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El alma máter posee una perla (+ Fotos)

Entre las más jóvenes del país, la Universidad de Cienfuegos atesora un camino de 40 años de transformaciones y protagonismo, en una ciudad que la toma muy en cuenta

Autor:

Margarita Barrios

Dice el famoso tango de Carlos Gardel «que 20 años no es nada». Sin embargo, quizá 40 sí lo sea. Al menos, así lo demuestra la Universidad de Cienfuegos Carlos Rafael Rodríguez (UCF), que en estas cuatro décadas ha probado cuánto puede hacerse si hay sentido de pertenencia y conciencia de la importancia que tienen los estudios superiores para el desarrollo de un territorio.

Joven aún —si se compara con otros centros de Educación Superior del país— la casa de altos estudios de La Perla del Sur exhibe, entre otros logros, haber pasado de ser una filial de la Universidad Central Marta Abreu de las Villas para la formación de ingenieros y contadores, a conformar el Instituto Superior Técnico de Cienfuegos, el cual asume la condición de universidad en 1994, a partir de contar con una mayor diversidad de carreras.

También se destaca que la UCF es centro rector de la carrera Gestión sociocultural para el desarrollo; tiene un amplio impulso en el trabajo de posgrado; cuenta con un Colegio de Doctores y su mayor impacto está en la contribución al desarrollo de sistemas de gestión local en la agroindustria, hábitat, energía, medio ambiente y gobierno, entre otros renglones.

El Presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez estuvo en la casa de altos estudios de Cienfuegos, donde compartió con directivos y estudiantes de esta institución, como parte de una visita gubernamental a ese territorio realizada en enero último.

Durante un encuentro con el Consejo de Dirección del centro, Díaz-Canel abogó por no obviar el papel de las ciencias sociales para el desarrollo de cualquier proyecto, además de enfatizar en la formación doctoral.

«Dejamos establecidas maneras de participación de esta institución para solucionar problemas en todos los ámbitos de la economía y la sociedad. Ello abrirá disímiles posibilidades para estudiantes y profesores en grupos de investigación que les permitan participar en tareas de impacto», afirmó el Presidente cubano.

Juventud Rebelde se acercó de manera especial al quehacer de la Universidad, donde pudo constatar el alto sentido de pertenencia por ese centro que tienen alumnos y profesores, que hoy renuevan espacios culturales, deportivos y docentes, con vistas a su aniversario 40, el próximo 6 de diciembre.

Foto: Vladimir Molina.

Mi casa UCF

Un grupo de 40 jóvenes destacados conforman la Brigada Aniversario 40. El objetivo, realizar tareas de impacto en lo económico, político y social, dentro y fuera de los muros académicos.

Una de sus integrantes es Dianabel Alonso Rodríguez, estudiante de tercer año de la carrera Gestión sociocultural para el desarrollo, quien asegura que formar parte de la Brigada ha sido una buena experiencia para ampliar sus conocimientos con vistas a su futuro desempeño profesional, muy cercano al trabajo comunitario.

«Hemos llevado un poco de alegría a la casa de niños sin amparo familiar, al hospital pediátrico Paquito González Cueto, a estudiantes con necesidades educativas especiales, han sido momentos lindos. Lo mejor es que la brigada ha logrado sumar a muchos otros estudiantes», afirma quien también se desempeña como vicepresidenta de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en el centro.

Por su parte, Raúl Edel Padilla Morales, alumno de cuarto año de Ingeniería Agrónoma —otro integrante de la Brigada— recordó que ante la coyuntura del país con el combustible, trabajaron como «amarillos» en las paradas de las guaguas, y recorrieron los hogares para aconsejar a quienes no cumplían con las mejores prácticas para el ahorro de la electricidad.

Foto: Vladimir Molina.

Ampliar horizontes

Cuando se habla de la UCF, carreras como Ingeniería Mecánica aparecen entre los referentes más seguros. Sin embargo, con el paso del tiempo otros horizontes se abrieron y hoy es centro de referencia nacional para la carrera Gestión sociocultural para el desarrollo.

«A pesar de lo desconocida que todavía es ya ha cumplido 20 años. Y cuanto menos la conocen, más pienso en lo necesaria que es, porque un país no puede aspirar al desarrollo si no sabe su historia y su cultura», explica la Doctora Honoris Causa de la UCF y una de las fundadoras de esa especialidad, Lilia Martín Brito.

«Mientras más desconocen lo que hacemos, más se identifica lo necesario que somos: ubican a los graduados donde no deben, desestimulan al recién egresado, porque el propio empleador desconoce lo mucho que puede hacer un licenciado de esa especialidad.

«Todavía, cuando los ubican, solo los piensan en funciones de tipo cultural, y, sin embargo, los necesitan en muchos más aspectos. Para que una sociedad tenga un alto rendimiento productivo, una economía salarial alta, un desarrollo tecnológico, no puede desconocer su pasado, porque su proyección hacia el futuro se vuelve incierta.

