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El fijador de una fábrica

Con la reanimación de la Planta Piloto de la facultad de química de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte y Loynaz, los estudiantes promueven la investigación científica, además del vínculo directo con la producción

Autor:

Yahily Hernández Porto

Camagüey. —Con la reapertura de la Planta Piloto de la Facultad de Química, de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte y Loynaz (UCIAL) se cumple un anhelado sueño de estudiantes y profesores.

Disponer como en los viejos tiempos de un espació fabril en el que los educandos y docentes desarrollen sus clases prácticas, y también produzcan bienes materiales, a la vez que participen de sus procesos productivos, es una realidad multiplicada más allá de las aulas.

«La mini—industria, como se le conoce en todo el recinto universitario, funciona actualmente gracias al empeño y voluntad de la dirección de nuestro centro, que se ha propuesto rescatarla con la participación de todos en la facultad», explicó el doctor en ciencia, Luisa Matos Mosqueda, jefa del departamento de Ingeniería Química.

La fábrica —insistió—, permite desde la práctica productiva y científica el desarrollo de trabajos de diplomas, prácticas labores e investigaciones conjuntas con empresas y centros productivos del territorio.

Agregó como su puesta en marcha ha permitido la innovación técnica de profesores y de estudiantes a través del movimiento de las BTJ, «se han recuperado varios equipos en desusos de nuestra fábrica, y de otras industrias de la provincia», añadió.

Actualmente la «mini—industria» trabaja desde la investigación en la producción láctea y otros productos alimenticios como refresco, cerveza, malta, conservas y vegetales, que responden a tesis de pregrado y posgrado.

Y como si fuera poco unos 80 estudiantes de la especialidad de licenciatura en Ciencia Alimentaria y otros 90 de Ingeniería Química han desarrollado sus prácticas laborales dentro de la planta.

«No hay nada más reconfortante que experimentar los procesos productivos de los alimentos y valorar su calidad final», dijo el joven Osvaldo Nápoles Abreu, quien estudia el quinto año de Licenciatura en Ciencia Alimentaria.

«La fábrica tiene un fijador que hala a todos los estudiantes para aprender de ella», acentuó Nápoles, quien desarrolla, con la asistencia de los profesores, su trabajo de diploma en la elaboración de leche en polvo a partir de la leche de cabra.

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