Vanesa (derecha) y Jessica (izquierda) comparten un premio en común. Autor: Yudaisis Moreno Benítez Publicado: 20/08/2019 | 10:07 pm
Vanesa Gensen Díaz sueña con ser actriz. ¿Cómo lograrlo con apenas 12 años? Aún no lo sabe bien, pero encontró el mejor camino en una de las cartas que José Martí le escribiera a María Mantilla, el 9 de abril de 1895, al asegurarle que «de semilla se pasa a arbolito, a flor y a fruto».
Y entonces le respondió al Apóstol a través del concurso Los niños de Latinoamérica responden a José Martí, dedicado en 2019 a los 130 años de la edición, por primera vez, de La Edad de Oro, publicación mensual de recreo e instrucción para los niños de América.
Mientras, anda como locutora delante de una Cámara Chica, proyecto del cual ya muchos hablan en la sureña localidad de Güira de Melena, junto a otros pequeños que captan imágenes, escriben guiones, editan…
Otra güireña, de las que ama el entorno y sufre por la desidia del hombre, sobre todo, cuando en vez de admirar le lastima el estado de Cajío, y los tantos microvertederos en su tierra natal, también buscó a Martí para entender por qué tanto deterioro.
Jessica de la Caridad Hernández le respondió en este siglo XXI a la previsión el Héroe Nacional, casi 200 años atrás, cuando avizoró que «el mundo sangra sin cesar por la crueldad que se comete con la naturaleza».
Ambas chicas, con sus misivas al más universal de los cubanos subieron al podio en este concurso internacional, auspiciado por la Cátedra Latinoamericana José Martí y la educación, de la Asociación de Pedagogos; el Centro de Estudios Martianos, la Organización de Pioneros José Martí y la Asociación de Educadores de Latinoamérica y el Caribe.
«Escribimos en abril, y ya las expectativas de algún reconocimiento eran minúsculas, cuando poco después de culminar el curso escolar, Vanesa en 6to. grado y yo en mi paso para duodécimo, recibimos el notición», alega Jessica.
«Siempre participo en cuanto concurso conozco; no siempre gano, pero sí aprendo, investigo. Soy parte de la Tarea Vida, que el Citma promociona para cuidar los manglares de Cajío, y muchas veces hemos participado en trabajos para rescatar la playa que un día fue. Si el hombre sigue su reacción agresora contra la naturaleza, el mañana será un desierto», reflexiona.
A su lado, porque aunque no se conocían ya tienen este premio en común, la inquieta Vanesa cuenta también su aporte al entorno.
«Hace poco fui al Palacio de Convenciones de La Habana a un evento con Cámara Chica, y de pronto vi en un póster un dibujo mío sobre el cuidado del medio ambiente que envié a un concurso nacional. Pregunté, y había sido también premiado, pero parece que me adelanté a la sorpresa», asegura muy sutil la niña que comenzará en septiembre su secundaria básica en la escuela José Manuel Seguí.
«Más que los regalos y los diplomas, me emociona el saberme con la conciencia limpia de cuánto protejo mi entorno, es nuestra responsabilidad», dice Vanesa a quien ya no hay quien la baje de los escenarios, pues al parecer, a mi simple vista, talento le sobra, y mucho más guiada por su abuelo Romilio Soto, profesor de la Universidad de Artemisa.
En cambio, Jessica, a un curso de culminar su preuniversitario en la escuela Eugenio María de Hostos, solo sabe que se define por las letras, y cualquier especialidad que decida la combinará con su amor por la naturaleza, tras la guía de Martí, que reconoce fueron pasos seguros para el líder Fidel, nuestro Comandante en Jefe, alude.
Más que el futuro, como la mayoría califica a los niños, estas dos chicas son el presente que se necesita en cada barrio, para cuidar el mañana con acciones prácticas. Escribirle a Martí, estudiarlo, responderle, significa traerlo hasta acá, repleto de vida, y como en aquel entonces él resplandecería de orgullo, con niñas como estas, que no solo por serlo, sino también por lo que hacen, son la esperanza del mundo.