«Primo» y Mayra, dependientes de Las Tres Doncellas, siempre están activos. Autor: Nelson Rodríguez Roque Publicado: 04/04/2020 | 08:14 pm
HOLGUÍN.—El binomio Orestes González (Primo) y Mayra Nápoles es la primera vista de la panadería Las Tres Doncellas, una de las más céntricas de la Ciudad de los Parques. Ambos, portando mascarillas y guantes, ejecutan distintos roles: Él anota en la libreta y cobra y ella entrega panes. A la par, escuchan cuanta noticia suscita el nuevo coronavirus, porque apagar la radio no va con ellos.
Las Tres Doncellas, según su administradora, Delia Leyva, presta servicios a unos 4700 consumidores del Consejo Popular Centro Ciudad Sur. El pan normado de 80 gramos constituye el 90 porciento de su producción,a lo cual se suma, de forma liberada, el suave de 200 gramos (conocido popularmente en esta provincia como telera)y en la actual contingencia las galletas de 10 gramos.
Osmel Navarro, jefe de turno de esta panadería, recalca: «Hemos tomado todas las medidas que se han orientado, empezando por la ubicación de puntos de desinfección, tanto en el despacho, como en el área de elaboración. En el punto de venta solo puede estar un cliente y tiene que enjuagarse las manos con hipoclorito. Además, ellos en la cola mantienen alrededor de un metro de distancia entre sí. Cada panadero usa su nasobuco y gorro, y se limpian constantemente las superficies del torno y las máquinas.
«Trabajamos en dos turnos, uno de noche y otro de día. Son cerca de 24 mil panes los que elaboramos a diario. Ahora no tenemos inconvenientes con la harina, y tratamos de no atrasar la producción bajo ningún concepto».
Catorce bodegas de la cabecera provincial reciben panes desde Las Tres Doncellas, transportados en una camioneta de la Base de Carga de Transporte, cuyo chofer-distribuidor, Anyer Serrano, necesita completar tres viajes al día para abastecer a esos sitios. Protegido por su nasobuco, Serrano le pasa un paño mojado con hipoclorito al carro tras cada trayecto vencido; así cumple las normas de prevención vinculadas a su actividad.
Delia Leyva subraya que la panadería se encuentra limitada en cuanto a la suma de nuevas producciones, toda vez que el encargo de panes normados ocupa casi tida la capacidad productiva, pero la Empresa Productora y Distribuidora de Alimentos UEB Holguín, a la que se subordina este colectivo, ha orientado insertar producciones diversas en otras de sus dependencias menos comprometidascon la venta por libreta.
Pulcritud y control
Desde su casa, solo tienen Robier y su esposa Mireydis que cruzar la Carretera Central para comprar en la panadería La Central, perteneciente a la Cadena Cubana del Pan. Se lavan las manos en el filtro sanitario y acceden al mostrador, donde varios dependientes, en distintos horarios del día, ofrecen panes de corteza suave y dura, tres variedades por cada surtido, y torticas (acá nombrados polvorones).
Allí, son vendidos un promedio de 4900 panes diarios, de forma liberada, pero regulada a 800 gramos por persona.
«Pulcritud»pudiera ser el otro apellido de Marisol Casas, administradora de la unidad. Chequea que a cada trabajador se le incluya en las pesquisas médicas a fin de determinar, al inicio de la jornada, si se encuentran porte y aspecto acordes a las condiciones higiénicas requeridas. Celosamente, la totalidad del personal del centro higieniza la mesa del torno, la meseta del área productiva, el despacho y todos los azulejos de las paredes, apelando al hipoclorito de sodio.
En diálogo con JR, la directiva contó que por 12 horas permanecen en sus puestos los integrantes de las tres brigadasdel lugar, por lo que el rigor en la contención a la COVID-19 es permanente.
La Empresa Provincial Productora y Distribuidora de Alimentos (NUMA) y la Cadena Cubana del Pan están a cargo de 91 panaderías en la provincia, con mayoría para la primera (67). NUMA también dispone de otras entidades con la dualidad panadería-dulcería, en las cuales realizan más producciones.
Frente al brote mundial de la COVID-19 y el ingreso de esa enfermedad al país y el territorio holguinero, espacios de ese tipo, donde acude la población regularmente, deben «amasar» salubridad para resguardar la salud de trabajadores y pobladores.