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Ipvce: camino a los orígenes

La llegada de los institutos preuniversitarios vocacionales de Ciencias Exactas en nuestro panorama educacional devino acontecimiento de singular trascendencia académica. Hoy se camina para regresar a sus raíces

Autores:

Margarita Barrios
Juan Morales Agüero
Dorelys Canivell Canal
Laura Brunet Portela
Raciel Guanche Ledesma

Cuando Liesdy Sánchez Núñez llegó al Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas (Ipvce) Ernesto Guevara, de Santa Clara, ya tenía claro que quería ser médico. Ahora que está en 11no. grado tiene más preciso el camino y sabe que la especialidad de Neurología es su meta.

«La escuela me ha ayudado en esa decisión —destacó—, pues tuve oportunidad mediante cursos complementarios de ahondar más en las especialidades médicas, confirmar mi vocación y prepararme para cuando llegue ese momento», subrayó.

Por su parte, Diego Armando Díaz Rodríguez, que cursa el mismo grado del Ipvce Cándido González, de Ciego de Ávila, tenía especial inclinación por la Química, pero ya decidió qué carrera quiere estudiar. «La COVID-19 me mostró lo importante que es la biotecnología para la vida de la nación, y esa es hoy mi aspiración.

«Todo lo que pude conocer a través de los medios en el enfrentamiento a la pandemia, así como el vínculo con entidades científicas y con profesionales de ese perfil que me ha propiciado el pre, han reafirmado mi formación vocacional y ahora llegaré más seguro a la carrera.

«Hay jóvenes que inician estudios en una especialidad y cuando llegan al centro laboral se dan cuenta de que no es lo que ellos querían ser. Por eso el vínculo desde temprano es fundamental», destacó.

Ambos estudiantes consideran muy importante que quienes llegan a los Ipvce lo hagan con el objetivo de estudiar una carrera de ciencias. «En ese tipo de pre se hace énfasis en esas materias, nos preparan para que podamos vencer luego en la universidad asignaturas de mayor complejidad», asegura Diego.

Mientras Liesdy hace referencia a las necesidades del país de formar a científicos para el desarrollo de la nación, «y en eso el Ipvce tiene que ser esencia».

Del dicho al hecho…

Aunque los preuniversitarios vocacionales resultan la cantera temprana de los científicos del país, los medios y bibliografía disponibles para tal fin todavía marchan muy atrás. Los laboratorios resultan otra desventaja.

Esos sentimientos los comparte Gabriela Rodríguez Chávez, estudiante de 11no. grado en el Ipvce Carlos Roloff, de Cienfuegos, quien desea tener más tiempo en el laboratorio, «para que la ciencia te guste de verdad hay que salir de la teoría», afirma.

Por su parte, el profesor Ismael Jesús Sánchez Cárdenas, fundador de esa institución, señala: «Aquí las instalaciones de Física tienen ya doce años, y nunca se completó el equipamiento. Ese proceso de hacer prácticas es fundamental». Y comentó que internet les ha salvado la campana a muchos estudiantes cuando los planes de estudio les quedan chiquitos. «Cada alumno tiene una cuenta de navegación internacional que se recarga semanalmente».

El director del centro, Enoel Ramón Leiva Fuentes, expuso que «en el ingreso a las carreras de Ciencias Exactas, la escuela no muestra buenos resultados. En los últimos cinco cursos, como promedio, no han ido a esas más de tres estudiantes». No obstante, el 93 por ciento de los que concluyeron sus estudios el curso pasado obtuvieron carreras del área de las ciencias técnicas.

Carlos Chaviano Fernández, estudiante de 11no. grado en el Carlos Roloff, siempre sintió inclinación por las asignaturas de ciencia. Hoy se declara un apasionado de la Biología, y un adicto a la Física Nuclear. Pero no todos los estudiantes han podido encauzar sus intereses tan pronto. «Creo que falta orientación en el nivel secundario, porque el Ipvce no es solo un buen pre, es una escuela para la ciencia», reconoció.

