyce Gil Santos representa un ejemplo de superación femenina. Autor: Cortesía de la entrevistada Publicado: 01/07/2024 | 09:10 am
Residente en el municipio capitalino de Guanabacoa, de 42 años y madre de dos hijos, Joyce Gil Santos representa un ejemplo de superación femenina, además de ser un excelente ser humano.
Ella es la jefa del área de Informática, Automática y Comunicaciones (IAC) de la División de Comercialización de Combustibles de La Habana (DTCCH), perteneciente a la Empresa de Comercializadora de Combustibles (Cupet).
Tuvo una infancia feliz, aun en medio de las carencias del período especial. «Hija única al fin, mi familia se deshizo para que fuera así. Eran otros tiempos… iba a la playa con una limonada y un pan con algo y para mí era el paraíso. Ya en la adolescencia, bueno… intenté encontrarme a mí misma: unas veces fui rockera y otras de música clásica».
Ama todo lo relacionado con el agua: el mar, las salidas a la playa o las visitas al Malecón. A ello dedica su tiempo libre porque la ayuda a reflexionar y despejar las ideas. Sus rasgos más característicos son la creatividad, el atrevimiento, la sinceridad, y en especial la humanidad. «Tengo apariencia de pesada, pero en el fondo soy una sentimental. Eso sí: siempre con la verdad por delante».
La Informática no constituyó la primera aspiración profesional de Joyce. En un inicio pensó en ser microbióloga; soñaba con salvar el mundo, como casi todos los niños, «pues en aquellos tiempos una computadora casi salía solo en las películas», afirma entre risas.
Llegó a ella a través de la Electrónica, lo primero que estudió, por las vueltas de la vida, y no tardó en enamorarse de ella. Ahora le cuesta imaginar su mundo sin sus «tarecos», como les llama cariñosamente.
En el campo profesional se define como una persona inconforme, siempre en busca de superarse, y así enfoca también la labor de su equipo y empresa. Como compañera de trabajo y ahora líder de departamento se considera muy comprensiva, comunicativa; permite el desarrollo de cada uno de los miembros de su grupo y los inspira.
«Llegué en 2006 a Cupet. Mi primer bebé acababa de cumplir un añito y un amigo le habló de mí a Susana Palazón López, la jefa de Informática y Comunicaciones en aquel momento. Tenía 24 años y apenas sabía apretar un tornillo, pero ella vio algo en mí. Así fue como comencé. A su paciencia le debo gran parte de lo que soy hoy», afirma emocionada.
Su labro principal es garantizar la gestión de las tecnologías de informática, automática y comunicaciones. La Unión Cuba-Petróleo reconoce que la transformación digital es necesaria para cualquier institución en el propósito de adecuarse al entorno actual.
«Para humanizar y perfeccionar los procesos, tanto comerciales como productivos, la DTCCH se apoya de manera directa en las tecnologías. Teniendo en cuenta que la comercialización anual es de un gran volumen de metros cúbicos y responde a las necesidades de una cantidad considerable de clientes agrupados por sectores de la economía, su infraestructura tecnológica juega un papel decisivo en ello», agrega.
Todo un reto
Joyce cataloga toda su experiencia profesional desde el inicio como un reto. Dentro de las especialidades de esa área ha transitado por Soporte Técnico, Informática, Administración de Redes, y mientras la preparaban como reserva de cuadro, le fue asignada como tarea principal atender el Sistema de Control de la Terminal 221. Luego desempeñó cargos dentro del Grupo de Automática de IAC y actualmente es la jefa de área.
«Siempre estoy aprendiendo. A nivel general creo que debemos darle más atención a la comunicación y la atención a las personas, y no solo en mi empresa: pienso que esto es un problema que va más allá. Debemos priorizar el capital humano porque es la base de todo el desarrollo. Lo otro es ser más proactivo, y en estos momentos, más creativos», resalta.
La rutina de trabajo de esta mujer del petróleo y su equipo es muy tensa, pero han logrado conformar un grupo que siente en la piel lo que le sucede a cada uno. Explica además que IAC es un estilo de trabajo para lograr que las tecnologías sean el soporte de la comercialización, y a ello dedican muchas horas.
«Mis hijos hoy tienen 19 y 15 años respectivamente, pero recuerdo que cuando tenían nueve y cinco, el mayor me preguntó: “¿Por qué tú nunca puedes ir con nosotros al plan vacacional? Yo siempre tengo que cuidar a mi hermano”. Fue duro encontrar una respuesta para un niño de esa edad… No supe qué decir, solo pude seguir adelante y darles el mejor ejemplo. Pero cuando miro en estos momentos como aman las tecnologías, sé que ha valido la pena».
Para Gil Santos, el principal reto dentro del sector petrolero es lograr que cada cual cumpla su función de forma efectiva: «Tirar parejo y poner el litro de combustible donde es más útil al país».
Su reciente elección como jefa de departamento es el resultado de una labor encomiable. En más de una ocasión ha sido nombrada Mejor trabajadora o Mejor especialista principal, y en tres años consecutivos resultó Vanguardia de la empresa, así como Trabajadora estrella.
La inserción de más trabajadores jóvenes y su papel dentro del sector petrolero es para ella un eslabón fundamental para lograr los objetivos planteados: «Hay chicos muy buenos. Nos toca a nosotros educarlos, acompañarlos, trabajar con ellos. Nacieron con la tecnología y sin duda tienen todo para ser mejores que nosotros. Solo les puedo recomendar que sean auténticos y coherentes, y que se sientan orgullosos de haber nacido en esta isla maravillosa.
«De momento, entre mis metas resalta terminar la maestría, porque puede aportarme muchísimo en este rol de impulsar la trasformación digital y, algo más difícil, el cambio cultural: trasformar la forma de pensar, a lo cual estamos llamados.
«Además, como líder de equipo quiero continuar inspirando un trabajo consagrado», confiesa.
Sin embargo, considera que todas las experiencias son insuficientes si de levantar al país en el sector del combustible se trata. Por eso no existe una excusa o negativa ante el llamado del deber para esta aguerrida de los «tarecos» y el combustible.