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Crimen en Automotores Orletti

Un documental argentino devela pasajes de la historia de Crescencio Galañena y Jesús Cejas, dos cubanos asesinados como parte del Plan Cóndor

Autor:

Lisandra Gómez Guerra

SANCTI SPÍRITUS.— Crescencio Galañena y Jesús Cejas, custodios de la Embajada cubana en Argentina, caminaban por el cruce de las calles Arribeños y La Pampa, en el barrio de Barrancas de Belgrano, en esa nación latinoamericana, con la prisa propia de la juventud. Los frenazos en seco de varios carros y los estruendos de las puertas de los vehículos alertaron a quienes circulaban por la zona de que algo malo ocurría en la esquina.

Sin darles tiempo para nada, varios hombres vestidos de civil se abalanzaron sobre los dos cubanos, quienes ofrecieron resistencia. Tras varios golpes fueron introducidos de cabeza dentro de uno de los automóviles y trasladados a Automotores Orletti, en ese entonces, centro clandestino de detención, tortura y exterminio, gestado por el Plan Cóndor durante la última dictadura argentina (1976- 1983).

De ellos, poco se supo después. Con mentiras de una supuesta deserción intentaron manchar la historia de ambos jóvenes. testimonios anónimos aseguraron que fueron interrogados y torturados en Orletti. Pasados 36 años del 9 de agosto de 1976 una parte de la verdad afloró al mundo: se confirmó que los restos óseos encontrados dentro de un barril oxidado y con cemento en su interior, en un descampado frente al aeródromo de San Fernando, en las afueras de Buenos Aires, correspondían al yaguayajense Crescencio Nicomedes Galañena Hernández, asesinado a poco más de un mes de cumplir sus 27 primaveras.

Con lo que significó ese hallazgo —ocurrido por casualidad por un grupo de infantes que jugaban en la zona— para el movimiento argentino que busca a las personas aún desaparecidas durante esa época, comienza el documental Tramas del Plan Cóndor. Hallazgos de Automotores Orletti, del cineasta bonaerense Federico Palazzo, quien junto a su compañera Lucila Fliess, visitó Cuba para dar a conocer la memoria, la justicia y la verdad, una especie de lema que dirige su trabajo.

Los cineastas argentinos Lucila Fliess y Federico Palazzo.

Más allá de un corto

El material audiovisual, de 53 minutos de duración, producido por Revelarte TV, narra y reconstruye el proceso de investigación sobre los crímenes perpetrados en Automotores Orletti. Primeros y segundos planos desnudan testimonios de investigadores implicados en la búsqueda de los cuerpos, así como las historias de Macarena, hija del matrimonio de Marcelo Gelman y María Claudia García, víctimas, y de José Luis Bretazo, sobreviviente del lugar.

Cuando se conoció de la aparición de los restos de Crescencio, explica Palazzo aún emocionado a JR, encauzamos una minuciosa búsqueda en un área de alrededor de nueve hectáreas, a fin de encontrar otros restos.

«Su hallazgo impulsó el reinicio de las pesquisas, a pesar de ser un camino lleno de oscuridad. Crescencio nos provocó para que siguiéramos en la búsqueda, y hacia esa dirección va este documental. Nos corresponde reparar a las familias para que no sigan esperando, sin conocer la verdad», expresó en predios espirituanos el director del material.

Tras ese hallazgo accidental, se suscitaron inmediatamente dos más, los cuales revelaron la identidad de María Rosa Clemente, argentina, quien laboraba también en la Embajada cubana, y su compatriota, Ricardo Manuel González.

El equipo del producto comunicativo, realizado por Pedro Nadal García, nieto restituido 79 de las Abuelas de Plaza de mayo, y quien aún desconoce lo sucedido a su madre, protagonizó una búsqueda incesante hacia un pasado que duele, no solo en Argentina, sino en los países afectados por el Plan Cóndor, coordinación represiva de las dictaduras del Cono Sur y Estados Unidos, con el auspicio de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

En busca de la luz

Cada uno de los criterios recogidos y entrelazados por las técnicas cinematográficas le revela al espectador el complejo contexto de Argentina tras el golpe militar autodenominado Proceso de Reorganización Nacional. Durante esa época se sucedieron sistemáticos secuestros y torturas. Por ello, hubo muchas personas desaparecidas de diferentes países, al punto de que hoy se desconoce la cifra real.