Pero esta no es solo una situación inherente a Cienfuegos, una visita al Ipvce Vladimir Ilich Lenin, de La Habana, permitió conocer allí a dos jóvenes dirigentes de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM), que entraron a esa escuela para ser científicos y con el paso del tiempo han cambiado de opinión.

María Carla Cordero González, vicepresidenta de la FEEM, está en 12mo. grado; dice que pensaba estudiar Biología, pero ahora se inclina hacia Historia del Arte o Derecho. Igual sucede con Everth Casanova Poll, quien cursa el 11no. grado, y aunque las ciencias siempre fueron su pasión y todavía gusta de la Geografía y la Biología, «no se ve» en un laboratorio o trabajando en un mapa, pues las relaciones públicas y el periodismo lo atraen ahora más.

Y es que el asunto de las vocaciones es tema muy complicado. «Aquí se trabaja mucho la formación vocacional; tenemos charlas, visitas a centros de investigación, y los maestros también hablan sobre el tema», destaca María Carla. «Todavía me queda un tiempo para pensarlo mejor», subrayó.

Es difícil tener claro en 9no. grado qué carrera estudiar. Uno va madurando, conoce otras experiencias, precisa Everth. «No es que en el pre no se haga trabajo vocacional o que hayan dejado de gustarme las ciencias, pero me veo más relacionándome con las personas, la política y la sociedad que sentado en un laboratorio».

En la búsqueda de soluciones para estos cambios de opinión, en la Lenin han creado un grupo de 27 estudiantes de talento de 9no. grado que se preparan en el centro, participan en los concursos y hacen la misma vida que un estudiante del pre, destacó Alexander Naranjo Luján, subdirector de trabajo educativo del capitalino Ipvce.

Claustro de alto rendimiento

La disminución de los profesionales de las ciencias exactas también repercute en sus primeros centros formadores: los Ipvce. En Cienfuegos, de los 51 docentes en plantilla solo tres tienen menos de 35 años. Leiva Fuentes, maestro de ese territorio, especificó que la mayoría oscila entre los 50 y los 65 años, y que siete son retirados reincorporados, algunos con más de 70 años de edad.

«Hoy la prioridad de la escuela y la Dirección Provincial de Educación es buscar en el pedagógico a estudiantes de 3er. y 4to. año para incorporalos a la escuela durante sus prácticas preprofesionales, y que en el futuro sean parte de nuestro claustro», expresó.

Mientras, los egresados de los Ipvce tampoco están dispuestos a nutrir sus claustros para postergar esa enseñanza de calidad de la que se han beneficiado. Por ejemplo, «en la Lenin el claustro no es joven», precisa el subdirector Naranjo Luján.

«Eso a pesar de que hemos comenzado a incorporar a recién graduados a partir de una política que tiene el Gobierno de la provincia con la Universidad de Ciencias Pedagógica Enrique José Varona. Lo que sí puedo afirmar es que son profesores muy entregados a su labor.

«De ellos, 30 son másteres y cuatro preparan su doctorado. También tenemos a once profesores que pasaron un curso de especialización en sicopedagogía, y contamos con docentes de Educación Física, tres instructoras de arte, maestros de idioma inglés y también se da un curso facultativo de francés», detalla Naranjo Luján.

¿Hay ciencia?

Amaury del Río Boullón, subdirector docente del Ipvce Luis Urquiza Jorge, de Las Tunas, asegura que el propósito inicial de estas instituciones ha cambiado. «En 1996, cuando comencé a trabajar aquí, ya los grupos no eran afines a la ciencia, con intencionalidad en torno a Física, Química, Biología, Electrónica…

«También los alumnos empezaron a someterse a pruebas de ingreso a la Universidad, como el resto de los preuniversitarios no especializados. Hoy percibo una voluntad de rescate, pero falta todavía por hacer», precisa Amaury del Río, para quien la reorientación de los Ipvce hacia sus objetivos fundacionales precisa de mayor rigor en la captación de los estudiantes.

