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El regreso de Andy

Un joven delegado del Poder Popular en la zona de La Panchita. en Villa Clara. narra sus experiencias en el trabajo comunitario, y asegura que no hay ley del imperio que pueda con la resistencia del pueblo cubano

Autor:

Enrique Moreno Gimeranez

Al joven Andy Borges Sigler el Trabajo Comunitario Integrado (TCI) le «corre por las venas». Este delegado de la circunscripción 21 y presidente del consejo popular La Panchita, en el municipio de Corralillo, con 29 años de edad, resulta un fiel continuador de la labor de su familia en el sistema del Poder Popular.

«Cuando todavía el concepto de TCI era más espontáneo que ahora, mi papá fue de los primeros delegados de mi municipio, allí en mi propia circunscripción. Luego, se incorporó a la misma tarea mi tío Eduardo Bienvenido Borges, ya fallecido, y fue con el delegado con el que mejores resultados mostró la comunidad por su alto grado de dedicación, por su apego a las personas, por entregarse en “cuerpo y alma” a esa responsabilidad.

«Recuerdo que teníamos un CDR infantil, conmemorábamos todas las fechas históricas, la comunidad tenía una vida cultural muy amplia a pesar de su carácter rural. Todas las actividades se realizaban de forma espontánea por el pueblo, gracias a Eduardo Bienvenido. Pero desgraciadamente, cuando él ya no estuvo, el trabajo del Poder Popular ya no siguió ese camino».

Andy, entonces recién graduado de la especialidad de Historia en la Universidad de Cienfuegos, regresó a la tierra que le vio nacer. Después de cinco años de estudiar en otra provincia, descubrió la necesidad que tenía el barrio de que alguien retomara el camino de su tío.

Esta razón unida a las cualidades personales de este joven villaclareño contribuyeron a que sus vecinos lo eligieran delegado de su circunscripción y presidente del Consejo Popular. Entonces, sin renunciar al amor por la Historia, continuó la tradición familiar...

¿Cómo emprendiste esta labor?

—Inicialmente traté de recuperar esos valores que se habían dañado en los últimos años. Es un trabajo en el que queda mucho por hacer, luego de un tiempo los resultados aún están en ciernes. Tenemos un proyecto de TCI llamado «Unidos por el Barrio» y como indica su nombre agrupa a todas las personas del barrio y los esfuerzos, que estaban un poco dispersos.

«Tratamos de darles solución paulatina a problemas puntuales de nuestra comunidad como los microvertederos y otros problemas sanitarios. Hemos pedido la colaboración y apelado a la conciencia de pobladores, actores sociales y formas productivas para transformar el “rostro del barrio”. Donde había un microvertedero, hoy tenemos un jardín. Si antes era un problema fundamental la producción de alimentos, hoy muchas personas cultivan como parte de la agricultura suburbana o familiar en patios productivos y otros espacios.

«Ha sido una tarea de esfuerzo colectivo y de superación, de rencontrar los valores que se habían afectado. Hay estrategias en el barrio que muchas veces no tienen carácter formal de un proyecto, sino que se dan como soluciones de los vecinos a sus propias necesidades. Y tenemos desde el poblador que sale a tapar un bache en la carretera hasta un programa más amplio.

«De eso se trata, de la necesidad de unirnos y concientizarnos en la importancia de resolver los problemas hacia lo interno, por nosotros mismos, siempre que sea posible sin esperar que alguien venga desde lejos».

¿Qué motiva a un joven cubano a asumir este reto con el corazón?

—Fundamentalmente la familia. El legado de mis familiares no podía dejar que se perdiera. También el cariño a mi barrio, a mi comunidad y a las personas que allí viven. Casi siempre a mi edad los jóvenes eligen salir del barrio y yo, que estuve fuera mucho tiempo, regresé con ansias de buscar esos nuevos horizontes ayudando a mi propia tierra, la que me vio nacer. Regresé porque en La Panchita soy continuidad.

