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Ciego de Ávila vive su peor momento en la pandemia

La provincia avileña muestra los números más críticos desde la aparición de los primeros casos de COVID-19

Autor:

Luis Raúl Vázquez Muñoz

CIEGO DE ÁVILA.— En una pulseada bastante fuerte ante la COVID-19, las autoridades de esta provincia decretaron un endurecimiento de las medidas de control para detener los niveles de transmisión del coronavirus, los cuales mostraron los números más alarmantes desde el inicio de la pandemia.

Ya el pasado lunes 7 de junio se activaba el cierre de las principales ciudades de la provincia ante el fuerte crecimiento de los casos; pero justo 15 días después, la situación con el SARS-CoV-2 en el territorio avileño muestra ribetes bastante tensos, razón por la entraron en vigor nuevas disposiciones.

Vea: Decretan el cierre de las principales ciudades de Ciego de Ávila

Así desde este lunes, y por decisión del Grupo Temporal de Trabajo, se restringieron los servicios a la población, incluidas las bodegas, las cuales cierran ahora a la 1:00 p.m., y la circulación de personas en la calle se limitó hasta las 2:00 p.m., cuando antes era a las 3:00 p.m.

Otras indicaciones aprietan más la tuerca: suspensión de visitas de los organismos provinciales a los municipios, excepto por temas relacionados con la pandemia; paralización completa de los trámites no imprescindibles (salvo documentos legales urgentes) y se cerraron por completo las puertas a diligencias relacionadas con Planificación Física y Vivienda.

Sin embargo, entre las medidas más llamativas, y que habla por sí sola de la gravedad del momento en Ciego de Ávila, se encuentra la suspensión de las ventas de artículos en las tiendas MLC. En esos establecimientos solo se expenderán alimentos y artículos de primera necesidad.

En una situación económica tan delicada como la que vive el país, donde esos establecimientos han sido una importante vía para captar divisas, la limitación de su gestión comercial muestra la urgente necesidad de limitar la movilidad y concentración de la ciudadanía para frenar la dispersión del virus.

 

Ante una dispersión tan alta de la COVID-19, las salidas o entradas a los perímetros urbanos deben realizarse bajo permiso de las autoridades. Foto: Luis Raúl Vázquez Muñoz

Números en rojo

Desde hacía varias jornadas, las estadísticas en camino se habían convertido en el prólogo de un apretón anunciado. Las primeras señales se encontraban en la secuencia de casos confirmados, los cuales se han movido durante las últimas quincenas entre el mínimo de las 36 personas y el tope de 132 enfermos anunciados este miércoles.

Esas cifras vienen a confirmar que la provincia transita en una meseta de alta incidencia, y no da señales de bajar. En opinión del doctor Eduardo Artiles Pardo, subdirector del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología (Cphem), los picos se mantendrán a lo largo de las próximas semanas y el descenso será lento.

De acuerdo con datos de la Dirección Provincial de Salud, en los últimos 15 días los contagios se incrementaron en 465 con respecto a la quincena anterior. Como añadido, al cierre de los últimos siete días el dato también creció: 214 con respecto a la última semana.

Los controles de foco también ascendieron. De los 253 que se contabilizaron el 16 de junio, la cifra se incrementó a 330, según el parte de Salud Provincial. De este último número, 301 eran comunitarios y 29 institucionales (la mayoría en Morón y la cayería norte), indicador este último que habla de la falta de control con las medidas más elementales en los centros de trabajo; pero también de una complejidad: el elevado número de asintomáticos, que entre los confirmados evidencia una alta incidencia, pues de cada tres positivos detectados, dos no mostraban síntomas en el momento del tomar la muestra para el análisis de PCR.

De los 330 controles de focos existentes hoy en Ciego de Ávila, 301 pertenecen a eventos comunitarios. Foto: Luis Raúl Vázquez Muñoz

De ahí la importancia no solo de cumplir los protocolos; sino también de mantener el mayor número posible de trabajadores a distancia. No pocos centros laborales viven en alarma por un personal que llegó al centro laboral, cumplió de cierta forma las medidas y sin embargo dispersó el virus sin saber que lo tenía.

Ojo con las nuevas cepas

La situación es crítica y así fue catalogada por las autoridades en las distintas comparecencias ante los medios de prensa para anunciar las nuevas medidas. A esa aseveración podemos añadir otra, a partir de las estadísticas: este es el peor momento de Ciego de Ávila frente a la COVID-19 desde el inicio de la pandemia.

El número de contagios ha tensado la infraestructura de servicios médicos. Cuando las autoridades anunciaron las nuevas medidas, a finales de la semana pasada, se encontraba cubierto el 92 por ciento de las 554 camas disponibles en la provincia para atender a los enfermos con COVID-19, y con la tendencia al alza es muy probable que ya se estén buscando alternativas.