Ejemplo de esa triste realidad, relata el material, se evidenció en el propio año 1976, cuando ocho barriles similares a los otros hallados en el 2012, flotaron en el canal de San Fernando. Los restos encontrados fueron sepultados en una fosa común.

Luego del fin de la dictadura, se impulsaron las investigaciones para reconocer las identidades, entre las que afloró la de Marcelo Gelman, hijo del poeta Juan Gelman, premio Cervantes 2007.

Al encontrar al yaguayajense Galañena, «el Negro», como todos le nombraban desde pequeño, se corroboró tras varios análisis que el introducir cadáveres en tanques de 55 galones repletos de cemento y sellados herméticamente, era una práctica sistemática y exclusiva de los represores que operaban en Orletti, un «supuesto e inocente taller», ubicado en la calle Venancio Flores, Buenos Aires, muy cerca de una escuela y del paso de la línea férrea.

En Orletti, según documentos encontrados y publicados en el cortometraje, estuvieron más de 120 personas prisioneras y de ellas cerca de 67 fueron asesinadas y desaparecidas. Hasta allí llegó la cámara, acompañada, por vez primera, de Macarena Gelman, quien no desiste de encontrar a su madre, ausente desde los 19 años.

Ella ayuda con su historia a recorrer las paredes mugrosas, con las huellas del dolor por la tortura, que esconden el triste pasado, aunque no encubren el sonido vecino de los infantes durante el receso, y el pito del tren. Ambos, los únicos signos de vida para quienes permanecieron prisioneros allí, según cuenta Bretazo, uno de los sobrevivientes, y quien por vez primera, decide presentarse frente a una cámara.

Con palabras que se mueven al compás del miedo que aún siente cuando recuerda sus 45 días en el centro, relata que procuraron que cada uno conociera de la existencia del otro, para si alguien sobrevivía, pudiera declarar.

Asegura, en una de las escenas más intimistas del corto, que sí supo de la presencia allí de dos cubanos porque expresaban constantemente la palabra «caballero», un término no utilizado en el vocabulario bonaerense.

Paralelo a esas historias, se regresa una y otra vez a Crescencio y Cejas, «Chuchi», un pinareño, quien en el momento del secuestro tenía 22 años. En todo momento, el documental anuncia que el último barril encontrado hasta ahora en San Fernando, tras el movimiento de tierra protagonizado por varios organismos como un equipo argentino de Antropología Forense, podía ser donde escondieron los restos del segundo cubano.

Ambos, de acuerdo con una reciente publicación firmada por la agencia estatal Infojus, fueron interrogados y torturados por los agentes de la CIA Michael Townley y Guillermo Novo Sampoll, terrorista de origen cubano. De esa manera, sus casos forman parte de la larga lista de atrocidades cometidas contra Cuba después del triunfo de la Revolución.

Minutos antes de concluir el documental, se demuestra todo el proceso de identificación realizado, que reveló la identidad de Cejas, en abril de 2013. Unos meses después, sus restos regresaron a la patria, tal y como sucedió un año antes con Galañena.

Con el segundo hallazgo se desmintió también lo publicado por la Associated Press, en 1976, al recibir un sobre sellado con las identificaciones de los cubanos secuestrados y un documento manuscrito, donde supuestamente explicaban que ambos decidían desertar de la misión «para gozar de la libertad del mundo occidental».

Regreso a los orígenes

En Sancti Spíritus, Federico Pallazzo aseguró que el verdadero final de su documental llegó cuando pudo entregárselo a los familiares de Galañena y Cejas.

«Al chocar con los ojos de ellos, entendí el porqué de esta profesión», confesó quien pretende inscribir el material en la próxima edición del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, en La Habana, a fin de que se conozca mucho más la memoria de gran parte de un continente.

Porque Tramas del Plan Cóndor. Hallazgos de Automotores Orletti, como él mismo resume, desnuda que la inhumanidad no reconoció fronteras, y que se mantiene vivo el anhelo por conocer el destino de todas las desaparecidas y los desaparecidos, y que se haga justicia.

 

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