El centenario Pío, como se le conoce a Apolinar en toda la redonda, festeja junto a su esposa, Divina Cervantes, su cumpleaños número cien. Autor: Yahily Hernández Porto Publicado: 21/09/2017 | 06:51 pm
CAMAGÜEY.— Arginio Apolinar, a quien todos nombran Pío, hace poco celebró su siglo de vida junto a sus descendientes, parientes, amigos y vecinos, y confesó sentirse «¡completo Camagüey!», como reza el refrán oriundo de esta extensa llanura. Como este agramontino, más de 2 190 personas superan en Cuba los cien años de edad.
Cuentan que con más de 90 años trabajaba sin parar en el patio de su casa y que la felicidad «no hay quien se la tumbe». «Hay que vivir con alegría», dice pausadamente el anciano. Según atestigua, entre sus secretos más sagrados está tomar tres vasos de agua al amanecer: «Uno por la fe, otro por la esperanza y el último por la caridad».
«Siempre refresco el día con un buen traguito. Me lavo la cara con el agua del primer aguacero de mayo y no dejo de comer, aunque no tenga hambre», expresó el centenario.
Cuando le preguntaron qué cosa era Cuba para él, muy preciso respondió: «La patria sagrada». Nacido en una familia legendaria, los Cervantes Cervantes, en la que varios de sus hermanos superaron el siglo de vida, Pío no solo asegura que toca las claves y el tres en su grupo familiar, sino que, además, se esforzó por demostrarlo durante su cumpleaños.
Muchos abuelos como Pío gozan en el país de una ancianidad con no pocas garantías. Y ello alienta, más allá de las insatisfacciones que también preocupan, si tenemos en cuenta que para 2030 se estima que más del 30 por ciento de la población cubana sobrepase los 60 años.
De acuerdo con datos del Ministerio de Salud Pública, hoy la esperanza de vida en la Isla es de 78,45 años para ambos sexos.
Cuba quiere —y es propósito por el que se apuesta con proyectos y realizaciones concretas— que todos los ancianos puedan estar como Pío: «completo Camagüey».