Son jóvenes que saben que la vida precisa más que instinto. Y aunque su desempeño como líderes los ha llevado a adoptar responsabilidades de alto compromiso y entrega, han puesto una pausa a todo para luego echar a andar con nuevo ritmo. A su carácter y conocimientos naturales les suman hoy otros saberes aprendidos de las mejores fuentes y combinados con su vida cotidiana. A partir de ahora, mirarán su hacer con otros ojos. Porque la Escuela Superior del Partido Ñico López los está enseñando a guiar mejor.
Cincuenta y cinco años cumple el actual sistema de escuelas del Partido, centros de capacitación que Fidel diseñó en una noche llena de pensamiento colectivo. La Revolución estaba naciendo y se sabía que debía seguir adelante con fuerzas más preparadas. En más de cinco décadas, estas instituciones se han ido perfeccionando y extendiendo hacia las filiales provinciales y municipales.
Ello lo relata Jorge Hurtado Pérez, vicerrector primero de la Ñico López, quien resalta la labor de activistas y colaboradores voluntarios que se encargan de la instrucción en los municipios, en tiempos en que resulta aun más vital la preparación política de los líderes.
En la Escuela Superior existen cursos pre y posgrado. Hasta el año anterior se daba la Licenciatura en Estudios Socioculturales con perfil pedagógico. Quienes egresaban iban a las escuelas del Partido como profesores o a realizar trabajo político en otras instituciones, explica, y acentúa que este septiembre comenzaron en La Habana con una Licenciatura en Ciencias Sociales. Igualmente, señala que imparten varias maestrías y especialidades en las que han adquirido gran fortaleza, y se piensa que para el 2016 se inaugure el programa de estudios doctorales.
Luego de que el pasado año se adoptara la decisión de integrar las escuelas de preparación política al sistema del Partido para elevar preparación y aumentar racionalidad, los planteles de esta organización reciben dirigentes de todas las del sistema político. Además, han retomado la preparación de extranjeros.
En el centro hay tres departamentos: Ciencias de la Dirección, Ciencias Sociales y Relaciones Internacionales e Historia, ilustra. Dentro de esos grupos se organizan los cursos relacionados con las materias que imparten, e incluso se preparan algunos de corta duración para consejos de dirección de organismos de la administración central del Estado, empresas o cualquier otro interés que exista.
Siempre decimos que los cuadros no se hacen en la escuela. Aquí perfeccionan su preparación, pero realmente se forman en el bregar diario, comenta Hurtado, y añade que los programas se elaboran a partir de las necesidades de quienes participan, pues ellos defienden la construcción colectiva como una especie de pedagogía democrática en la que todos debaten y contribuyen con sus saberes.
Llegar, estar, cambiar…
Yannia Merino Escalona es primer teniente y labora en la jefatura provincial del Ministerio del Interior de Las Tunas. Cursa en la Ñico López la especialidad de Trabajo Político Ideológico, con duración de un curso escolar.
Comenta que la escuela le da herramientas para, con la preparación teórica, ejercer en la práctica los conocimientos, unidos a sus habilidades para la labor ideológica como secretaria de la UJC en su centro, pues debe «convencer, arrastrar a las masas y ser ejemplo personal. Ahora me doy cuenta de que hacía trabajo político ideológico sin saberlo.
«Voy a llegar al resto de las fuerzas y a tratar de convencer con argumentos sobre determinados temas en los que me he ido entrenando y que me permitirán dialogar con conocimientos sobre Economía Política, Filosofía, Relaciones Internacionales y otras materias cuya utilidad no identifiqué al principio, pero ya me he ido percatando de cómo ayudan en nuestra formación», dice y ratifica que en el caso de la juventud se hace más útil esta preparación en el contexto actual, en el que sigue siendo el sector más «bombardeado».
Gelquis Ricardo del Toro Pérez ha delegado por seis meses su cargo como primer secretario del Comité Municipal de la UJC en Bayamo, Granma, para venir a la Ñico López a cursar el diplomado en Dirección Política de la Sociedad. Sin embargo, desde ahora ya sabe que valió la pena porque, solo con hablar por teléfono con sus funcionarios, va demostrando que con preparación todo anda mejor.