«El país tiene hoy el reto de restructurar su política económica, eso puede traer tensiones sociales fuertes. Ante esos desafíos, nuestros profesionales pueden indagar, documentar y proyectar soluciones desde el mundo de la cultura —reconocimiento de la cultura en el sentido más amplio— a partir de la vida cotidiana», argumentó.

La novedosa carrera, que no se encuentra entre las tradicionales que se cursan en el mundo, nace en Cienfuegos, pero hoy se estudia en otros centros de altos estudios de nuestro país. En la UCF se han graduado más de mil especialistas y hoy mantiene una matrícula mayoritariamente en Curso por Encuentros.

Como parte del proceso de perfeccionamiento de la enseñanza del idioma inglés en las universidades cubanas, la UCF se suma a la iniciativa y se destaca porque desde el comienzo integra a todas las carreras y hoy es de referencia para todo el país.

Además de ofrecer idioma inglés a los estudiantes, se realizan cursos de español para extranjeros y de posgrado para los profesores de la institución con extensión hacia otras instituciones del territorio.

Destaca también que es el único del país que administra el examen internacional de Toefl Ibt. Al respecto, Onelio Castillo Barrios, subdirector del Centro de idiomas, explicó que ese examen lo realizan personas que optan por becas o determinados trabajos donde les exigen pasar esa prueba que mide habilidades lingüísticas en el idioma y tiene características muy específicas y poco comunes, pues entrelaza lectura, comprensión oral, entre otras especificidades.

«Se solicita y se hace por internet. Nosotros no lo calificamos, solo ofrecemos las condiciones materiales necesarias para su realización y para lo cual la UCF nos ha dado todo su apoyo. Aquí concurren personas de todo el país y además ofertamos un posgrado para quien requiera prepararse. Debe realizarse con todo rigor y no es gratuito para los candidatos, sin embargo el beneficio máximo para la universidad es el prestigio, por ser la única que lo hace en Cuba», subrayó.

Puertas abiertas a la investigación

Entre los logros más destacados de la UCF está el desarrollo de sus programas de posgrado. Hoy cuenta con 15 maestrías, de las cuales la Junta Nacional de Acreditación ha otorgado la categoría de Excelencia a cuatro y de Certificada a seis.

Anualmente, más de 5 000 profesionales reciben algún tipo de superación en la UCF. Un vínculo estrecho universidad-empresa los hace preparar cursos, diplomados y entrenamientos para los profesionales del territorio,  según son solicitados por los organismos.

También la UCF ha creado un Centro de Doctores. El objetivo es potenciar la innovación e investigación en el centro, así como motivar a los más jóvenes a andar por los necesarios caminos de la superación profesional.

Además, dispone de un Centro de Estudios de Energía y Medio Ambiente, allí avezados profesores junto a jóvenes talentosos abren camino a la investigación.

El ingeniero en Telecomunicaciones y Electrónica, Carlos Hernández Morales, se graduó en 2017 en la Universidad Central de Las Villas, y desde aquel momento se vinculó a la Facultad de Ingeniería de la UCF y al Centro, «que tiene su objetivo fundamental en la mejora de la eficiencia energética en la parte industrial y todos los proyectos que puedan derivar de ello, sobre todo en lo relativo  a las empresas del territorio.

«En los últimos tiempos estamos trabajando en la vinculación de los sistemas de control automático, electrónica e informática. Esos nuevos campos pueden ayudar a que la investigación sea más concreta en el camino de las nuevas tecnologías.

«Ahora mismo estamos ayudando en una investigación en la Empresa Oleohidráulica de Cienfuegos, que tiene allí unos tornos de control numérico, para gestionar mejor los procesos de las máquinas, cómo interconectarlos en red y por ese camino vamos.

Carlos tiene 26 años, y cuando se habla de proyectos, asegura que seguirá trabajando en el Centro, donde se siente útil y por supuesto, también podrá superarse.

«Este Centro, sin quitarle el mérito a otros, tiene una trayectoria. Y sobre todo posee un amplio vínculo con las empresas del territorio —la refinería, la termoeléctrica, la Oleohidráulica— y eso para mí que vengo graduado de ingeniero y quiero tocar los equipos, diseñar proyectos, es muy atractivo. Además, se respira un buen ambiente de trabajo y cooperación para resolver los problemas puntuales de nuestro territorio, que es muy importante», enfatizó. 

Foto: Vladimir Molina.

El binomio perfecto

Para la empresa llega la ciencia que desarrolla la universidad. Para el centro de altos estudios es el vínculo directo con la práctica que brinda motivación y habilidades a sus alumnos. Es así que el binomio no puede romperse, sino ampliarse, y eso ocurre hoy en Cienfuegos.

Manuel Alejandro de la Cruz Álvarez, Reinier Tomé Espinosa, Jean Eng Ramírez y Edgar Flores Rodríguez cursan el último año de Ingeniería Mecánica en la UCF, y desde el curso anterior están vinculados a la Empresa Oleohidráulica de Cienfuegos. Para ellos representa una gran suerte pues —afirman— se trata de uno de los mejores centros laborales de su territorio.

