El techo a dos aguas protege a los trabajadores y la mercancía del sol y la lluvia. Autor: Maykel Espinosa Rodríguez Publicado: 02/04/2019 | 08:23 pm
El 31 enero de 2018 Juventud Rebelde publicó un artículo titulado Turbios vericuetos en «La cuevita», en el cual, entre otras cuestiones, se abordaban las pésimas condiciones en que laboraban en la Feria de Monterrey —municipio habanero de San Miguel del Padrón— más de 500 personas, entre titulares cuentapropistas y fuerza contratada.
En aquel entonces, Rosa María Vázquez Hernández, especialista principal de Gestión por Cuenta Propia en la Unidad Básica de Comercio del municipio, explicó que se llevaba a cabo un proyecto que mejoraría el entorno y eliminaría el hacinamiento.
«Lo que es la Feria de Monterrey hoy quedará como parqueo, mientras que en una zona más amplia, a pocos metros de la actual, se construirán puestos de venta homogéneos con una estética mejorada, lo que se traduce en un ambiente más acogedor para trabajadores y visitantes», informó.
La fecha establecida para la culminación de este proyecto fue una incógnita hasta el pasado sábado 23 de marzo, cuando la nueva feria abrió las puertas a las más de 6 000 personas que, como promedio, la visitan diariamente.
Una feria digna de un rey
Según declaró Mayelín Silva González, presidenta de la Asamblea Municipal del Poder Popular en San Miguel del Padrón, en varios momentos de 2017 se trató de mejorar el área de comercialización de Monterrey, pero al no cumplir con las expectativas de los trabajadores se proyectó la rehabilitación en un espacio con mayor amplitud.
Así, dijo, se diseñó un área de nuevo tipo para que todos los servicios formaran parte de un mismo complejo, que incluye el restaurante Monte Rey —con capacidad para 40 comensales sentados y 28 ubicados en sombrillas dentro del recinto—, el centro de comercialización y el parqueo; este último aún se encuentra en proceso constructivo en la zona que ocupaba la feria anteriormente.
Un total de 241 cubículos homogéneos se construyeron en el Centro de Comercialización Monterrey, de ellos 238 corresponden a cuentapropistas, dos se usan para la gastronomía y uno para la venta de productos de aseo.
Se organizó según la actividad de venta, como en las tiendas, para que el cliente pueda acceder con mayor facilidad a los productos que desea y decidir según sus precios y calidad.
Los servicios sanitarios para empleados y clientes, por separado, también tienen mejores condiciones que antes, ya que cuentan con agua permanentemente y un estricto cuidado de la limpieza.
Además, se construyó un parqueo lateral para las motos de los trabajadores y las carretillas de carga, así como tres almacenes para depositar la mercancía y un socio-administrativo para los funcionarios, precisó Silva González.
También se refirió a las acciones que se llevan a cabo para frenar las ilegalidades. «Tenemos porteros, personal de Comercio Municipal, del cuerpo de inspección y de los órganos impositores para detectar y detener cualquier irregularidad.
Las ventas se mantienen estables en la Feria de Monterrey luego de la mudanza.
«Hemos alertado a los trabajadores del centro y saben que si incurren en ilegalidades como la venta de mercancía no contemplada en la licencia, serán sancionados con la salida del área», puntualizó la directiva.
«El problema de hacinamiento que tanto nos preocupaba quedó resuelto con la mudanza a la nueva zona. Ahora existen pasillos laterales anchos, dos entradas y una salida, lo que facilita la ventilación», explicó Jorge Miguel Cabrera Hernández, administrador del centro comercial.
El parqueo, por su parte, da respuesta a un planteamiento de la población y elimina los aparcamientos ilegales en áreas que dificultan el tráfico.
Durante todo el proceso constructivo participó el sindicato en la toma de decisiones, por lo que las preocupaciones y exigencias de los trabajadores se tomaron siempre en cuenta, señaló Leonardo Machado, dirigente sindical que se ocupa de la actividad de útiles del hogar en la mesa 84.
Nuevas luces en la cueva
Cuando Mayra Gómez, de Cienfuegos, llegó a la feria el martes pasado para adquirir artículos para su negocio —una acción que realiza una o dos veces al mes—, no podía creer lo que estaba viendo.
«Es un cambio radical, todo se ve más limpio y ordenado; se puede comprar con mayor facilidad ahora porque antes casi ni se podía caminar», declaró.
Con la instalación de baños para el uso del visitante y los trabajadores mejora la calidad general del servicio.
Las condiciones que nos han creado a los trabajadores son muy buenas, comentó Yoennis Mont, quien ejerce como modista sastre en la mesa 39. «El techo a dos aguas nos protege del sol y de la lluvia, antes se nos mojaba la mercancía.
También se pondrá un toldo en la parte posterior, lo que, además de resguardarnos, nos independizará completamente del resto de los puestos. «Esto posibilita un mayor control de la mercancía y la prevención de robos», precisó Elizabeth Vázquez, con licencia de modista sastre y bisutería en la mesa 78.
El ambiente que se respira hoy en la Feria de Monterrey es fundamentalmente de gratitud por el confort que ahora tienen y las mejoras significativas de sus condiciones laborales, declaró Darián D. Remón, director de Trabajo y Seguridad Social en San Miguel del Padrón.
Parqueos para motocicletas, ciclos y autos evita la aglomeración en las vías públicas.
Además, precisó que esta feria no tiene capacidad para nuevos titulares, por lo que se mantendrán solo quienes ya trabajaban en el área anterior.
Deben ser ellos los trabajadores, insistió el directivo, quienes mantengan una estricta vigilancia ante las indisciplinas sociales que pudieran ocurrir, y protejan, así, la belleza, limpieza y orden de la populosa zona de comercialización, a donde llegan diariamente miles de personas desde todo el país.
Por La Habana lo más grande
El Centro de Comercialización de Monterrey es uno de los 30 espacios de este tipo remozados en la capital, explicó a JR Alberto A. Clavel, miembro de la Central de Trabajadores en la provincia.
«Hemos logrado esta recuperación a partir de un acuerdo del Consejo de la Administración de La Habana que permite la utilización del 30 por ciento del tributo anual de estos cuentapropistas para transformar y mejorar las condiciones de trabajo en cada una de sus áreas», destacó.
Un total de 241 cubículos homogéneos se construyeron en el Centro de Comercialización Monterrey, de ellos 238 corresponden a cuentapropistas, dos se usan para la gastronomía y uno para la venta de productos de aseo.
El restaurante Monte Rey cuenta con capacidad para 40 comensales sentados y 28 ubicados en sombrillas dentro del recinto.
Fotos: Maykel Espinosa Rodríguez
Otras de las zonas recuperadas son La Coronela, el área de 240 y 31, y Cinco Palmas, en La Lisa; así como el Diezmero, en el propio San Miguel del Padrón.