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Los incentivos del servicio militar

Juventud Rebelde se acerca a las posibilidades que brinda esta preparación para la defensa tanto para hombres como para mujeres, pues su cumplimiento no es solo una obligación legal, sino también una cuestión de principios y de superación

Autor:

Raciel Guanche Ledesma

Cuando se hable de una formación integral para las nuevas generaciones, que se disponen a crecer sin la rigidez paternal, quizá muchos la asocien al Servicio Militar Activo (SMA). Y es que el cumplimiento de este, a veces un poco «temido» por las exigencias y en otras ocasiones visto como necesario en el escalón de tránsito a la adultez, incentiva valores patrios y principios mediante su preparación.

Para muchos cubanos el cumplimiento del SMA ha sido parte de una tradición, incluso familiar, que desde su inicio en 1963 moviliza a jóvenes entre los 18 y 28 años de edad. Pero otros ven en este deber supremo de aprender el manejo del armamento y la técnica para la defensa de su país y de su pueblo, como se afirma en nuestra Constitución, beneficios profesionales, docentes y hasta de crecimiento personal que antes no existían.

Sobre este y otros temas, Juventud Rebelde conversó con el primer coronel Ernesto Lázaro González Sosa, jefe de Dirección del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (Minfar), quien precisó que la Ley 75 de la Defensa Nacional y el Decreto-Ley 224 del Servicio Militar estipulan que a este se integran los varones luego de haber cumplido los 18 años de edad, con un plazo de hasta 24 meses.

«En el caso de aquellos que en el año arriben a los 17 años, pueden entrar de forma voluntaria al SMA. Esto, sobre todo, se ajusta a los estudiantes que concluyen la enseñanza media superior y a los que obtienen carreras».

Mientras las mujeres, una vez que manifiesten su intención de incorporarse lo harán de forma voluntaria y cumplirán hasta 14 meses, excepto las que cumplan su servicio en la Brigada de la Frontera, que cumplen hasta 12 meses.

De igual forma es válido recordar que los graduados de la enseñanza preuniversitaria que han obtenido plazas para continuar estudios universitarios en cursos diurnos y los que la obtienen por la vía de concurso, solo cumplen hasta 14 meses de SMA como plazo máximo, agregó González Sosa.

Sin embargo, para los graduados como técnicos de nivel medio que también tienen otorgadas carreras universitarias por ser los mejores graduados y los que obtienen carrera de perfil pedagógico en el curso diurno, precisa, el plazo de cumplimiento del SMA llega hasta los 18 meses.

En cuanto a la preparación militar básica de los nuevos soldados, conocida popularmente como la previa, comentó, continúa siendo intensiva durante cuatro semanas. Y en esta se busca que el joven obtenga conocimientos que luego le permitan incorporarse de manera satisfactoria a las unidades militares designadas.

¿Dónde radican los beneficios?

Históricamente, en el caso de los hombres, han existido estímulos durante el servicio militar activo que van desde oportunidades de superación hasta alcanzar una formación como militar profesional. En el último quinquenio las modificaciones en cuanto a alicientes previstos por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) son notables, más cuando se espera que el tránsito de los jóvenes por las unidades militares sea también favorable y los motive.

Al respecto González Sosa se refirió a un importante derecho que tienen los soldados de licenciamiento por estímulo seis meses antes del plazo previsto por la ley a los que hayan mantenido la mejor conducta y una actitud intachable. Asimismo, es considerable cómo algunos jóvenes llegan sin un campo de estudio o profesional definido para su futuro.

El servicio militar contribuye a la formación integral del joven, aseguró el primer coronel Ernesto Lázaro González Sosa, jefe de Dirección del Minfar. Foto: Abel Rojas Barallobre

«A ellos también las FAR les brinda espacios, pues pueden optar durante el cumplimiento, o al término del SMA, por una carrera militar. Es así que ingresan en los diferentes cursos donde se preparan los sargentos profesionales. Y son estos, precisamente, la principal cantera de nuestro órgano para la formación de oficiales, sargentos instructores o del servicio de renganche que hoy crece como modalidad», detalló González Sosa.

Otro aspecto que se mantiene, y ha tenido muy buena aceptación entre los soldados, es la posibilidad de cambiar la carrera universitaria obtenida para quienes cumplen su SMA en la Brigada de la Frontera y en Guardafronteras, del Ministerio del Interior, así como lo referente a la Orden No. 18 del Ministro de las FAR para la continuidad de estudios superiores.

Sobre esto último detalló González Sosa: «Una vez que el joven concluye la preparación en las FAR se le siguen ofertando variantes como segunda oportunidad para que se incorpore a los distintos niveles de la Educación Superior».

En otros casos en los que el soldado pretende insertarse laboralmente a su salida del SMA y no tiene una ubicación fija, está establecido, además, hacer ofertas de trabajo atractivas. Una atención especial para el Minfar merece el vínculo de los jóvenes con la agricultura, dijo el Jefe de Dirección del Minfar.

«Y quizá sea poco conocido que durante el cumplimiento del SMA el soldado puede solicitar tierra en usufructo, como variante de empleo y con vistas a desarrollar este importante eslabón para el país. Una vez licenciados y presentan su solicitud al Ministerio de la Agricultura se les dará un seguimiento diferenciado», apuntó.

Crece interés entre las mujeres

El Servicio Militar Voluntario Femenino (SMVF) continúa atrapando en buena medida parte de las miradas. Si anteriormente era casi insólito o una extraña coincidencia ver a mujeres desempeñándose en igualdad de condiciones dentro de una unidad militar, en la actualidad muchas optan por esta opción y se destacan con resultados positivos.

«En los últimos tiempos ha habido un incremento notorio en el número de mujeres que van al Servicio Militar debido a su disposición personal y en otras ocasiones vinculado a los beneficios vigentes», reconoció González Sosa. Y es que luego de la preparación militar estas jóvenes tienen, al igual que los hombres, una serie de estímulos por donde pueden tal vez canalizar aspiraciones personales que no estaban claras o no encontraron salidas hasta ese momento.

Entre estos estímulos sobresale su vinculación al tiempo que pasen en el SMVF, el cual llega a ser reconocido como antigüedad laboral según la legislación vigente. Un número importante de mujeres que entran al servicio militar y no obtuvieron carreras, lo hacen con el interés de continuar estudios en la Educación Superior.

«El propósito es que aprueben los exámenes de ingreso y compitan entre ellas por las carreras universitarias disponibles en el territorio», dijo. Pero también están las jóvenes que llegan con carreras otorgadas y desean cambiar por otra. Al respecto González Sosa comentó que se les concede el derecho a hacerlo siempre y cuando hayan aprobado sus exámenes de ingreso y reúnan los requisitos adicionales establecidos para las distintas solicitudes».

De igual manera las graduadas de nivel medio superior tienen la posibilidad de obtener carreras de corte pedagógico sin presentarse a los exámenes de ingreso y a optar por materias en las instituciones docentes de nivel superior en las FAR y el Minint.

«Todo esto se continúa perfeccionando», dijo González Sosa, porque no solo se trata de la necesidad de prepararnos desde lo militar, sino también de tener definido claramente qué defendemos y cuáles son nuestras ideas. Por eso asegura que esta etapa tiene un beneficio mayor: la formación integral del soldado. «Constituye un proceso que independiza al joven de la vida cotidiana con la familia y los convierte en mejores personas de cara a la sociedad».

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