Los daños provocados por el huracán Irma en los campos cubanos continúan contabilizándose. Las pérdidas son cuantiosas. Para Rafael Santiesteban Pozo, presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), una parte considerable de las afectaciones está en sectores vitales.
«De las 4 000 casas de cura de tabaco impactadas, se encuentra en estado crítico un 25 por ciento, lo que repercutirá en el ingreso de divisas por concepto de exportación», expresó.
La zafra azucarera, que dará comienzo en los próximos meses, resulta otro de los procesos agroindustriales perjudicados. De las 700 000 hectáreas del cultivo, se reportaron 92 000 inundadas y más de 300 000 en posición horizontal con niveles considerables de partidura.
A pesar del rescate de gran parte de las áreas afectadas, el también miembro del Consejo de Estado reconoció que los daños en la infraestructura de los centrales y en los cañaverales impactarán negativamente en los planes de producción.
Sin embargo, destacó que las favorables condiciones de humedad ocasionadas por las lluvias del huracán Irma posibilitarán intensificar el cultivo de caña de azúcar y asegurar la materia prima de las zafras venideras.
Otros daños fueron identificados en 8 000 hectáreas de yuca, 16 000 de arroz y maíz, así como gran cantidad de café goteado por la incidencia del viento y por el derribo de árboles de sombra, señaló el Presidente de la ANAP.
Las plantaciones bananeras también necesitarán tiempo para reponerse del golpe dado por el meteoro a unas 19 000 hectáreas, debido a su ciclo de plantación y recogida. No obstante, aclaró Santiesteban Pozo, cuando se realiza un balance de los cultivos existentes en el país, en comparación con otros momentos de desastre, se aprecia una agricultura más diversificada en cuanto a categorías productivas.
La ANAP ha priorizado el reordenamiento en las plantaciones de viandas, hortalizas y otros cultivos de ciclo corto para ofrecer mayor variedad de productos en el menor tiempo posible. «Hemos potenciado la siembra de boniato, calabaza, maíz, tomate, col y frijol, cosechas que tendrán un impacto directo en la producción de los próximos meses y, por tanto, en las ofertas destinadas al consumo de la población y del turismo».
Además, la recuperación comprende el aseguramiento logístico, la selección de semillas, la entrega de fertilizantes, el drenaje de los campos, la limpieza de canales, la reparación de maquinaria, la distribución de herramientas de trabajo, y el reordenamiento de las fuerzas productivas en correspondencia con las necesidades más urgentes.
Santiesteban alertó sobre la necesidad de utilizar correctamente cada recurso, lo que incluye desde la selección y aprovechamiento de las semillas disponibles hasta el vehículo destinado para la transportación de las cosechas.
Las estrategias vinculadas a la recuperación se integran al plan de actividades en saludo al aniversario 60 del Congreso Campesino en Armas.