¿Cómo define ese joven el Trabajo Comunitario Integrado?

—Más que un trabajo es un estilo de vida, un modo de vivir por la comunidad y para la comunidad. En la teoría es un método de trabajo del Poder Popular con principios establecidos. Pero creo que en realidad no es más que tener sentido de pertenencia por el barrio y debe asumirse como tal. Tiene que nacer del corazón, esa resulta su mayor fortaleza.

¿Cómo respondes a quienes pretenden adueñarse de nuestras escuelas, centros laborales y barrios, a partir de la activación del Título III de la Ley Helms-Burton por la administración Trump?

—Creo que la Helms-Burton es un ensayo burlesco de la política mundial, una ley violatoria de todos los principios del Derecho Internacional, con carácter extraterritorial y genocida. Una injusticia cometida contra un pueblo que ha dado tanta solidaridad a los demás pueblos del mundo.

«Los jóvenes deben tener claro que de producirse un cambio de régimen en Cuba —que lo dudo— regresaríamos a un régimen social que ya superamos, y nada de lo que tenemos hoy sería nuestro. Rechazamos esta política y la juventud envía un mensaje al Gobierno estadounidense: pueden intentar aplicar su ley, pero el pueblo cubano tiene la palabra resistencia escrita en su propio ADN. Una vez más vamos a vencer».

¿Qué sería de La Panchita de aplicarse esta injusta ley?

—Un latifundio de una gran industria azucarera, como tenía la United Fruit Company en su momento, o una empresa carbonera que tenía un capataz en La Panchita que explotaba a los campesinos en largas jornadas de trabajo, con míseros salarios para ellos. Serían expropiadas nuestras escuelas, instituciones y viviendas que hoy se asientan sobre estos terrenos. Esta genocida ley va más allá de lo económico, afectaría también la identidad del pueblo. Pero jamás la podrán aplicar en Cuba.

Diferentes proyectos comunitarios de los municipios villaclareños fueron presentados en el taller. Foto: Minoska Cadalso Navarro.

 

Todos vivimos en comunidad

«Todos vivimos en una comunidad y podemos aprovechar estos espacios para enriquecer nuestra labor, para dialogar con la población y perfeccionar todo cuanto hacemos», manifestó Ana María Mari Machado, vicepresidenta de la Asamblea Nacional del Poder Popular al intervenir en el 2do. Taller Regional de Trabajo Comunitario Integrado de la zona central de Cuba, que sesionó recientemente en Villa Clara

Según refiere el sitio del Parlamento cubano, Mari Machado destacó la importancia de reflejar de forma cotidiana en el escenario digital las conquistas de la Revolución, pues las redes sociales resultan hoy otra vía para interactuar con el pueblo —no sustituyendo, sino complementando la comunicación tradicional, persona a persona—, como otra de las fortalezas del Poder Popular en todas sus estructuras.

Diferentes proyectos comunitarios de los municipios villaclareños fueron presentados posteriormente en áreas del parque Leoncio Vidal de Santa Clara, donde los asistentes y el pueblo en general disfrutaron de las iniciativas de zanqueros, congas populares, movimientos de artesanos y artistas, y otros programas culturales del territorio.

Por su parte, Odalys González Sánchez, diputada de la Asamblea Nacional del Poder Popular y presidenta del consejo popular Juan Pedro Carbó Serbiá, del municipio de Placetas, junto al estudiante universitario William Morales, compartieron sus experiencias en materia de comunicación social, especialmente en la divulgación a través de los perfiles de Facebook y Twitter de las actividades de la comunidad.

Teresa Amarelle Boué, miembro del Buro político y secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas, al intervenir en el encuentro comentó que «hay tanta inteligencia colectiva en nuestro pueblo, hay tanta riqueza espiritual y creativa en nuestras comunidades que tenemos que saber aprovecharla cada vez más. A la vez, destacó que la mujer cubana tiene un papel esencial en el trabajo comunitario integrado, desde las actividades desarrolladas en las propias delegaciones y bloques.

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