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Pepe Ramírez: el guajiro que se le escapó al diablo

El líder campesino José Ramírez Cruz, Pepe dedicó toda su existencia a la lucha revolucionaria en favor del campesinado cubano

Autor:

Elier Ramírez Cañedo

Este 18 de diciembre cumpliría cien años el líder campesino José Ramírez Cruz, Pepe,  quien dedicó toda su existencia a la lucha revolucionaria en favor del campesinado cubano, bajo una lealtad a toda prueba a Fidel, Raúl y al Partido Comunista de Cuba. Una vida tan ejemplar merece ser contada, para conocimiento de las nuevas generaciones, ante el paso del tiempo y los peligros de la desmemoria.

Pepe nació el 18 de diciembre de 1922 en Bijarú, perteneciente en aquella época al municipio de Antilla, en la provincia de Holguín, actualmente se enmarca en Báguanos, en la misma provincia. Allí vivió hasta cumplidos los 16 años.

En 1938 la familia se mudó, pues la finca era muy pequeña para una prole tan numerosa —eran 12 hermanos—, su padre vendió la propiedad y compró en Barajagua, cerca de Cueto, pero ya no en propiedad, sino con el derecho a trabajar una posesión, tierras del Estado robadas por los latifundistas. Debido a las condiciones económicas de la familia y la necesidad de apoyar a su padre en las labores del campo, Pepe solo pudo estudiar hasta alcanzar el tercer grado de escolaridad.

Su tío, Pablo Cruz Hidalgo, era líder campesino en la zona, y ejerció gran influencia en su formación revolucionaria. Cayó preso por primera vez en 1940 al enfrentarse a los abusos de la guardia rural al servicio de los terratenientes. En 1943 ingresó en el Partido Unión Revolucionaria Comunista, del cual fue presidente de Barrio y delegado en el municipio Mayarí. En ese propio año Pepe partió hacia Arroyo Seco, en la Sierra Cristal.

Allí, revolucionariamente, en la punta de una loma tomó tierra de los realengos de Río Frío, robadas también por los latifundistas, por lo que su lucha se intensificó, cayó preso en múltiples ocasiones, fue condenado al desalojo hasta por el Tribunal Supremo. También en esa zona, junto a otros compañeros de lucha, fundó la organización campesina Luz de la Patria.

En esa década de los años 40 participó en varios congresos de la Asociación Nacional Campesina de Cuba. En 1950 fue elegido vicepresidente de la Federación Nacional Campesina en Oriente, que dirigía el líder campesino Romárico Cordero. Debido a las interminables persecuciones, Pepe pasó a la lucha clandestina. En 1956, durante las conocidas como Pascuas Sangrientas su vida corrió grave peligro.

A principios de 1958 fue enviado por el Partido Socialista Popular a un curso en La Habana y, al producirse la apertura del Segundo Frente Oriental Frank País, zona que Pepe conocía muy bien, recibe la encomienda del Partido de unirse a este. La entrevista con el comandante Raúl Castro Ruz se produce el 10 de abril de 1958.

«Yo recuerdo —relató el propio Raúl en junio de 1960, en el programa Universidad Popular— cuando fuimos con una columna a abrir lo que más tarde fue el Segundo Frente Oriental Frank País, apenas cruzando los llanos centrales nos internamos en la cordillera Norte. Como todo territorio nuevo, tratábamos de orientarnos lo mejor posible sobre los habitantes, sobre si existía alguna organización campesina, hasta sobre los “chivatos” que existían por ahí. Empecé a tener noticias de algunas organizaciones campesinas. Naturalmente, cuando preguntaba a un campesino pobre, recuerdo que ya hablaban de un tal Pepe Ramírez. (…) Y no tardamos mucho en vernos, ya que, a los pocos días, él fue uno de los primeros campesinos que se nos acercó, cuando apenas teníamos campamento fijo (…)

«Desde aquellos momentos se dedicó en cuerpo y alma a acelerar y ayudarnos a organizar la retaguardia del Frente, con el aporte incalculable y en una forma organizada de la clase campesina. Inmediatamente allí supimos de sus luchas pasadas y apenas nos cruzamos las primeras frases, yo tuve una expresión que sigo teniendo en estos momentos: “Pepe Ramírez es un guajiro que se le escapó al diablo”».

Durante los días de la Operación Antiaérea en respuesta a los criminales bombardeos sobre la población civil del Segundo Frente, Raúl envío a Pepe a La Habana con la misión de hacer contacto con los compañeros del Buró Político del Partido Socialista Popular y solicitar la publicación del documento Carta a la juventud cubana, latinoamericana y mundial, así como hacerlo llegar a todas las organizaciones progresistas y circularlo clandestinamente por el país. En este documento, de profundo calado antimperialista, Raúl denunciaba el suministro de armas y logística desde la Base Naval estadounidense en Guantánamo a la dictadura de Batista. Parte de ese abastecimiento eran las bombas que caían sobre la población indefensa.