«Nosotros empezamos el año pasado, aquí es donde pudimos aplicar los conocimientos, porque teníamos mucho contenido teórico, pero nada de práctica. Que me hayan escogido es genial. Me gusta lo que hago, me siento útil y además tenemos una plaza segura después de graduados», destaca Manuel Alejandro.

Por su parte, Edgar afirma que, cuando empiezas la ingeniería sabes la importancia que tiene para la ciencia y la innovación una carrera como esa, mas necesitas ver la utilidad de los estudios que realizas, «por eso esta oportunidad es perfecta, pero pienso que podía haber comenzado antes: bajar, pero sí para mirar, conocer», subrayó.

El ingeniero Jesús Peña Ríos, director de Desarrollo de la Empresa Oleohidráulica, argumentó que cada uno de ellos labora en el desarrollo de una máquina concreta. «Teníamos los prototipos, pero los muchachos están aplicando la ciencia. De ahí la importancia de la universidad en vínculo directo con la empresa.

«Hoy tenemos un 70 por ciento listo, con los cálculos necesarios para que sean más eficientes y poder desarrollarlas para la empresas de la construcción y de obras hidráulicas, entre otras entidades. Abaratar los costos de producción, disminuir importaciones y ahorrar divisas al país es el objetivo», puntualizó.

La Doctora en Ciencias Orquídea Urquiola Sánchez, rectora de la UCF, asegura que ese centro siempre tuvo un vínculo muy directo con la empresa, pero hoy se desarrolla de otra manera, pues son esas entidades las que vienen a buscar apoyo en los saberes universitarios.

«Es un fenómeno diferente, porque trabajamos con el banco de problemas que tienen y es la mejor manera de contribuir al desarrollo del territorio. Es lo que pide hoy la dirección del país y en ello nos empeñamos».

—¿Cuál sería a futuro el mayor reto de la UCF?

—Estamos trabajando por obtener la categoría de Excelencia. Sabemos que es difícil, que la Junta de Acreditación Nacional mide muchos aspectos, es un proceso con mucha exigencia. Pero creo que estamos en condiciones de lograrlo y si seguimos trabajando como vamos, lo alcanzaremos. 

En cifras 

Luego del proceso de integración, la UCF tiene dos sedes: Carlos Rafael Rodríguez y Conrado Benítez García, además siete Facultades y siete Centros Universitarios Municipales (CUM).

Posee una matrícula de más de 6 700 estudiantes de pregrado y más de 3 000 de posgrado. Hasta el curso anterior había graduado a 17 452 estudiantes cubanos y 411 de otros países y cuenta con 113 profesores titulares y 264 profesores auxiliares.

Ha establecido 166 convenios internacionales y hoy desarrolla 49 proyectos de investigación.

Foto: Vladimir Molina.

Haciendo Historia 

Guardando pequeñas notas, manuscritos y otros documentos, María Caridad Bestard González fue conformando en silencio la historia de la UCF. Maestra primaria de profesión, cuando se funda el centro llega para trabajar como secretaria ejecutiva, lo cual le permite estar cerca del rector, los vicerrectores y estar presente en importantes reuniones donde se fue tejiendo el día a día de la naciente institución. Eso, asegura, le permite conocer «algunos secretos».

Hoy es profesora titular de la UCF y asevera que si bien nunca pensó en escribir el libro Sueños y realidades: Evocaciones Universitarias en Cienfuegos 1979-2019, ha disfrutado mucho la oportunidad. «No lo hago desde la historia —eso lo dejo para otros— está basado más bien en anécdotas, pero tiene la voz de los que han pasado por el centro a través de estos 40 años».  

Pensando en los más pequeños 

Si de trabajo comunitario se habla en la UCF, no se puede obviar el Laboratorio de Estimulación Potencial de la Inteligencia Infantil, donde se aplica el método NeuroPoint. 

«La instalación cuenta con los recursos para estimular el desarrollo en las primeras edades, a través de juegos, equipos musicales, pisos con letras, animados. Tiene un enfoque multidimensional buscando el desarrollo de los infantes y orientar a la familia», expresó la vicerrectora Xiomara García Navarro, directora del Laboratorio.

«Aquí, además de atender a los niños, es muy útil también en la formación de nuestros estudiantes de diversas carreras pedagógicas», argumentó.

Foto: Vladimir Molina.

El doctor Jorge Félix Massani Enríquez, asesor científico del laboratorio, explicó que los pequeños llegan por diferentes vías, «tenemos relaciones con especialistas de salud pública, de la Dirección Provincial de Educación, del Centro de Diagnóstico y Evaluación, aunque también hay familias que ven en sus hijos algún síntoma de alerta y se acercan a nosotros en busca de explicaciones y tratamientos».

Tercero de su tipo en Cuba —los otros dos se encuentran en La Habana— fue donado por el creador del método, el doctor cubano en ciencias pedagógicas Orlando Terré Camacho, presidente de la Asociación Mundial de Educación Especial.

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