Niños cubanos jugando. Autor: Kaloian Santos Cabrera Publicado: 21/09/2017 | 05:12 pm
Habanastation, la película cubana que ahora se exhibe en salas de cine de todo el país y que dialoga sobre la amistad entre dos niños en estos tiempos convulsos y modernos en que vivimos, me hizo rememorar con nostalgia mi época de «vejigo».
Era harto feliz. Para divertirme no necesitaba de una PlayStation, ni de un MP3 y mucho menos una computadora. Mi universo durante julio y agosto eran mi barrio, el río y el campito de pelota de la escuela. «Mataperreaba» con mis amiguitos y me la pasaba jugando al escondite, a las bolas, montando chivichana o empinando papalotes. Con los integrantes de la pandilla no chateaba, sino que nos buscábamos de casa en casa y, de paso, merendábamos en alguna. Éramos como los mosqueteros de Alejandro Dumas: Uno para todos y todos para uno.
La hora final llegaba cuando oscurecía y mi mamá no me llamaba al celular, sino gritaba: ¡Kalo, a bañarse, que por hoy se acabó lo que se daba!