Se tomaron todas las medidas posibles para que los participantes en el festival disfrutaran sanamente. Autor: Elvis Gil Domínguez Publicado: 21/09/2017 | 06:15 pm
De todas partes, fundamentalmente de los municipios y provincias más cercanas a Mayabeque, llegaron el fin de semana pasado cientos de jóvenes y otros no tanto, mochila en mano, y plantaron sus casas de campaña en la arena de la playa del litoral norte de Jibacoa.
Eran más de 25 000, según cálculos preliminares, y a pesar de las altas temperaturas y de compartir el mismo espacio, prevaleció, por encima de todo, la armonía y los deseos de disfrutar. Tres días duró la fiesta, considerada por muchos como «la mejor de Cuba» y conocida anteriormente como Rotilla.
La música, sobre todo la alternativa, no se detuvo en ningún momento en el Festival Verano en Jibacoa (que es el nombre actual de esta celebración) y los jóvenes bailaron al compás de ella con infinita alegría.
Ahí estuvieron Isis Flores, Karamba, Nube Roja, Wena Onda, Arnaldo y su Talismán, los hermanos David y Ernesto Blanco, Gitanos, y los raperos Primera Base, Cuentas Claras, Ethian y Bases Llenas, y Papa Flor. También los roqueros Zeus, Combat Noise y The Shepal, y en el escenario dedicado a la música electroacústica, que es la que caracteriza al festival, los Djs Xander Black, Ryan, Reitt y Thellus, Vazz Brothers, Diemen Duff y Eddy GT.
«Pasamos el año esperando este momento», expresó Julián, uno de los muchachos participantes. «Es la tercera vez que vengo y es superbueno estar aquí. Vienen artistas del más alto nivel y los mejores Djs. La gastronomía también es excelente. Hay para todos los bolsillos. Tenemos agua potable. Las pipas vienen todos los días y si alguien se siente mal se lo llevan en la ambulancia al policlínico más cercano».
Lo anterior fue confirmado por esta reportera luego de permanecer casi 15 horas entre los campistas, y recorrer los espacios habilitados para la ocasión.
Una fiesta con orden
Mucho ha cambiado este festival desde que lo organiza la Dirección Provincial de Cultura en Mayabeque con la colaboración del Ministerio de Cultura y el Instituto Cubano de la Música. Atrás quedaron los tiempos en que, según comentaron algunos bañistas, «todo era improvisado, se confundía libertad con libertinaje y, como resultado de la inmensa aglomeración de personas, el calor, la falta de agua y el consumo de alcohol, muchos jóvenes caían al suelo inconscientes y algunos hasta se ahogaban en la playa».
Se tomaron todas las medidas posibles para que el festival funcionara sin que nadie saliera lastimado y los participantes disfrutaran sanamente. De hecho, las bebidas fueron vendidas en pomos plásticos en lugar de en botellas de cristal para evitar posibles heridas. Se garantizó la iluminación del área durante las 72 horas, al tiempo que la Cruz Roja se mantuvo activada todo el tiempo.
Los realizadores del festival demostraron que no hay imposibles cuando existe voluntad y deseos de hacer las cosas bien. «Hace dos años que nos dieron esta tarea y desde entonces hemos tratado de convertir este evento en un espacio para la recreación sana», señaló Noel Soca García, presidente del Comité Organizador.
No obstante, aún tienen mucho trabajo por delante. Todo gira alrededor de la música y el baño cuando podrían, también, convocarse, por ejemplo, juegos de participación. El consumo de alcohol, en mi opinión, sigue siendo excesivo y prolifera la basura tanto en la playa como en la arena. Los pocos cestos habilitados para su recogida permanecían vacíos, pues la mayoría de las personas tiraba los desechos directamente al suelo, en el agua o en la arena.
Aun así, sería fabuloso que se crearan en otras provincias festivales como el de Jibacoa, de manera que nuestros jóvenes y la familia cuenten con otras opciones recreativas en los calurosos meses de verano.