Roberto Álvarez Pereira (a la izquierda) y Erick Ballesteros Siso examinan la botija encontrada en el Laberinto de Doce Leguas, al sur de Ciego de Ávila. Autor: Luis Raúl Vázquez Muñoz Publicado: 21/09/2017 | 05:24 pm
JÚCARO, Ciego de Ávila.— Las posibilidades arqueológicas en el archipiélago Jardines de la Reina, donde se presume la existencia de al menos tres embarcaciones hundidas, se confirmaron con el descubrimiento de una botija de cerámica, recipiente muy usado en el comercio entre España y América hasta mediados del siglo XIX.
Erick Ballesteros Siso, patrón de la Marina Marlín Azulmar, realizó el hallazgo al fondear su embarcación ante playa Anclita, un litoral del Laberinto de Doce Leguas, formación de islotes que integran el archipiélago Jardines de la Reina, a unas 48 millas del poblado de Júcaro, al sur de la provincia de Ciego de Ávila.
«Revisaba el anclaje del barco y enseguida la descubrí. Estaba a unos dos metros del ancla; al parecer la punta y la cadena, junto con las corrientes, provocaron que el recipiente fuera desenterrado».
Roberto Álvarez Pereira, arqueólogo del Centro Provincial de Patrimonio Cultural, informó que el objeto se encuentra cubierto de adherencias marinas que por el momento impiden visualizar las marcas del fabricante, entre otros detalles que se evaluarán en próximos estudios.
Aun así el examen inicial de sus formas indica que la botija corresponde a una jarra de aceite hispánica, cuyo modelo fue concebido entre 1780 y 1850. Álvarez Pereira señaló que el descubrimiento permitirá establecer la relación con otros datos históricos, además de evaluar el potencial arqueológico de la zona, en la que se tiene conciencia de que seguirán apareciendo nuevas evidencias de rutas de comercio y naufragios.
Precisamente el punto donde se encontró el recipiente forma parte de la ruta usada por los veleros en el comercio con Júcaro, abierto como puerto ante el desarrollo de dos ingenios azucareros, el Resurrección y el Soledad, entre otras causas.
Las jarras de aceite hispánicas —más conocidas como botijas— poseen una larga evolución, que abarca desde el siglo XVI hasta la primera mitad del XIX. Entre otros sitios arqueológicos, en Cuba se ha encontrado este tipo de vasijas durante excavaciones en edificaciones religiosas del centro histórico de La Habana.