«El proceso debe comenzar, incluso, desde 6to. grado, con un seguimiento intencional a quienes participen en actividades vinculadas a la ciencia, como círculos de interés y ferias del saber. Esa vocación la irían perfeccionando luego en secundaria, y al terminar ese ciclo estarían mejor preparados para aspirar a este tipo de centro», subrayó.

Otro aspecto que preocupa al profesor es el plan de ingreso de estos alumnos a la universidad, pues considera que no es justo que sea igual al de otros preuniversitarios, pues debería tenerse en cuenta el perfil de cada institución. «Si se quiere potenciar la ciencia, es de sentido común velar porque las carreras de ese corte prioricen a los Ipvce. Y no se trata de que las monopolicen todas, sino de que les asignen la mayor cantidad de cuotas».

El profesor considera como otra alternativa para insertar a los estudiantes de los preuniversitarios vocacionales en sus perfiles su incorporación a los proyectos investigativos de la universidad y de las empresas del territorio. «Ellos pueden producir ciencia si se les atiende bien», insistió.

Al respecto, Naranjo Luján, subdirector de la Lenin, refiere que en esa escuela han reforzado el vínculo con el polo científico y las universidades de la capital, para garantizar charlas en las cuales los especialistas expliquen los perfiles de las carreras y las posibilidades de trabajo una vez graduados. «No pasa una semana que como mínimo no vengan dos personas a conversar con los estudiantes, quienes plantean abiertamente sus dudas, incluso inquietudes sobre por qué tan pocos físicos o matemáticos».

Significó que a partir del 3er. Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación surge un elemento novedoso, que son los proyectos educativos: «Teniendo en cuenta la caracterización de la familia y los estudiantes se aprovechan las oportunidades para hacer sociedades científicas y proyectos productivos que tienen que ver con el futuro profesional y con la decisión del estudiante de qué carrera pedirá en primera opción.

«Ya está definida una inversión para revitalizar los laboratorios de Química, Física y Biología, por pedido de los estudiantes. Exigen hacer prácticas, ver las demostraciones, y cuando empezaron los Ipvce así era. El tiempo ha pasado, sabemos que existe el bloqueo, que ha ocasionado que la sostenibilidad haya bajado, pero se tiene en cuenta esa inversión, no es algo utópico.

«Además tenemos la posibilidad de modificar el currículo general del Ipvce. No va a ser la misma Matemática o Física que se da en un pre; ya que podemos construir nuestro propio currículo institucional, tenemos la posibilidad de insertar cursos facultativos», subrayó.

Otros criterios aporta Mario José Llamazares Riverol, quien lleva 42 años trabajando en Educación, los últimos 26 en el Ipvce Federico Engels, de Pinar del Río, donde imparte ahora la asignatura de Historia. «Aquí reciben una formación integral, las mismas asignaturas del plan de estudio para el resto de la educación preuniversitaria.

«Los profesores, sobre todo los del área de ciencias exactas, le ponen más énfasis a la preparación, sin dejar de reconocer la responsabilidad de quienes impartimos Historia o Español, pues también buscamos formar a un revolucionario, un futuro profesional que sea integral».

Refiere el profesor «Mayito», como lo conocen alumnos y profesores, que en aras de fortalecer también la formación en las ciencias se ofrecen cursos optativos y además están los entrenamientos para concursos, frutos de los cuales un grupo importante de estudiantes de este centro han llegado hasta el nivel nacional e internacional.

No obstante, reconoce el profesor que valiosos colegas suyos con muchos años de trabajo se han jubilado; algunos se han reincorporado, pero otros se han marchado de la escuela y el claustro se ha ido nutriendo de profesores jóvenes, muy talentosos, pero muy necesitados también de poder enriquecerse de las experiencias anteriores.

Atento al diálogo con el profesor permanece el estudiante Ramón Alejandro Fernández Medina, de 12mo. grado y presidente de la FEEM en el centro. «La preparación es magnífica y contamos con un claustro muy comprometido. Hoy se habla mucho de revitalizar los conceptos fundacionales de los Ipvce y para eso creo que lo principal debería ser garantizar la atención y apoyo por parte del Gobierno».