No obstante, la preocupación no solo se dirige hacia la capacidad hospitalaria; sino a la presencia, ya confirmada en la provincia, de dos cepas: las variantes rusa y sudafricana, esta última con la característica de «quemar etapas», como dicen los especialistas, al pasar con rapidez del período asintomático a situaciones de complejidad. De ahí la necesidad de actuar con prontitud y de que la ciudadanía no demore en informar cuando aparezcan los primeros síntomas. Si es una gripe, respiremos con alivio; pero, ¿y si no?

Resguardan a personal de salud

Dentro de ese panorama hay varias informaciones que se deben atender. La primera es el completamiento de la vacunación con Abdala al personal de riesgo, que actúa en los puntos más críticos de la pandemia. La otra es el avance de la inoculación con Soberana Plus al personal de Salud Pública que contrajo la COVID-19 dos meses atrás.

Con este último candidato se avanza en los municipios después que en la capital provincial se inyecte a 151 médicos, personal de enfermería y de apoyo a los servicios sanitarios.

En los vacunatorios de Ciego de Ávila, se realiza la intervención con la Soberana Plus a personal sanitario que contrajo la COVID-19. Foto: Luis Raúl Vázquez Muñoz

Estas intervenciones permiten proteger a un grupo profesional que es decisivo en el control de la pandemia. Recordemos que, en el rebrote de septiembre del año pasado, uno de los ojos de la tormenta estuvo en el Hospital Provincial Antonio Luaces Iraola y un buen número de especialistas y trabajadores de la Salud se contagiaron, razón por la que se debió movilizar a fuerzas médicas de otras provincias.

Otro dato apareció en la conferencia de prensa de Salud Provincial, en la que se anunció la incorporación de un nuevo test de antígeno de procedencia china, con un alto nivel de eficacia. Esa tecnología se aplicará a los viajeros internacionales que arriben por Cayo Coco. Unida a otras acciones organizativas, esta medida permitirá descongestionar el número de muestras para analizar en el laboratorio de PCR del Hospital Roberto Rodríguez, y así acelerar el resultado de los diagnósticos.   

Las barbas en remojo

En otros momentos, reforzamientos similares a los actuales han apoyado a las demás acciones contra el virus y a ponerlo bajo control; pero, en nuestra opinión, en la actualidad existen a veces cuestiones menos visibles y que desempeñan un papel clave.

Ellas son, entre otras, las supervisiones diarias de lo que se hace y la percepción de riesgo en la población, algo que anda por los aires, a juzgar por los comportamientos en las calles. Por otra parte, las medidas quizá tengan un punto polémico en el poco tiempo de algunos servicios, que se complejizan en momentos críticos.

Al menos eso fue lo constatado por JR en un recorrido por la capital provincial, donde se observaron fuertes colas ante las bodegas, puntos de gas o el telepunto de Etecsa en el centro de la ciudad. El poco tiempo de servicio genera una disposición sicológica a la concentración de la ciudadanía ante establecimientos que no poseen ni la organización ni el espacio físico para asumir un alto número de clientes.

Por más que se insista, incluso dentro de esas aglomeraciones, llega un momento en que el distanciamiento desaparece y el peligro de contagio se dispara. Por esas razones, y ante una situación inédita que demanda nuevas iniciativas, de conjunto con las universidades e investigadores del territorio, se debiera pensar en acciones para atenuar esas colas ante un escenario de alta dispersión del virus.

Las bodegas, junto a otros puntos de servicio, siguen generando colas en medio de una alta dispersión del virus. Foto: Luis Raúl Vázquez Muñoz

Ya en un mapa, la situación de la pandemia en Ciego de Ávila indica que la provincia se encuentra en fase de trasmisión; aunque las situaciones críticas se concentran en el municipio cabecera y Morón. Los demás, sin dejar de poner sus barbas bien en remojo, muestran números de infección manejables.

Solo que aquí no puede olvidarse el peso de las tradiciones comunitarias en la movilidad social y, por consiguiente, en desatar olas de contagio. Algo de eso se ha vivido en otras ocasiones y ya es algo más que confirmado por las investigaciones sanitarias que el actual rebrote tuvo su origen en el Día de las Madres.

Esa alerta hay que tenerla muy presente, teniendo a la vista la etapa veraniega y el acercamiento de celebraciones, como las parrandas de Chambas u otras similares en otras zonas del territorio. Aunque suspendidas en su carácter público, estas pudieran derivar en festividades familiares por decisión individual.

Eso sería algo muy peligroso en el actual momento. Más cuando, en nuestra opinión, la provincia se encuentra en un compás de espera. La razón es una sola: el pasado domingo fue el Día de los Padres. Cinco días después —es decir, para las alturas del próximo fin de semana— por el número de casos positivos veremos si existió receptividad a los llamados al distanciamiento, o si la actual tendencia seguirá con su fuerte y tenebroso impulso de mantenerse en lo alto.

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