A su regreso, se dedicó a organizar el Congreso Campesino en Armas, histórico acontecimiento que tendría lugar en Soledad de Mayarí Arriba, el 21 de septiembre de 1958, con la presencia del Comandante Raúl Castro y la asistencia de cientos de campesinos en representación de los siete municipios que comprendían en ese momento la zona del Segundo Frente. En la reunión, Pepe fue elegido secretario organizador del Comité Regional Campesino.

Después del 59

Con la presencia de Fidel y la asistencia de más de mil delegados de toda la zona oriental y de todos los sectores de los campesinos, tuvo lugar en el cuartel Moncada, los días 23 y 24 de febrero de 1959, una gran asamblea de campesinos, en la que se creó la Asociación Provincial Campesina Frank País, de Oriente. En ella fue electo su secretario general.

Desde esa responsabilidad trabajó en la organización de las federaciones de las demás provincias, hasta finales de 1960, en que fue designado Administrador General de la Asociación Nacional de Cultivadores de la Caña. El 17 de mayo de 1959, al fundarse la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) es electo Administrador General —así se llamó el cargo en un inicio hasta 1963— y presidió esta organización durante 26 años.

Sobre su trabajo y liderazgo en el campesinado cubano expresó el Comandante en Jefe:

«Y es justo decir que la ANAP ha tenido un gran dirigente en el compañero Pepe Ramírez, que ha cumplido con eficiencia y con brillantez sus tareas al frente del campesinado invariablemente en estos años; jamás se separó de la base, jamás perdió el contacto con las masas campesinas.  Pocos cuadros se mueven tanto en el interior del país y conversan tanto con los campesinos como el compañero Pepe Ramírez. Y soy testigo de dos cosas: de que siempre cumplió disciplinadamente las orientaciones del Partido, y nunca dejó de defender con altura, con lealtad y con espíritu revolucionario los intereses de nuestros campesinos».

En 1965, Pepe integró el Comité Central del Partido Comunista de Cuba,  y fue ratificado en 1975 al celebrarse el 1er.Congreso. En 1976 resultó elegido diputado de la Asamblea Nacional del Poder Popular y miembro del Consejo de Estado. En 1980 fue elegido miembro suplente del Buró Político. Cumplió numerosas tareas del Estado, el Gobierno y el Partido, e integró diversas delegaciones oficiales que acompañaron al Comandante en Jefe en sus viajes al exterior.

En 1987, al ser liberado por problemas de salud de sus responsabilidades al frente de la ANAP escribió su despedida en décimas: Yo no me estoy despidiendo/ Solo les entrego el cargo./ Pienso por un tiempo largo / Vivir y seguir sirviendo./ Siempre me verán pidiendo/ Más trabajo y no nivel,/ Dispuesto, desde la piel,/ El corazón y el sentido,/ A luchar por el Partido, / Por la Patria y por Fidel.

A Pepe, además de su sencillez, humildad y carisma, lo caracterizó una especial sensibilidad hacia la cultura. Fue defensor y cultor de tradiciones campesinas, como el repentismo y la décima. Fundó, impulsó y cuidó como nadie el célebre programa Palmas y cañas. Llegó incluso a componer varios números musicales que luego popularizaron artistas de relieve nacional.

Algunos de sus colaboradores en la ANAP aún recuerdan como Pepe llevó hasta el canto lírico y el ballet a las montañas. Era difícil que no estuviera presente cada año en la Jornada Cucalambeana en Las Tunas.Cultivó una amistad entrañable con destacados poetas como Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, y Raúl Ferrer. En sus recorridos por el país, e intercambios con los campesinos, se hacía acompañar por los artistas, con la vocación de poner siempre el arte al servicio del pueblo.

«Pepe es un paradigma ético —señaló en una entrevista el destacado periodista Pedro de la Hoz— y un paradigma de ser humano integral; ético porque sostuvo en su vida y en su obra la idea de que el arte no es nada si no está al servicio del hombre, y ese es un principio que también podemos encadenar con un gran principio fidelista, el arte en función de las necesidades humanas y de la necesidad de abrir nuevos horizontes a los seres humanos».

Pepe falleció el 8 de enero de 2014, a los 91 años de edad. En las palabras de despedida de duelo, a nombre de sus compañeros de lucha, exclamó el destacado dirigente revolucionario Jorge Risquet: «Dejamos en la tierra que tanto amó los restos del más destacado luchador campesino del primer medio siglo de nuestra Revolución, Héroe del Trabajo de la República de Cuba».

El ejemplo de Pepe Ramírez vive hoy más que nunca en los que desde la ANAP, el surco, los guateques campesinos y en cualquier rincón de Cuba, defienden las mismas raíces, ideas, valores y principios a los que él dedicó su valiosa existencia.

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