A casi un mes de conocerse del primer caso positivo, la comunidad jatiboniquense de Bernal levanta su cuarentena. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 09/10/2020 | 11:31 am
Jatibonico, Sancti Spíritus.— A casi un mes de que la preocupación y tristezas se posaron en esta zona del centro de la Isla, la vida da pasos a una nueva normalidad. Bastó que una voz diera el aviso y la comunidad toda salió con cautela al medio del terraplén. Nadie quiso perderse la noticia.
«La Covid ya es historia!», pasaba de boca en boca y de una punta a la otra por todo Bernal, localidad de apretados caminos y casas humildes. Corrió también por las guardarrayas que dividen los mares de caña para que sus vecinos más cercanos también durmieran tranquilos.
La tarde caía y ni el olor a café recién colado impidió que la gente corriera a escuchar al presidente del Consejo de Defensa Municipal de Jatibonico, Isbel Reina Abreu, quien recordó las horas de desvelo desde que se supo que por ahí se había colado el SARS-Cov-2 al territorio, y agradeció la disciplina de cada vecino, desde entonces con sus puertas cerradas y prestos a cumplir cada medida.
El Consejo de Defensa Municipal de Jatibonico compartió con la comunidad el momento de alegría. Foto: Tomada del perfil de Facebook de Orlandito Suárez.
Reina instó a los niños y niñas a duplicar el cuidado en los juegos. Y llamó a respirar aliviados sin bajar la guardia.
La noche de este miércoles en Bernal transcurrió diferente. La talanquera que frenaba el paso a su entrada ya no está, aunque aún el sobresalto de esperar los resultados de los cerca de 300 PCR realizados y la evolución de los diez vecinos confirmados con el coronavirus persistirá por días. Sólo el constante acompañamiento del equipo de salud, que auscultó cada uno de sus rincones, y el trasiego de productos de primera necesidad, disiparon un tanto el aislamiento y los temores de casi un mes en cuarentena.
Pero nadie los dejó a su suerte. Hasta ese pedazo de tierra fértil para la azúcar llegaron muchos brazos amigos y pensamientos positivos.
Es por eso que Bernal ya no está cerrado a cal y canto. Sus hijos salieron temprano este jueves a limpiar la maleza para la próxima molida del coloso Uruguay, y en las casas no se pierde de vistas a los más pequeños, quienes hoy pueden saltar sobre el fango que dejó las últimas lluvias.
Bernal no es el mismo, aunque ya no está enmudecido. Tractores, trotes de caballos y saludos a distancia despabilan sus jornadas. Finalmente, su respiración toma el habitual ritmo. Mas, aún se transpira tensión. Saben que todo cuidado es poco si no quieren volver a ver la fea cara de la COVID-19.