«Aquí hacemos la práctica y cada trabajo conduce a revisar la realidad de tu municipio y a percatarte de cómo actuabas antes y del modo en que influyen las herramientas del curso en tu actual desempeño. El trabajo final persigue solucionar un problema de los que tienes en el territorio con los conocimientos que has adquirido», argumenta y señala que es un programa de estudio muy dinámico.
«Llegamos a la escuela de un modo y seremos otras personas cuando terminemos, pues adquirimos maneras de ir transformando. A veces uno se inicia en el trabajo sin toda la formación que hubiese hecho falta. Llevo 11 años como cuadro profesional de la Juventud y este es mi primer curso oficial dentro del entrenamiento que prepara la UJC. Me he ido formando a través de la práctica y la lectura de documentos rectores», apunta.
«A medida que vamos madurando, vemos el mundo de un modo muy práctico y cursos como este te ubican en la concepción teórica de cada cosa. La vida no es un azar, todo está montado sobre un sistema de conceptos y realidades que debemos utilizar en función de comprender y hacer comprender a quienes nos rodean.
«El diplomado nos permite ir formando el universo conceptual que está en torno al mundo práctico», resume Gelquis y recalca que hace falta estudiar y prepararse constantemente, saber escuchar y no temer al intercambio. Existen juventudes muy diversas y tenemos la alta responsabilidad de dialogar y dar nuestros elementos, no para vencer sino para intentar convencer. El diplomado también permite eso, comenta.
Enseñar a guiar
Leydis Cruz Herrera es profesora de Relaciones Internacionales y se desempeña como secretaria del comité de base. Es graduada del centro como parte de la idea de buscar profesores para la institución. Durante su adiestramiento laboró en escuelas municipales y provinciales y luego se integró a la Ñico López.
«El primer reto fue encontrarme tan joven con alumnos de edad y preparación mayor. Ello impuso la obligación de superarme porque sabía que me enfrentaría a personas de gran experiencia», expone y agrega que la ayudó la estrategia de la escuela de vincularlos con una organización para que sean capaces de ver cómo funciona todo en la práctica, entender las principales carencias que pueden existir en ese entorno y luego aplicarlo en la docencia.
«Relaciones Internacionales es una asignatura que va adecuándose a la realidad del mundo en ese momento y así se estructuran las clases más especializadas, de modo tal que cuando el dirigente se enfrente a una situación, sepa analizar por qué está ocurriendo y se apoye en los elementos que le proporcionamos sobre antecedentes de los conflictos y hasta predicciones de cuanto puede ocurrir», aduce.
Camila Solá Denis comenzará en enero a impartir clases de Filosofía, pues hace pocos meses se incorporó a la Escuela Superior, luego de graduarse de esta carrera en la Universidad de La Habana y pasar un tiempo en la Escuela de Cuadro de la UJC. Ella opina que esta materia puede dotar a los dirigentes de saberes teóricos que serán el pilar de su actuación en la práctica, basados en pensamientos de grandes pensadores como Marx, Engels y Lenin.
Si alguien sabe de la experiencia que aporta un centro «pegado» a la base, esa es Odalis Pérez Velázquez, pues enseña Relaciones Internacionales en la Escuela Provincial del Partido Capitán Orlando «Olo» Pantoja. Es graduada del sistema de escuelas y defiende la preparación integral que esta enseñanza le ha dado.
La joven profesora considera que la disciplina de Relaciones Internacionales tiene un largo camino por recorrer en aras de perfeccionar sus planes de estudio e intencionalidad. Hoy buscan métodos y técnicas más novedosas en cuanto a lo que el estudiante necesita, según su objeto social, para transformar en la práctica, asevera.
Nos habla también de la importancia de la interacción entre juventud y experiencia en los claustros de profesores, pues muchos llevan ya sus modos de hacer de la vieja escuela y ello permite a los jóvenes nutrirse y a la vez dar esa inyección de sangre nueva que se requiere.
Y, casi antes de irnos, «chocamos» con Susana Núñez Raventós, quien imparte Psicología y entiende de la importancia que tiene su materia para la preparación de los dirigentes.
«El programa de esta asignatura trabaja temas como cambio, liderazgo, personalidad y tratamos de dar los recursos que la materia ofrece para una mejor dirección política de la sociedad. Lo hacemos desde una docencia desarrolladora, que polemiza y se centra en la crítica, el trabajo en grupo, la escucha activa, la asertividad. Los alumnos siempre agradecen mucho estas clases y dicen que les sirven para su día a día», complementa la profesora.