CIENFUEGOS.— Fue corto el tiempo para reunir los insumos. Humilde el aporte, pero grande la obra humana de los que cedieron algo de lo que tenían para sí mismos; acopiaron, ayudaron e impulsaron la idea de llevar hasta la Universidad de Matanzas Camilo Cienfuegos (UMCC), los donativos de su homónima sureña.
Lazos de amistad llevados de un lado a otro del país, representados en las mascarillas artesanales para mantener el virus a raya, sábanas, toallas, medicamentos y productos de aseo de las casas de los cienfuegueros, «para aliviar las carencias por la propagación de la enfermedad en ese territorio», dijo Jorge Misas Hernández, secretario del Comité de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en la Universidad de Cienfuegos (UCF).
«Los recibimos con mucho agradecimiento. Esto es una muestra más de unidad, de que Matanzas está acompañada por todos los cubanos que seguimos dándole cara a la pandemia», declaró Leyda Finalé de la Cruz, rectora de la UMCC.
Un sentimiento de reciprocidad primó en el encuentro en el que Liset Fiallo Verdura, secretaria del Comité de la UJC en la UMCC, correspondió la voluntad de los sureños en su ofrecimiento para sumar manos en el hospital en que también se ha convertido la universidad matancera.
Gabriela Puigvert Alfonso, presidenta de la Federación Estudiantil Universitaria en la UMCC, expresó que acciones como esta demuestran que los universitarios cubanos sí son la vanguardia. «El pueblo cubano sigue solidario como siempre. No necesita que nadie venga a resolverle los problemas», agregó la joven estudiante.
Desde todas partes llegan a la Atenas de Cuba pedacitos de solidaridad trastrocados en medios para salvar vidas. Cuba entera sufre el aumento de los casos de COVID-19, pero no hay regionalismo. Todas las manos van hacia donde son más necesarias.