Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Los colores múltiples de la resistencia

El uso incondicional de la enseña palestina, ha formado parte de la ardua batalla por la libertad de expresión y la autodeterminación llevada a cabo en los territorios colonizados

Autor:

Amado René Del Pino Estenoz

Pocos emblemas nacionales suscitan tanta simpatía, indignación hacia la injusticia y afectuosa expectación como la bandera de Palestina. Aunque los orígenes de la enseña blanca, negra, verde y roja se remontan a la época en que implosionara el Imperio Otomano, su repercusión simbólica alcanzó estatura internacional a partir de las luchas del pueblo árabe contra la ocupación por Israel.

La solidaridad internacional ha sido una de las grandes fortalezas de la causa palestina. Foto:AFP

Ese emblema de los palestinos —reproducido en infinidad de soportes en el mundo entero, desde producciones textiles hasta emojis— guarda relación semántica con los orígenes históricos y dinásticos del panarabismo. Su distribución cromática responde a significados particulares relacionados con la Nakba («catástrofe» en idioma árabe) y con la subsecuente resistencia cultural de los palestinos a lo largo de generaciones. Como otros símbolos de la identidad de la diáspora palestina —el olivo, la kufiya o pañuelo para regiones desérticas, el cultivo de la sandía, la llave del retorno y el Domo de la Roca—, la bandera de Yasser Arafat sigue estremeciendo y convocando a sus ciudadanos.

El uso incondicional de la enseña palestina, ha formado parte de la ardua batalla por la libertad de expresión y la autodeterminación llevada a cabo en los territorios colonizados. Adoptada por la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en la década de 1960, su exhibición pública fue estigmatizada por la ocupación sionista hasta su despenalización, contemplada en los determinantes Acuerdos de Oslo que firmaron en 1993 el Gobierno de Israel y la Autoridad Palestina.

Símbolos de la identidad palestina imaginados por la artista visual Nada Esmaeel. Foto:Agence Media Palestine

El emblema por antonomasia de la resistencia palestina que acompañó al pueblo árabe durante los períodos más cruentos, ha sido enarbolado con plena justicia en cada una de las resonantes victorias diplomáticas de Hamas. Primero en la Place de Fontenoy, París, al aprobarse en 2011 la membrecía plena de Palestina en la UNESCO. Más adelante el pabellón de la OLP se izó en Turtle Bay, Manhattan, cuando quedó ratificado en 2015 su ingreso a las Naciones Unidas bajo la condición de Estado no miembro Observador. Ambos momentos fueron instantes de júbilo para el multilateralismo, que ha clamado por la creación de sendos Estados nacionales en la región de Palestina.

Con el mismo furor que ha extendido el cerco militar y financiero sobre la población árabe ocupada, el gobierno israelí en funciones ha pretendido suprimir el uso de la bandera palestina en los espacios públicos. Un crimen de pasmosa magnitud, puesto en práctica para cuestionar la identidad colectiva de Palestina y renegar la solidaridad internacional.

Pese a las arduas exigencias, los valores culturales de paz y tolerancia seguirán pugnando con la rapacidad de los colonizadores, en uno de los epicentros confesionales y civilizatorios de la historia humana.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.