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Una obra imprescindible para valorar la heterogénea unidad de la nación

Presentan ante delegados e invitados a la 4ta Conferencia Nación y Emigración el libro-compilación del historiador Elier Ramírez «Cuba y su emigración 1978, memorias de un dialogo»

Autor:

Juana Carrasco Martín

Era una presentación de libro. Pero no cualquier texto, se trataba de la compilación del historiador, ensayista e investigador Elier Ramírez Cañedo, «Cuba y su emigración, 1978, memorias de un diálogo», de la editorial Ocean Sur, y prácticamente se convirtió en un preámbulo de la IV  Conferencia la Nación y la Emigración, que sesionará durante el fin de semana en el Palacio de Convenciones de La Habana.

Fue interactivo el encuentro, porque el público presente en uno de los salones del Centro Fidel Castro era, precisamente, delegados e invitados a la cuarta edición del diálogo que iniciara, en 1978, el Comandante en Jefe, un visionario y audaz giro de 180 grados a la política que hasta entonces había signado la relación de la Revolución cubana con la migración. De la confrontación se pasó al reconocimiento mutuo, bajo el principio básico de respeto a la soberanía y la independencia.

Ana María Cabrera, de Ocean Sur, habló de la compilación, de los importantes documentos históricos que recoge el volumen y también de la actualidad, imprescindibles, dijo, sobre todo para que las nuevas generaciones conozcan qué contexto de Cuba y el mundo propició aquel diálogo.

El índice temático del volumen de 240 páginas incluye un ensayo introductorio, El contexto y los móviles del Diálogo, del compilador Elier Ramírez Cañedo; el dossier A cuarenta años del primer Diálogo entre el gobierno revolucionario y la emigración cubana, y Contamos con Ustedes. Somos Cuba, palabras del Presidente Miguel M. Díaz-Canel Bermúdez en un encuentro con cubanos residentes en Estados Unidos, en la sede de la Misión de Cuba ante las Naciones Unidas, el 28 de septiembre de 2018, más un pliego fotográfico de ocho páginas.

Abrió las puertas del contexto de aquel diálogo un testigo de la historia, aunque rechazó cualquier protagonismo, afirmando que su función fue «puramente instrumental». Jesús Arboleya era en 1978 parte de la Misión de Cuba en la ONU, y contactó con no pocos de los que vinieron a reencontrarse con Cuba. Sucinta, pero clara, fue su explicación de la época y del papel del protagonista principal, Fidel; de los duros años de las agresiones contrarrevolucionarias, del enfrentamiento, la polarización y hasta de la intolerancia de una y otra parte; también del momento de ruptura con esa política, del reconocimiento y del inicio y continuidad de un diálogo —con avances y retrocesos en el camino—, pero que sentó bases, se ha mantenido y tiene continuidad. Estamos en uno de los mejores momentos institucionales del país para esta Conferencia, dijo en referencia al próximo encuentro del 18 y 19 de noviembre.

Elier Ramírez hizo mención necesaria al simbolismo de que el libro —aunque ya se dio a conocer en Casa de las Américas, se presente cuando se cumplen 45 años del Diálogo de 1978 y en el Centro Fidel Castro.

La utilidad para el evento y para el futuro de una historia que, recordó, tuvo sus mártires —Carlos Muñiz Varela y Eulalio Negrín— y quienes han entregado sus vidas en la causa de acercar y unir a todos los cubanos. No fueron pocos los mencionados, aunque no todos los que fueron parte de aquel proceso. Algunos de los primeros participantes estaban en la sala, y se habló de la Brigada Antonio Maceo, de la Brigada Venceremos, de la revista Areíto, de quienes sufrieron luego las consecuencias, amenazas, presiones, terror, expulsión de sus trabajos…

 Fidel con los participantes de uno de los encuentros.

Este casi mediodía habanero sirvió de homenaje a muchos, en especial al Comandante en Jefe, a su visión y audacia, a sus lecciones en el arte de hacer política sin renunciar a los principios y una frase de Fidel que caracterizó el momento: La Patria ha crecido. Fidel nos sigue convocando hoy para dar pasos más audaces, aseguró el compilador, para seguir nuestro camino de Revolución, independencia y soberanía.

La tanda de preguntas y comentarios parecía no tener fin sobre esta historia reconstruida por la mirada analítica a los documentos, testimonios presenciales y las ideas y el pensamiento de Fidel, el hacedor.  Se indagó sobre hechos en particular y afloraron sentimientos, por eso lo sentimos como preámbulo.

Se tocaron de lleno recuerdos y emociones, en tres generaciones presentes —los primigenios, los del ir y venir de una migración intermedia, y los que nacieron fuera del territorio nacional pero vienen a encontrarse con las raíces—, al punto de que cuando algunos comentaban en la antesala o iban en busca del transporte, todavía quedaba un grupo numeroso en el salón que esperaba la firma del autor y el prologuista, y una de las participantes entonó el Cuba que linda es Cuba, de Eduardo Saborit y la estrofa final fue acompañada de un coro heterogéneo en su composición y motivaciones, que se acopló espontáneamente para decir... «Un Fidel que vibra en la montaña, un rubí, cinco franjas y una estrella».

Como dijera Fidel: «(…) a la Comunidad hay que respetarla. La Comunidad existe. La Comunidad es una fuerza y a la Comunidad se le toma en cuenta».

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