Según este joven, la formación vocacional y orientación profesional están entre las principales debilidades que tienen los Ipvce a nivel de país. «Creo que más que traer a las empresas a la escuela, deberíamos llevar la escuela a las empresas y para eso tiene que existir un convenio».

Sembrar vocaciones

«El país está apostando por la ciencia y la innovación para potenciar el desarrollo económico y social; por ello estamos trabajando en una estrategia encaminada a preparar a los jóvenes para el ingreso a carreras de ciencias», expresó la Doctora Diana Rosa Suárez López, directora de Preuniversitario del Ministerio de Educación.

«Se realizó una revisión del trabajo de los Ipvce, desde su proyecto fundacional, y se han diseñado 30 acciones dirigidas a asuntos fundamentales que ocurren en estas instituciones educativas que van encaminados, en una de sus aristas, a fortalecer la formación vocacional y el acceso de esos alumnos a carreras de ciencias.

«Para poder reforzar esta labor es importante formalizar convenios de trabajo con instituciones de investigación científica, con universidades… Nos está apoyando el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma)», precisó.

Con respecto a los profesores que están en los Ipvce, dijo que el Mined realizó un diagnóstico y pudieron constatar que están bien preparados. «A partir del desarrollo científico y las nuevas formas de trabajo que se potencian el claustro tiene que mantener un sistema de preparación y superación sistemático».

—Hay carreras de ciencias exactas muy necesarias para el país que no son precisamente las más atractivas…

—Es cierto, y la estrategia también concibe la formación vocacional desde la secundaria básica para quienes opten por los Ipvce, dirigida a los estudiantes y sus familias con vistas a esas especialidades.

—¿Será una camisa de fuerza estudiar ciencias para quienes ingresen a los Ipvce?...

—No necesariamente. No hay nada escrito que diga que es obligado; se trata de sembrar vocaciones. Formar a hombres de ciencia pudiera ser un anhelo que hoy no se garantiza en los Ipvce.

«El reclamo a hacer cambios en los planes de estudio, a incrementar la orientación profesional y la preparación integral de un estudiante que devolverá toda esa entrega a la sociedad es un empeño en el que debe invertirse sin demoras».

Para los estudiantes de las vocacionales contar con laboratorios es fundamental. Foto: Yesmani Vega Ávalos

 

La preparación de maestros y profesores es clave para lograr las transformaciones que se proponen en estos centros educativos. Foto: Abel Rojas Barallobre

 

Mirada desde la FEEM

Hamlet Álvarez Aguiar, presidente de la FEEM, explicó que esa organización está apoyando al Mined en la estrategia para que los Ipvce vuelvan a sus principios fundacionales. «Cuando el 31 de enero de 1974 Fidel inauguró la Lenin, el primer preuniversitario de su tipo en el país, dejó bien claro cuáles eran los objetivos de un centro de ese tipo, y no era otro que formar a futuros científicos.

«Con el tiempo ese propósito se fue dejando a un lado, y muchos de los que venían a sus aulas luego iban a estudiar carreras de otro perfil. Lograrlo es tremenda tarea, porque implica, por ejemplo, contar con laboratorios. También estrechar el vínculo con los centros científicos y con personalidades de ese mundo que puedan afianzar vocaciones.

«Hay estudiantes que ingresan en el pre y no tienen claro todavía qué quieren estudiar. Es difícil a veces tener esa certeza en 9no. grado. Por ello es preciso hacer una labor de orientacion vocacional y en eso la FEEM tiene mucho que aportar», subrayó.

Hamlet hace referencia a las iniciativas que han surgido en los Ipvce para incitar a los alumnos a inclinarse por carreras de ciencias, en lo cual, argumentó, tiene mucho que ver el 3er. Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación, en el cual se maneja el criterio de que el preuniversitario se parezca a la universidad.

«Eso implica darles a los estudiantes posibilidades de desarrollar habilidades. No es solo aprobar las pruebas de ingreso, sino que puedan crear proyectos científicos que respondan a las necesidades de sus territorios», precisó.

 

 

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